"YO LO SUPE ANTES"

Capítulo 24: ALLANANDO TERRENOS

"YO LO SUPE ANTES"
Capítulo 24: ALLANANDO TERRENOS
Por: Limna Soto

La tetera cumplió con su labor. En unos minutos fue audible que el agua para la segunda ronda de té estaba lista, y los presentes seguían hablando y tramando qué harían esa semana. Los ánimos habían cambiado totalmente. No dejaba de haber cordialidad y extremo respeto a la hora de dirigirse a la mayor de las mujeres, pero la tensión se había disipado casi en su totalidad.

— Sería bueno que el miércoles que van al corporativo, fueran con el abogado y preguntarán qué tanto ha avanzado el proceso. Tengo entendido que William pidió agilizarlo y priorizarlo. Para mi no era lo más conveniente; pero el y George quisieron adelantarse para que yo no pusiera eso como obstáculo a su relación. ¡Bah! ¡Cómo si yo no supiera en qué consistió tu adopción! — Dijo con sarcasmo la abuela.

— Pero... usted me lo acaba de decir allá adentro. ¡Qué sería un escándalo! — Respondió Candy muy contrariada.

— ¡Y un escándalo será! No tengo duda. Pero no por lo legal y lo moral, sino porque no se hará lo que el Clan está acostumbrado a ver. Cuando yo le hablaba a William de una lista de señoritas solteras, es justo porque eran las que el Consejo proponía: hijas, sobrinas, o nietas. Ya te lo dije: alianzas convenientes para todos. Una vez que vean que no sucederá así, es real, habrá algunos ofendidos y se irán. Pero el obstinado de mi sobrino ya lo dijo: "que se vaya el que así lo quiera". Lo cierto es que no es nada ilegal ni amoral. Tengo en mi archivo aquella carta donde el Tío Abuelo me anunció su decisión de adoptarte como "una hija de los Ardlay", lo cual indicaba que estarías bajo nuestra tutela, nada más. Yo le dejé muy claro a mi sobrino que hacerte parte de la familia era un capricho y una tremenda falta de juicio, pues él no tenía edad para criar a una adolescente, y por supuesto, que tampoco esperara que yo lo hiciere. Lo siento, pero además de ciertos detalles que sabía de ti, esta anciana ya tenía demasiadas obligaciones con los otros tres jóvenes que resultaron ser tus reacios defensores. Así que acordamos que como familia sólo apoyaríamos tu educación y sustento hasta que tuvieras tu mayoría de edad. Y tengo entendido que así se ha asegurado de hacerlo, ¿no es verdad?

— Absolutamente. Por más que yo juraba haber renunciado al apellido, o que por alguna razón creía que la familia me habría repudiado, siempre aparecía George con una carta y alguna mesada, y de algún modo me convencía para acceder a lo que el Tío Abuelo había dispuesto para mi. Siempre excepto estos últimos años que nos desconectamos mutuamente: él buscando a William y yo cuidando a Albert... — contestó Candy, encogiéndose de hombros —. Pero si, en eso tiene mucha razón, yo soy una Ardlay; aunque no propiamente una miembro de la familia como tal... Entonces, hace rato que me habló de que soy "hija adoptiva", ¿era algo capcioso? — miró con los ojos entrecerrados a la Tía.

— Candice, Candice... no soy hasta ahorita la Matriarca por pecar de inocente. Siendo franca, para mi eso era como un "as bajo la manga" para ver qué tan consciente estás tú de lo que pudiera venirse encima con esta relación, y sobre todo, qué tan dispuesta estás a aferrarte a mi sobrino. Pero ya que lo veo en tus ojos y lo escuche en tus palabras, que haga o diga lo que sea ustedes harán funcionar lo suyo, pues ya no tiene caso usar ese argumento que finalmente el abogado iba a tirar por la borda —. Todos se quedaron en silencio —. No se espanten, no soy malvada; pero si debo usar algunas armas para asegurarme de la felicidad de mis sobrinos, lo haré. Por supuesto que a William no le gustará saberlo; pero yo sé que a la vez le encantará enterarse de que su novia no se dejó entrampar, ¿no les parece? A mi sí me ha sido muy satisfactorio ver cómo has madurado, Candice... Quizá me sigas causando migraña; pero tienes mucha verdad en tus palabras y eso me da esperanza respecto al papel que en un futuro te toque desempeñar...