CAPITULO 29

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 27 de julio de 2020

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 27 de julio de 2020

Hoy es el día, desde que salió el sol las cosas no han ido nada bien.

El primer problema del día: Ana no encuentra su cuaderno de poemas.

Donde ha andado respirando corazones se olvidó por completo de ese cuaderno. Me estresa ver como pierde su tiempo poniendo la casa de cabeza, en ningún lado va a encontrarlo. Ansió por ver la cara que pondrá cuando descubra que su "chico del sombrero" lo tiene y le robo uno de sus poemas.

Bryan me estresa aún más, desde hace rato no deja de golpear el escritorio con sus dedos. Sus nervios solo me confirman que todo el caos está por venir.

─Ábrelo después de contestar las primeras cinco preguntas ─le dice al oído. Veo como le mete un papel a la bolsa de la chamarra.

Deben de ser las respuestas del examen. Ese chico, ahhhhg. Necesito otra pelota anti-estrés. Ana se ve muy confiada, se preparó como nadie para ese examen. La mirada de Barth hacia ella me preocupa mucho, me provoca ansiedad ver todo esto.

Al llegar a la séptima pregunta saca el papel que le dio Juan Pablo, se pone pálida al ver que son las respuestas. Me tranquilizo al ver que dobla el papel y se lo guarda en el zapato, eso no me parece buena idea.

Bryan luce muy preocupado. Hoy su ángel va a caer.

Mi ángel responde cada pregunta con seguridad. Al terminar entrega el examen, sale corriendo al baño y confirma lo deshonesto que es su "chico con aroma a vainilla". Su cara de desilusión y decepción me duele, hasta acá escucho como se rompe una parte de su corazón.

─¿Ana Evans? ─inquiere la que creo que es la secretaria de la directora.

─Sí, soy yo.

─Se solicita que se presente en la oficina de la directora.

Oh no, esto no me gusta para nada.

Le lanzo a Bryan una mirada con recelo, no puedo evitar no estar enojado. No se atreve a verme, pero sé que siente mi mirada. Si por culpa de ese chico, Ana se mete en problemas, ambos me la van a pagar. Ya los he aguantado muchos días.

Al entrar a la oficina no me sorprende para nada ver a Juan Pablo. De mi escritorio busco lo que sea, tomo una hoja de papel y la hago bolita, la aprieto para controlar mis ansias. Tener enfrente de mí al superior de ese chico solo me enloquece más.

─Los mande llamar por algo que ha sucedido. Quiero que vean esto.

Le entrega a Ana dos carpetas, me quedo con la boca abierta al ver de qué se trata. ¡Al fin! ¡Gracias, Dios, gracias! Qué casualidad que el chico haya entregado el mismo poema que Ana entrego, teniendo tantos escogió el que lo destruirá.

─Yo... no. No lo entiendo.

─Si los mande llamar es porque los dos poemas son iguales y quisiera saber si trabajaron juntos. ¿Fue así?

Entre tu Corazón y el Mío     LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora