❄Miedo a perder❄
28 de febrero de 2019
¿Cómo comenzar esta historia?
Algunas comienzan con había una vez, otras con una conversación que deriva toda la trama y cómo develarla, algunas empiezan casi desde el nacimiento del personaje, donde todo empezó a ir mal, otras tan sólo con un café, pero la mía...
¿Cómo relatas algo que no tuvo tiempo de comenzar realmente?
Creo que eso sería un buen inicio para esta historia.
Catástrofe sería el nombre correcto para referirse a mí en estos momentos. Mi cabello azul eléctrico está enredado desde la mitad hasta las puntas pareciendo unas "bonitas" rastas, mi cara está hinchada y roja, como si hubiera dormido sobre ella toda la noche (y así fue), mis manos siempre arregladas parecen un desastre, el esmalte negro siempre uniforme está regado en motas desteñidas, mis pies están descalzos, agrietados y creo que desde hace unas tres cuadras sangran, mi vestimenta... es algo cómica, traigo puesta mi pijama de Stitch de peluchito (sí de esas que se usan en tiempos de frío, tampoco es como si viviera en los trópicos o algo parecido) con la capucha cubriendo un poco mi cabeza. No es como que cuando te da un ataque de histeria te prepares para el ¿oh sí?
He corrido desde hace como seis cuadras, y el dolor físico aún no acaba con el interno, más aún con la culpa. Las lágrimas inundan mis ojos de nuevo justo cuando paso frente a un espejo cerca de un edificio, de verdad me veo fatal, y yo que criticaba a las chicas de los dramas, mi imagen en este espejo me hace volver atrás.
*Flashback*
Lo único que se oye en el largo pasillo hacia la cafetería son las pisadas de mis choclos, la cafetería es como una especie de cabaña entre árboles que le da un toque más cálido a la escuela, arrastro mis pies con la pereza con la que acostumbro a cargar, y vislumbro la melena sin identidad de Farid, uno de mis mejores amigos, en la fila de la comida, alza la mano en forma de saludo y me acerco a él, y lo abrazo, recargando mi cabeza entre su hombro y cuello.
―Bien, ya empezaron a dolerme hasta los isquiones, gracias a ti.
―No seas exagerado Farid.
― ¿Môi? ―se lleva una mano al pecho y pone cara de ofendido― pero es que no es exageración cariño, te tardas como mil años.
―Solo porque quería organizar bien mi mochila―replico y bufo.
―Corrección, organizar Narnia.
― ¡Hey! Si sigues así no te voy a invitar a jugar con el león.
― ¿Para qué quisiera jugar con el león si tengo a la Reina Blanca como amiga? ―lo golpeo en el hombro y ríe cubriéndose de mi ataque con sus manos.
―Eres un pesado.
―Y tú la Reina Blanca.
―Cállate ―digo en tono exagerado sin poder evitar reír.
―Perdona cariño, pero iré a buscar asiento, ¿está bien?
―Adelante caballero ―me río.
Sigo en mi larga espera, hasta que siento una presencia a mi lado y sonrío. Amaury es la personificación de algún Dios Griego, es alto y de tes muy blanca, su cabello pelirrojo y ojos verdes te dan cierta calidez, aunque eso no quita que no termina de satisfacer mis estándares.
―Hola bonita― dice con ese tono aguardientoso que le sienta tan bien.
―Hola.
― ¿Qué harás el fin de semana?
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Miedos
Teen FictionA ella le faltaba amor, él tenía mucho para dar, lo que faltaba era tiempo.