CAPÍTULO VIII

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Roces...

*🐺☀️🌻🐺*


Despertó lentamente parpadeando varias veces acostumbrando la vista a la luz del día que entraba por el gran ventanal.

Lo primero que noto es que la televisión seguía reproduciendo películas. Eso quiere decir que durmió en el sofá de la sala. Un pequeño movimiento en el pecho llamó su atención. Y empezó a sonreír  enamoradamente en cuanto noto la preciosa razón por la que decidió quedarse a dormir en la sala.

Gulf estaba hundido en sus brazos, siendo rodeado completamente por sus brazos, el omega estaba acariciando el pecho con la punta de la nariz, por encima de la ropa, aún profundamente dormido, quedándose quieto nuevamente con la respiración tranquila
El mayor acarició su oscura ceja suavemente enternecido al verlo dormir en sus brazos, todo su lindo rostro cabía en la palma de su mano, su corazón se hincho de alegría y sintió tanta plenitud, no quería nada más, Gulf es todo lo que necesitaba.

Con su lobo babeando de adoración por su pequeño se inclinó un poco y dio varios besitos silenciosos en la mejilla de la criatura durmiente.

—Mew — murmuró el pequeño dormido al sentir las caricias en el rostro y sus comisuras se elevaron levemente.
Estaba soñando con el alfa.

Podría parecer que ya estaba despierto y hacía aquello a propósito, pero el alfa podía escuchar sus latidos calmados y eso le confirmaba que aún seguía dormido, sonrió más y dejó un pequeño beso en la sien.

☀️🌻

Mew había logrado convencer a Gulf a quedarse otra noche en su hogar. Descubrió que rogar como un cachorro era muy efectivo.

Recordó como habían terminado viendo películas hasta tarde, cuando el alfa noto que el omega se quedo dormido simplemente lo acomodó mejor en sus brazos y se quedó dormido abrasándolo, haciendo realidad uno de sus deseos, que era dormir con su omega. La noche anterior había luchado fuertemente contra sus impulsos para no ir a la habitación para huéspedes y meterse con él en la cama. No había logrado dormir bien a sabiendas en la otra pieza tenía a la criatura que le fue destinada, tan cerca de él, pero ésta noche durmió profundamente sin despertar ni una sola vez, sintiéndose tan descansado y en paz.

No había soledad, no había frio, no era malo, ni triste.
Era la plenitud en su máxima expresión.

Levantó nuevamente la mano mirando tan encantado el rostro durmiente, empezó a acariciar con sumo cuidado evitando despertarlo.

Paso el pulgar por los labios entreabiertos, tan naturalmente rosaditos, con el dedo índice acarició sus tupidas y oscuras pestañas, después de delinear todo el rostro con la punta de sus dedos guio éstas hacia el cuello, admirando lo suave de su piel y sus tímidos lunares que decoraban su blanca tez que desaparecían bajo la tela de su camiseta de algodón.

Volvió su atención nuevamente  a los labios “lo deseo… quiero probarlo” demandó su alfa desesperado. Guiando por los deseos de su alfa se acercó al rostro del menor, los latidos ya no eran tan calmados como antes, eso indicaba que iba a despertar en cualquier momento.

Rozó los labios.

Solo eso.

Los rozó suavemente, acarició los lindos labios de su omega con el suyo y se alejo lentamente.
Su alfa gruño, quería devorarlo, estaba en sus brazos, tan fácil era de tomar esos labios con los suyos pero Mew ignoro a su lado salvaje, siempre respetando a su precioso omega.

Había llegado a la deducción que a su omega nunca le han besado y si aquello sucedía, que sea por el consentimiento mutuo, y ese piquito del día anterior solo fue como si hubiera puesto la miel en los labios…  había quedado deseando más.

HIJO DEL DESTINO. Hablemos de amor.        ☀️🌻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora