"YO LO SUPE ANTES"
Capítulo 7: Cerrando La Ventana Al Pasado
Por: Limna SotoLos personajes no me pertenecen.
— ¡Lo que la gente dice de ti, no es lo que te define, Candice White! ¿Entendiste? — se decía Candy a sí misma mientras peinaba su cabello, una mañana que Albert se fue a trabajar y ella se quedó aquí, argumentando que entraría un poco más tarde que de costumbre. — Una licencia de enfermera te facilita las cosas; pero no tenerla no las hace imposibles. Así que... pecho erguido, frente en alto, paso derecho, y ¡a buscar trabajo con toda la actitud! ¡Siento que estás muy cerca de encontrarlo! Ya alcanzo a percibir el olor a cloroformo y hasta creo escuchar el goteo del suero... Sí, estoy a nada de conseguir mi nuevo empleo... — dijo convencida, empuñando su mano como en señal de victoria viéndose en el espejo, y salía muy decidida.
Tenía unos 15 días fingiendo que salía rumbo al hospital. Le pesaba tanto no contarle la verdad a Albert; pero según el doctor Martin, Albert estaba muy próximo a recobrar su memoria, así que no quería preocuparlo y sumarle dolores de cabeza a los que de por sí tendría muy pronto, según el diagnóstico del "ex charlatán". Pero cuando solía preguntarle a Albert sobre esto, la respuesta siempre era negativa...
— Albert... ¿has ido a ver al doctor Martin?
— Sí... tal como quedamos, voy cada tercer día. Y no... no hay novedad. De mi pasado puedo decirte lo mismo que Sócrates: "Yo solo sé que no sé nada"... ji, ji, ji — se reía de él mismo.
— Bueno, bueno, ya lo sabrás. Y por favor, avísame cualquier extraña sensación que tengas ¿si? Aunque el Doctor Martin sea el médico profesional, nadie conoce mejor a su paciente que su propia enfermera, especialmente si es su única y personal enfermera, como yo contigo — le guiñaba coquetamente el ojo. Sí, "coquetamente" en un acto del que estoy más que seguro de que ella no se percataba. Era propio de su personalidad ser espontánea. Pero desde hacía unos días se mostraba muy expresiva y cariñosa con Albert; y él estaba sorprendido, pero gustoso.
— Lo sé, Candy... y con tan dulce enfermera ¡ni ganas dan de recuperarse!
— ¿Cómo dices? — espetó ella, como queriendo confirmar lo que había escuchado, y se acercó a él para quitar meticulosamente una pelusa que alcanzó a divisar en su ropa.
— ¡Qué con tan dulce enfermera cómo no va uno a recuperarse! Eso dije... — Albert corrigió su expresión lo mejor que pudo, pensando que habiendo sido tan explícito, ella pudiera incomodarse.
— Mh... eso creí escuchar — le dijo mientras "planchaba" con sus manos la camisa que él llevaba puesta.
— Bien, Candy, me voy. Regresaré un poco más tarde, No vayas a preocuparte...
— Cuídate, Albert... — lo despidió dándole un beso en la mejilla, que de hecho muy apenas lo alcanzaba. El hombre de verdad era muy alto... ¿o ella muy petite? Por supuesto, él correspondió al gesto con gusto. ¡Faltaba más!
Ella se quedó viéndolo por la ventana. Y entonces empezó un monólogo lleno de ansiedad... uno muy parecido al que ya había tenido cierta "personita" aquí mismo, justo en ese lugar... corrijo, aquella vez era una "personota"
— Ruego a Dios porque Albert pronto recupere sus recuerdos. Cada día lo noto menos preocupado por eso, pero estoy segura de que en sus momentos de sosiego, algo de él ansía conocer quién era, qué hacía, cuáles son sus apellidos, dónde está su familia... eso es lo más probable. — Giró su cuerpo hacia el interior del cuarto, y caminó al sofá. — No obstante... si él empieza a recordar, si descubre que era feliz viajando de aquí a allá, ¡entonces me va a dejar! Y entonces me quedaré sola, ¡de nuevo! Vaya! ¡Qué inconveniencia! Llevamos mucho tiempo juntos, hemos compartido tantas cosas, logramos ser un muy buen equipo... ¿qué será de mi cuando se vaya? Una cosa es haber terminado con una ilusión, y haberla superado; pero otra muy distinta es separarme de él... ¡De eso no veo cómo pudiera reponerme! ¿Quién me esperará cada día en casa? ¿Quién leerá conmigo? ¿Quién paseará conmigo? ¿Quién velará mis sueños? ¿Quién escuchará mis penas? ¿Quién me abrazará si tengo frío? No, por favor, no quiero perderlo. ¡No a él! — esa jovencita lloraba desconsoladamente, mientras desahogaba sus temores en voz alta. Limpió sus lágrimas y continuó. — No debo ser tan egoísta, y es ahora, con Albert, que no puedo evitarlo. Ay Dios... qué estoy diciendo! ¡Ubícate, Candice White!
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"YO LO SUPE ANTES"
FanfictionEllos creen que sus sentimientos están muy bien escondidos, pero no saben que hay un fiel admirador de su amor. Participación para un Concurso.