CAPÍTULO XXII

1.9K 333 137
                                    

Si hay algo que no se puede discutir, es que cuando el rey es poderoso, vencerlo no es algo que puede ser considerado como... fácil.
Más cuando este rey está completamente desquiciado...

***

Carlos siempre fue dueño y señor de la mafia, aunque nadie jamás lo hubiera imaginado, pues siempre se presentó como la amante del líder de aquella extrañamente poderosa camorra.

Lo llamativo de la Gulga es que después de la inexplicable muerte de George; el padre de Carlos, la organización ha sido dirigido por más de un líder, cambiando constantemente de un alfa a otro.

En el pasado, Carlos tuvo un odio enfermo e intenso contra su padre, pues desde pequeño adoro la forma de vestir y actuar de su madre omega, y quiso imitarla. Pero esa acción fue el detonante para que George lo aborrezca. En consecuencia fue un niño que creció en las calles, a su suerte, pues su padre quería volverlo un ser sin emoción, una máquina asesina, un verdadero alfa... ¡y vaya que lo logró!

Carlos se volvió un alfa que con su sola presencia hacía temblar a sus enemigos, incluyendo al propio George; lo supo aquella noche siniestra, cuando la luna roja estaba en su punto más alto, Gina volvió salir y con ella una insaciable sed de sangre contra su propio padre; por haberla encerrado toda su vida dentro de la masculinidad de Carlos.
Vistió el vestido de novia de su madre, se pinto los labios color escarlata y prendió un cigarrillo sabor a menta, y el olor a muerte dio bienvenida a su renacer.

El vestido de novia se tiñó de sangre cuando sin pestañear metió la propia navaja que George le había regalado, en el cuello de su progenitor, y el esculpido rostro de Gina fue salpicado por la sangre del hombre que más odiaba. Cerró los ojos y mientras su padre seguía convulsionando ella sintió un placer tan profundo, tan satisfactorio... No era más diferente a un orgasmo cuando por fin rompió sus cadenas.

Esa noche, había empezado una monarquía enferma y siniestra.

Un poderoso monopolio malvado y clandestino cuyo verdadero dueño jamás mostró la cara, surgió y se ramifico como un cáncer en los oscuros confines y arrasó con todos a su paso. Esos diabólicos ojos siempre estuvieron detrás de la sombra del supuesto líder dando órdenes en susurros venenosos, y el representante salía a la luz jurando ser dueño y señor, dando la cara valientemente a sus enemigos, pero todos sabían que eran simples marionetas.

Eso era Dimitri. Una marioneta.

Y Gina. Era el diablo oculto detrás de sus amantes dando ordenes, fingiendo ser una puta en la esquina de las oscuras calles. Una puta que jamás dio servicio, tenía la filosofía de que desde abajo escuchaba, observaba y controlaba a todos.

Era conveniente pasar desapercibida. Que la gente no la conozca, ser solo un ridículo alfa fingiendo ser omega.

Gina es malvada, cruel, está completamente desquiciada y de una astucia que daba miedo.

Es como una serpiente diabólica, puede sentir bajo sus escamas cuando su marioneta quiere cortar sus hilos, cuando su juguete cree que en verdad tiene el poder y quieren volverse contra ella para ser el único líder. Y como una carroñera, huele a kilómetros la putrefacción de la traición.

A Gina ni a Carlos jamás les gustó otros betas u omegas, le atraía únicamente alfas. Y una vez que atrapaba un alfa no tenía compasión de ellos, después de todo son de la jerarquía fuerte y orgullosa, no tenía por qué tener delicadeza, los usaba a su antojo, les sacaba hasta la última esencia de vida y cambiaba de amante cuando éste empezaba a volverse un estorbo.

A Dimitri lo había encontrado tirado en un aguantadero; drogado, completamente destruido, a horas de que la muerte se apropie de su insignificante vida.
Gina estudio las facciones de éste alfa agonizante, y cuando decidió que le serviría sonrió satisfecha; había encontrado una marioneta.

HIJO DEL DESTINO. Hablemos de amor.        ☀️🌻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora