CAPÍTULO XIX

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Cuando las cosas van mal, normalmente tienden a empeorar…

🐺🌻❤️☀️🐺

No siempre es paz y felicidad, el péndulo oscila hacia ambos lados.

Y un padre sobreprotector quiere ver hasta que punto su hijo primero puede ser amado.

La gran divinidad, su excelencia, el implacable Destino pondrá a prueba el amor, y verá que tan inquebrantable es el lazo que habían jurado la pareja ante las adversidades. Era momento de probar si el hijo de la luna era merecedor de su amado ovación jamás recibida.

***

Mew miraba el rostro dormido de su omega, el llanto de la noche anterior lo había dejado exhausto.

Aún el dolor oprimía el pecho de su amado, lo sabe porque sigue absorbiendo su dolor, sigue sintiendo en cada pulgada de su ser la agonía insoportable, sabe que aún durmiendo lo atormenta su pasado, lo escucho llamar a su padre en sus sueños y las lágrimas seguían saliendo con crueldad de aquellos frágiles párpados.
Párpados irritados y enrojecidos de tanto lamento.

¿Acaso no era suficiente?

Aún no podía creer que su valiente omega había llorado desconsoladamente. La criatura que jamás se dejó intimidar, el que ha enfrentado la vida como un verdadero alfa, que ha adquirido un carácter fuerte y luchador, se había rendido en sus brazos.

Y por primera vez, Gulf, dejó de luchar, encontró unos brazos que con fuerza lo protegía y con infinito amor lo envolvía, es por ello se permitió bajar la cabeza y llorar por su pasado, por su niñez dura y lleno de desamor, lloro por el hambre y el frío, lloro por todo que desde pequeño mereció sus lágrimas.

El Alfa, a pesar de sus instintos salvajes y ser parte de la jerarquía del poderoso, siempre pensó que era Gulf su salvador, que quien sería consolado sería siempre él, siempre pensó que era el más débil de esta tan hermosa relación. Pero viendo aquel rastro de llanto, las raspaduras en sus delicadas manos, y escuchando las gotas de sangre que del débil corazón de su pequeño aún caían con impertinencia, termina descubriendo que Gulf siempre fue vulnerable, que no había llorado porque no había nadie que secara sus lágrimas, que ha sabido enfrentar las adversidades porque no había nadie que de la cara por él.

Pero ahí estaba. Su vulnera hijo del destino, dejando ver su verdadero ser, dejándose proteger por su destinado, y lloro en su hombro, permitiéndose por primera vez en su vida refugiarse en los brazos de alguien más.

Mew sabe que su animal estaba igual que un furioso león enjaulado.
Las venas de su cuello estaban muy oscuras, las manos le temblaban de la impotencia.

Quería saber quien era el responsable, quien había hecho llorar a su omega.

El lobo Alfa estaba a nada de salir, quería destrozar todo a su paso.
No estaba en sus cabales, su lado salvaje exigía dominar su cuerpo y tomar venganza.

Mew estaba consiente que al menor irritación podría perder la razón, y aún así no se alejaba de su adorado omega. Sabe que puede ser peligroso, pero confiaba que su lobo, jamás lastimaría a su destinado.

Levantó la mano con sumo cuidado, y con una delicadeza digna de admirar, acarició el rostro durmiente, sintiendo bajo su tacto el calor de sus mejillas percibiendo su leve estado febril. Y Gulf suspiró temblorosamente cuando su omega sintió la presencia de su alfa, como si acabara de liberar la presión en el pecho.

Mew comprendió entonces cual era la razón de su existencia en estas tierras lobunas.

Era la medicina que el hijo del destino necesitaba.

HIJO DEL DESTINO. Hablemos de amor.        ☀️🌻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora