<<Tengo que hacer algo.>>
Merodeaba por mi habitación como un león enjaulado, respirando agitamentemente y con un dolor de cabeza de otro mundo. Raven me había dejado sola, y había vuelto a la sala con Corbin o Madness o ya no sabía. ¿Cómo podía dormir?
Madness estaba justo ahí en mi sala....
Ese afirmación hizo que mi sangre se enfriará con puro miedo, él estaba en mi apartamento, hablando con mi hermana. Era él, estaba segura; vi cómo le cambiaban los ojos. No estaba alucinando, me negaba a creer eso. No me importaba si Raven pensaba que estaba loca. No permitiría que Madness la lastimara, imaginario o no, Raven era mi única familia.
Me sostuve la frente y dejé salir un largo suspiro de frustración. ¿Qué se suponía que debía hacer? Comencé a morderme las uñas. Era tan difícil pensar, tenía que calmarme. Dejé de caminar como loca y me quedé quieta. Quizas debía salir de aquí y no dejarlos solos, pero ¿cómo? Raven culparía la fiebre de nuevo.
Alucinaciones...
El dolor que había sentido cuando Madness me marcó había sido real. Eso era imposible de imaginar. Entonces, ¿por qué Raven no me creía? ¿Madness le había lavado el cerebro o algo así? Después de todo lo que había presenciado, no parecía una idea tan extraña que pudiera hacerle eso. Mi respiración se volvió visible al dejar mi boca, ¿por qué estaba tan frío? Me había asegurado de encender la calefacción. Me abracé, frotándome los brazos con las manos para entrar en calor. Aún tenía fiebre.
Despues de un rato de silencio absoluto, decidí salir, tenía que cuidar a mi hermana. Caminé por el pasillo y pasé al lado de un espejo de cuerpo completo. Con el rabillo del ojo me pareció ver algo moverse dentro del espejo y me detuve en seco. Tragué con dificultad para mirar mi reflejo y no había nada.
Solo mi cuerpo cubierto por una un pijama blanca corta que no cubría mucho. Volví a mi habitación para cambiarme, si había que luchar, no lo haría en estos trapos mínimos, ademas, mi apartamento estaba helado. Me puse una sudadera con capucha, un par de vaqueros desgastados oscuros y metí los pies en el calor de mis zapatos. Sintiéndome un poco más caliente, salí de mi habitación una vez más.
Cuando llegué al final del pasillo, giré a la derecha en dirección a la sala de estar. Un pequeño grito me congeló.
Raven.
Corrí a la sala de estar. Sólo podía ver la espalda ancha de Corbin y sus hombros desde donde estaba de pie; estaba encima de mi hermana en el sofá.
No...
Me apresuré hacia el con largas zancadas y le agarré del hombro.
—¡Déjala! —grité, tirando de él hacia atrás. Corbin se cayó del sofá, aterrizando con un sonido apagado por la alfombra en el suelo. Raven se enderezó, y me dio una mirada extrañada.
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Insania
HorrorTodos cargamos con un poco de locura dentro de nosotros. Y es esa irracionalidad la que lo alimenta, la que dibuja una sonrisa que muestra sus dientes afilados y listos para romper piel y destilar sangre. Él puede olfatear la locura en tu alma como...