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Toda la historia será narrada por la escritora.

El criminal más temible del mundo, sobre todo, de Corea del Sur, es un chico con una infancia perturbadora y preocupante. El detective Lee Felix está dándolo todo tratando de buscarlo y tenerlo tras las rejas, él trabaja desde Australia, envía formatos así como también los recibe. Pronto eso acabaría pues su vuelo a Corea se acerca pero mientras tanto, ¿Por qué no seguir con su búsqueda mientras espera que el día de su vuelo llegue?

No es nada divertido tratar con personas desconocidas y peligrosas en un cuarto sin protección. El detective JiSung trata de ayudar a Felix enviándole información de Corea a Australia. Le ayuda con todo lo que puede y hasta con lo que no. Un gran amigo, sin duda.

Bang Chan es el detective que menos presiona a la gente para que le den información o trabajo, quiere paz y que todo esté bien. Así que el trabajo en el que está ahora, le favorece bastante y le combina bien a su estilo. "¡Bang Chan!", gritó un chico desconocido desde la ventana de un auto, estaba siendo seductor porque sabía información del chico. "Sube ahora", mostró su arma.

"¿Qué es lo que quieren?", intentó calmarse a sí mismo entrando al auto. 

"Te llevaré con el jefe, no sé que hará contigo pero te quiere ahora", el chico le ordenó a su chófer que comenzara a conducir. "Vaya esos músculos ayudarán en algo, créeme, no te arrepentirás y si lo haces... Bueno", sacó su arma del bolsillo.

"Ya entendí", ladeó los ojos, ese chico comenzaba a hartarlo. Bang Chan se preocupó mucho cuando miró como la caravana entraba a la enorme mansión del mafioso.

"Baja, pero si intentas hacer algo, ya verás", mostró su puño.

Christopher Bang entró a la oficina de el jefe intentando bloquear sus malos pensamientos. "No te pongas tenso Bang Chan", sonrió el jefe. "Así como soy de malo soy de bueno", entrelazó sus manos mientras le miraba. "Toma asiento", Chan se acercó a este tímidamente tratando de no desmayarse por el camino.

"Sólo habla, supongo que este es mi último día de vida", soltó cuando su trasero tocó el asiento.

"Cielos, actúas igual que MinHo cuando lo llamé", Changbin sonrió ladino, Chan conocía aquel nombre. "No quiero matarte, sólo quiero que trabajes para mí", sonrió, su sonrisa ya no se iba.

"¿Es una broma?", Chan le miró con asco. "¿Verdad?", tragó duro.

"No, es de verdad, ayudarías mucho, sé que tienes mucha información sobre mí y sólo quiero que te deshagas de ella y trabajes para mí", su postura cambió un poco.

"¿Qué pasa si no quiero hacerlo?", levantó la barbilla mirándose tan sensual que el mismo jefe tuvo que carraspear.

"Oh, no, aún no termino de decirte las ventajas. La primera es que te pagaré, te daré todo lo que me pidas incluso chicas o chicos, no lo sé, para que te diviertas", sirvió whisky en un vaso de vidrio.

"Me gustan ambos", observó como colocaba hielos en su bebida.

"Oh, perfecto, así también es MinHo. No te preocupes por eso, no tengo ningún problema, no hay que poner excusas, sólo acepta. Te daré tiempo, por ahora ve a disfrutar de la fiesta", sonrió.

"No, no quiero estar en una fiesta", su semblante comenzó a tomar confianza.

"Pero hay chicos y chicas bailando, quien sabe tal vez lo pasas muy bien hoy, vamos no te odies, es sólo una fiesta", animó recargando su cuerpo en su cómoda silla.

Chan permaneció sentado lejos de las personas que pasaban y prometió no ingerir bebidas que estos le dieran u ofrecieran, estaba pensando en MinHo, porque había un chico que se llamaba igual en la fiscalía y que por desgracia desapareció.

En Australia un chico preocupado porque Chan no le respondía se encontraba. La señora Lee entró a la oficina de su hijo. "Cariño", sonrió.

"¿Si, mamá?", dejó de pasar el hilo rojo por el pizarrón para tachuelas.

"Debes estar muy agotado ¿No?", se sentó en una de las sillas de el escritorio de su hijo.

"Si, lo estoy, pero así es mi trabajo", sonrió cansado, a pesar de eso su sonrisa era tan sincera. 

"¿Aún no tienes el rostro de la persona que ocasionó todo el revuelo en el centro comercial de Corea?", cuestionó mirando la cartelera.

"No, yo no conozco el rostro de el mafioso de Corea, pero planeo hacerlo cuando vaya hacia allá", se sentó bebiendo de su té.

"Oh, acerca de tu vuelo", su semblante cambió al instante.

"Si, dime", le observó preocupado.

"Ahm, sólo cuídate mucho. No te metas en problemas y siempre llámame cuando vayas a dormir", colocó sus manos en sus piernas.

"Claro que lo haré", sonrió.

"Tu vuelo es el lunes a las cinco en punto", mostró el boleto.

"Vaya, gracias mamá", sonrió acercándose a abrazarle.

Los días en Australia son soleados y para pasarla en familia, sin duda la señora Lee daría todo por que Felix deje ese peligroso trabajo.

Los días en Australia son soleados y para pasarla en familia, sin duda la señora Lee daría todo por que Felix deje ese peligroso trabajo

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Criminal [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora