"YO LO SUPE ANTES"
Capítulo 13: DENTRO Y FUERA DE MIS PUERTAS
Por: Limna SotoSabes que una siesta ha sido placentera y reparadora cuando ha transcurrido un tiempo considerable antes de que la persona despierte, o bien, cuando a pesar de ser corta, el sueño ha sido muy profundo, lo suficiente como para no haberse dado cuenta de lo que sucedía alrededor. Y entonces, tal cual un bebé, abre los ojos muy apenas, estira sus manos y pies, y esboza una sonrisa gigante de satisfacción... ¡Vaya si sabré de siestas! He visto a tantas personas tomarlas, que tengo presente perfectamente sus rituales al despertar.
Esta vez no es la excepción. Pasaron un par de horas y Candy empezó a moverse graciosamente como muy complacida con su sueño. Empezó a abrir los ojos muy pesarosa, abrazó la almohada que Albert le había dejado contigua, aspiró fuerte y despertó abrupta:
— ¡Albert, Albert! ¿Dónde estás? — por supuesto no hubo respuesta pues el chico aún no regresaba. — ¡Vaya truco! Yo pensando que estaba abrazándote y resulta que era una acogedora almohada! ¿A dónde habrás ido? Descansaste casi nada... — abrazó de nuevo el objeto, y dijo: — Mmmm, qué rico aroma se desprende de tu manta y cabecera. ¡Huele a perfume costoso! No sé mucho de eso, pero de repente en el hospital los médicos traían algunas distintivas fragancias parisinas, y el mismo Archie de pronto huele a algo así. Já, pobre de mi Albert... ¡de dónde podría sacar para esas finas adquisiciones! — ¿Le digo yo, o le dicen ustedes? Al fin se levantó muy decidida. — ¡Tengo una idea! Vamos Candice White... haz algo especial para Albert.
Se paró de la cama, fue y se lavó el rostro para despabilarse, y entonces se puso a buscar un ... ¿libro? ¿Qué novedad sería para Albert hallarla leyendo? ¡Va! Supuse que otra cosa pensaría para procurar que este buen hombre se olvidara por completo de su impropio comentario. Aunque quizá soy más rencoroso yo, y él tan solo lo pasó por alto o justificó. La verdad es que Albert disimula muchísimo muy bien lo que siente.
— ¡Perfecto! ¡Aquí esta! Ya verás, Albert... Estas obras culinarias no las haré por nadie ni para nadie más que para ti. Tengo qué mostrarte lo especial que eres, y el lugar que ocupas en mi mente y corazón. Tengo que pedirte perdón por hacerte sentir mal y demostrarte lo que representas para mi. Vi que con lo que hice te desubiqué; pero con lo que dije... lo que dije fue una tontería, y te lastimé. ¡Eso es lo último que hubiera querido! Mejor dicho, ¡eso nunca lo hubiera querido! Ash... ¡qué desatinada soy a veces! — ¿"a veces"? Jejejeje, es broma, caray. La chica es demasiado espontánea, nada más.
Entonces la vi sentarse en el comedor. Leyó la nota de Albert, y sonrió. Abrió el libro que había tomado, y pude darme cuenta de que era un Recetario. Si, ella había decidido sorprender al rubio con un suculento platillo. Puso a cocer unas verduras, y a sofreír una carne. Todo parecía ir saliendo demasiado bien...
— ¡Rayos! ¡Se ha terminado la pimienta! Le pediré a la señora Gloria... ella debe tener y seguro no me la niega. — Y salió a prisa a su objetivo.
Apenas cerró la puerta, y ahí afuera estaba ya la casera.
— Qué bien que sales sin llamarte, Candy. Necesito hablar contigo urgentemente.
— ¿Conmigo? ¿De urgencia? ¡Dígame, Señora Gloria! — Dijo muy sonriente, recordando que ocupaba pedirle una favor a la casera, y eso ameritaba que ella se pusiera muy amable a escuchar lo que le fuera a decir.
— Creo que será mejor hablar de una vez y directamente, antes de que esto se agrave...
— ¿"Se agrave"? ¿Qué sucede? Vamos a corriente con los pagos y servicios, ¿verdad? — preguntó una muy desconcertada Candy.
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"YO LO SUPE ANTES"
FanfictionEllos creen que sus sentimientos están muy bien escondidos, pero no saben que hay un fiel admirador de su amor. Participación para un Concurso.