CAPÍTULO III

2.8K 478 108
                                    

Umm... rico.


Gulf chillo emocionado, dio miles de saltitos en medio de la vereda de la calle, robando suspiros de quien lo mire, cuando el joven omega recibió la confirmación de su beca que cubría el cien por ciento de sus gastos; y no pudo ocultar su emoción.

María no podía estar más orgullosa por su niño, ese día celebraron en grande, hicieron una cena grandiosa en la terraza de ese viejo edificio, cocinaron piel de cerdo asada a la parrilla y compraron una coca cola grande.
En la pobreza que ellos vivían, eso era mucho lujo.

—Disfrútalo mientras te dure.

Es la respuesta que consiguió de Yeni cuándo Gulf fue a invitarla a subir a la terraza para celebrar.

El hermoso omega no entendió lo que quiso decir su maniática madre, pero tampoco es como si le haya dado importancia y volvió junto a su madrina para seguir comiendo las crujientes cortezas.

Todos los planes de Gulf se vinieron abajo, dos días después cuando llego al departamento, después de una larga jornada de varios trabajos de medio tiempo, los pies dolían al entrar a su hogar, paso por el desastroso habitación de su madre para llegar a su dormitorio, añorando por su cama de una plaza. La sorpresa fue desagradable cuando abrió su puerta y encontró al viejo alfa proxeneta sentado en su cama, famoso por prostituir omega de la forma más cruel, de jugar con sus cuerpos hasta matarlas. Gulf lo conocía, la manada le había advertido de este alfa y tenía miedo.

El hombre estaba llenando su pequeña habitación con su olor a alfa dominante, que su refugio haya sido invadido de esa manera le dolía mucho, se sentía impotente por no poder hacer nada, quería llorar y lamentarse toda la vida, se sentía vulnerable, esa pequeña habitación ha sido su nido, su refugio y no soportaba que lo hayan invadido de esa forma.
Su madre estaba cruzada de brazos recostada por la pared, con la mirada perdida, ignorando los sentimientos del menor, masticando ruidosamente un chicle, pero en cuanto vio a su hijo sonrió en grande yendo a recibirlo.

—Llegaste querido— hablo con manipulo y burla dirigida a su hijo, agarrándolo de los brazos— Señor Nikolái, A que es lindo mi hijo ¿Verdad? — comento la mujer fingiendo una voz educada, sonriéndole al hombre, empujando al menor para que pueda pararse en frente del alfa, como si estuviera ofreciéndolo como una mercadería.

Gulf miraba con confusión a su madre, jamás la vio tan sonriente si no era para con sus clientes.

—Precioso— comento el viejo y grasiento alfa mirando con lujuria al hermoso chico, devorándolo con la mirada— no exagerabas al hablarme de su belleza— el hombre aspiro profundo, sus fosas peludas abriéndose más al inhalar el aroma— y delicioso... me encanta—la voz del hombre se volvió áspera y pastosa, se lamio los finos labios sin despegar del omega su dilatada mirada.

— ¿Q- que está pasando? — pregunto con miedo el omega, asqueándose de la forma que estaba siendo observado por ese alfa, y no solo por él, detrás del mafioso estaba parado dos guardaespaldas quienes lo miraban de la misma lujuria.

— ¿Entonces tenemos un trato? — pregunta la beta al hombre ignorando a su hijo.

—Oh si, desde luego que si— respondió el mayor chascando los dedos sin apartar la mirada del menor.

Uno de los guardaespaldas se acerco con un portafolio en mano, la abrió frente a Yeni mostrando una increíble cantidad de dinero perfectamente apilado. La torcida sonrisa de la beta se volvió más grande y tuvo que disimular que estaba babeando.

— ¿¡Que sucede!? — pregunto alarmado el omega asustándose de lo que ya estaba sospechando.

— Pasa que ahora eres mío— respondió el alfa —tu madre te está vendiendo precioso— explico levantándose con intención de acercarse y tocar al menor.

HIJO DEL DESTINO. Hablemos de amor.        ☀️🌻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora