III

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Toda la historia será narrada por la escritora.

Felix despertó odiándose a mil por quedarse dormido en momentos como estos, triste se levantó mirando como las tres en punto se llegaron, se bañó y por primera vez en dos días salió de su habitación-oficina.

"Cariño, deberías empacar", la señora Lee entró a la habitación de su hijo. "Oh, ¿Cariño? ¿Dónde estás?", se preocupó.

"¡En la cocina mamá!", gritó Felix desde ese lugar.

"Voy para allá", caminó con una sonrisa encontrando al pecosito preparando su ¿Desayuno?

"¿Dónde está papá?", preguntó mordiendo de la tostada.

"Está trabajando", respondió.

"Cierto, bueno comeré un poco y luego iré a empacar", sonrió.

"Me parece bien, cariño", se sentó cuidadosamente, Felix le miró y se acercó.

"¿Cómo va Rachel con su violento novio?", preguntó mordiendo nuevamente su tostada con mantequilla.

"Ah, por favor, sólo es violencia su "amor", hizo comillas. "No es nada más que cosas malas. Me preocupa", su tono de voz cambió.

"Lo sé mamá, a todos nos preocupa", la miró sonriendo. "Pero tienes que dejar que ella vea que está mal", dijo acariciando la mano de su mamá.

"Espero que tú tampoco hagas eso, me preocupan sus futuros con esas personas", mostró estrés. "Nada bueno saldrá si hacen eso", contó con obviedad.

"Eso nunca pasará", sonrió levantándose. "Iré a empacar", besó a su mamá en la frente y subió para empacar.

Ropa café, negra, beige y blanco era lo único que llevaba, además de cinco pares de botas altas, como detective y policía es esencial ese tipo de ropa, aunque eso no quiere decir que su personalidad sea de un chocolate amargo, no en realidad es el chico más dulce y lindo con una personalidad perfecta que le ha traído bastantes buenos amigos. En otra maleta llevaba ropa de color celeste, amarillo, rosa y violeta sus colores favoritos, después de todo ya iba a vivir en Seúl.

"Terminé, ahora necesito llevarlas al auto", salió con tres grandes maletas al auto de su padre. Las metió y volvió a entrar a casa. "Olvidaba que", hizo una pausa agitado y sonrió orgulloso. "Soy muy fuerte", tocó sus brazos emocionado.

"Hijo", llegó la señora Lee. "Deberías despedirte de tu mejor amiga, no sabe cuando es tu vuelo", agregó.

"Claro, iré a comer con ella", sonrió. "Pero, anda, necesito comprar algunas para llevarle a mis amigos de la fiscalía", jaló la mano de su mamá emocionado.

"Claro, vamos a el centro", tomó su bolso y salió con su hijo.

La señora Lee se encontraba en unos jeans beige y una linda blusa negra y zapatillas negras. Felix se encontraba vestido de la manera más cómoda, unos jeans de mezclilla celeste, una simple camiseta blanca y unas zapatillas blancas.

"¿Debería comprarles calzado o ropa?", preguntó en voz alta sólo para él.

"Ropa", contestó su mamá. "La usarán más y creo que su talla combina", dice.

"Muy bien, entonces tengo un plan", Lee hizo de las suyas tomando todas las camisetas posibles, las revisaba y compraba las que estuvieran a la moda de JiSung. Las compró casi todas, cuando se trata de ir de compras Felix se deja llevar. "Hora de irnos", tomó todas las bolsas en sus manos.

"Esta bien, te ayudaré", intentó acercarse a Felix.

"No mamá, está bien", retrocedió con una sonrisa. "Estoy bien así", admite feliz.

"Pero tienes todas las bolsas", agregó preocupada.

"Si, lo sé, intento no hacerte cargar mis compras, eso sería injusto", respondió.

"Al menos dame una", insistió.

"No", dijo firme. "Ahora vamos por un helado, ya sabes que cuando venimos acá siempre comemos uno", tomó a su mamá de la mano y la llevó hasta la heladería. "Y creo que será el último", bromeó y su mamá sonrió triste.

En Seúl se encontraba un Seo ChangBin despertando alado de una chica, se odió por eso.

"¿Qué mierda haces acá estúpida?", ChangBin la alejó de él con asco. La chica estaba desnuda y sin cubrirse, literalmente tenía todo su cuerpo expuesto. "Tendré un comprar de nuevo un-" la chica comenzó a despertar.

"¿Qué pasó?", limpió su rostro.

"Eso mismo quiero saber", le miró con asco, sabía que las mujeres eran totalmente un signo de respeto pero mujeres como ellas no lo eran.

"No lo recuerdo", mintió mientras tocaba su cabeza.

"Escúchame, mocosa si me tocaste o yo te toqué te voy a matar", le amenazó y se levantó para colocarse la su camisa.

"Pero-"

"Cállate, cúbrete y lárgate de aquí", entró al baño, tomó una larga ducha y al salir la chica ya no se encontraba, "¿MinHo? Por favor ordénale a Oswaldo que venga ahora", colgó.

"Ahora me usa como su mayordomo", guardó su teléfono e hizo lo que su jefe le ordenó.

ChangBin se vistió con su típica ropa, una camisa blanca y un pantalón de vestir (negro), zapatos y sus valiosos accesorios.

Las horas iban pasando, ChangBin estaba aburrido así que salió a su lujoso patio con su libro preferido que trataba sobre la naturaleza y lo importante que es, ahora se da cuenta de cuanto daño le hacemos a ella.

"Quiero matar a todo aquel que le haga daño a la naturaleza", exclamó exaltado desde la banca, no podía creerlo.

"Señor", se acercó alguien.

"¿¡Qué?!", respondió enojado mirando como la persona se estremeció. "Lo siento, ¿Qué necesitas?", recuperó su postura mientras carraspeaba.

"Debería ir a hacer ejercicio, en unas horas comienza su entrenamiento", su mayordomo ordenó sin expresión alguna.

"Rayos, lo olvidé por completo", se levantó. "¿Estás seguro de que es un buen entrenador? Quiero estar muy bien preparado para cuando tenga a ese detective frente a mí", dice serio.

"Claro que sí, señor. Por cierto, él estará en unas horas acá", agregó el mayordomo de ChangBin.

"Oh, así que ya está en su vuelo"

"No señor, pero su vuelo es a las ,17:00 en Australia", guardó la calma.

"Entonces le daré una calurosa bienvenida", sonrió.

"Entonces le daré una calurosa bienvenida", sonrió

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Criminal [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora