Fin

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Mew camino descalzo por la sala, con dirección a su habitación, podía sentir el frío del piso tocando su ser, un frío tan parecido a la soledad.

Una brillante luz bajo la puerta llamó su atención y se apresuró en ir a revisar que era aquello que ocurrió en el mismo lugar donde había dejado su amado.

Abre la puerta y jadea al ver a un ser parado al lado de su omega. Guarda silencio completamente sorprendido por tan inmensa presencia. Un ser fuera de lo natural, cuyo cuerpo irradiaba brillo propio.
Era una deidad, no había duda.

Un llamativo lunar cerca del ojo de aquel hombre llamó la atención de Mew, era exactamente igual al de Gulf, una en forma de cruz que adornaba agraciadamente la esquina de su ojo izquierdo.

La delicada mano del hombre acaricia el rostro de su omega y éste abre los ojos suspirando profundamente—¿que te han hecho hijo mío?—lo escucho hablar y una lágrima se deslizó por el rostro de Gulf.

Mew se ahoga en sí mismo al darse cuenta de quien estaba ahí.

—Vámonos hijo— el hombre pidió tendiéndole la mano al su hijo.

La mano transparente abandono el cuerpo y tomó la mano tendida del gran ser.

—¡No! —Mew grito corriendo hasta el extremo de la cama donde yacía el cuerpo dormido de su amado, pero el alma de Gulf ya estaba parado al lado de la deidad, dándole la espalda a Mew, ni siquiera se molesto en voltear a mirarlo, solo aquel extraño hombre fue quien giro mirándolo directamente a los ojos—no te lo lleves—suplicó.

—¿Por qué dejaría a mi delicado hijo en éstas tierras crueles?!

Mew solo negó con la cabeza, no tenía una sola escusa que pueda dar para que aquella criatura tan pura se quede con él, solo que... —es mi omega, es mi mitad...

— ¡Mitad que no supiste cuidar!

— ¡Lo intente! —se lamentó— ¡juro que lo intente! Hice todo lo que pude...

— Si diste todo de ti ¿Porqué sigues convida y tu omega muriendo? ¿Estás seguro que hiciste cuanto pudiste?

Mew lloró desesperado, cayó de rodillas completamente derrotado— no puedes llevártelo... no puedes llevarte lo que es mío, suplico una oportunidad... yo

— ¿Tu qué? —interrumpió— le di muchas oportunidades a éste mundo ¡Y mira como lo han dejado! Mi único hijo, el ser más delicado y maravilloso que obsequie fue usado y maltratado, fue despreciado desde su concepción ¿¡Cómo te atreves a pedirme que lo deje en este lugar despreciable? ¿Realmente lo amas para hacerme tan aborrecible solicitud!?

—¡Es mi omega! No puedes alejarlo de mi!

—Y como respondiste a tu responsabilidad!? ¿cómo actuaste siendo su alfa?! Te di el ser mas puro y precioso que jamás pensé crear y no supiste cuidarlo! No te atrevas a demandar por algo que no te lo mereces!

La deidad había sentenciado y el hijo de la luna solo lloró.
Todo era verdad, no lo cuido como debía, estaba consiente de que su omega era una criatura valiosa y deseado ¡lo sabía! Pero estúpidamente había bajado la guardia, y estaba pagando por ello.
Merecía la peor de los castigos, pero lo amaba demasiado para dejarlo ir.

Vio como su omega toma la mano de aquella figura imponente y desaparece lentamente...

Mew grita, llora como un niño llamándole a su pareja, pero este ni siquiera se molesto en mirarlo una última vez.

Hijo del destino... no sean tan cruel... no me dejes solo.

Silencio, soledad... muerte en vida.

HIJO DEL DESTINO. Hablemos de amor.        ☀️🌻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora