CAPÍTULO XXI

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Silencio. Vacío. Dolor.

🌻❤️☀️

Gulf se removió despertando lentamente. Se sentía extremadamente cómodo, la cama era tibio y sedoso.
Pero tomándose el tiempo, acostumbrando la vista a la luz del día empezó a sentirse observado. Sentía un peso recostado sobre él, un cuerpo cálido y grande que se había acoplado a su cuerpo como una pieza de puzle encajando en su lugar, un peso que no era asfixiante, no, era medicina, era acogedor, le daba alegría el simplemente hecho de que estaba pegado a él.

Despertó completamente y levemente, aún adormiladas, sus comisuras se elevaron y sus grades ojos infantiles se conectaron con los de Mew.

El Alfa lo estaba observando y quien sabrá desde hace cuanto. Tenía la mirada intensa y había liberado feromonas posesivas marcando fuertemente todo el lugar.

Sus pupilas estaban tan oscuras y dilatadas que parecía haberse drogado con solo mirar a su omega.

—Eso que haces puede considerarse enfermo —bromeó el menor acariciando el rostro de su amado.

—Lo estoy mi amor —respondió cerrando los ojos disfrutando de las caricias de su omega— si no lo has notado estoy enfermo de amor por ti —murmuró y volvió a mirar a su pequeño novio.

Gulf solo sonrió tímidamente, no respondió el “Te amo” que le había regalado a primer hora del día. Y es que no era necesario, el mayor sentía su amor, sentía la adoración del omega hacia su persona y Mew no podía creer lo afortunado que era.

Admiraba a Gulf de una forma que por momentos creía que no era real. Y quería expresarlo…

—¿Cómo es que eres así? —murmuró el más grande acariciando con la punta de sus dedos el rostro del que yacía bajo suyo.

—¿Así como? —preguntó ladeando ligeramente la cabeza como un tierno cachorro confundido.

Mew casi se derrite ahí mismo ¿Acaso el omega sabe cuán adorable es?

—Así tan… —Mew libero silenciosamente el aire retenido, su voz era profunda e íntima y las feromonas enamoradas se mezclaban maravillosamente, había un silencio acogedor y la pareja compartía un momento muy especial, se estaban amando— tan tú —finalmente murmuró.

Gulf sonrió con los ojitos somnolientos— a veces no te entiendo mi alfa —respondió suavemente idolatrando a su hermoso alfa. Mew es perfecto.
No podía creer lo afortunado que era por tenerlo.

—Es que, mi amor, tan solo mírate— dijo tomando la mano de su omega y besándolo con adoración—tus dedos, tan delgados…— murmuró al tiempo que entrelaza los suyos a los de Gulf y las miró con una sonrisa de lado—tan fino—suspiro.

Gulf suspiró y se mordió levemente el labio inferior dejando que su alfa haga de él lo que quisiera.

El Alfa libero la mano de su amado y seguido acarició la mejilla con una delicadeza admirable— tu rostro es angelical, es hermoso —admiró— te ves tan vulnerable mi amor —paso su pulgar por los labios de su novio y Gulf sintió el frío de su anillo acariciando ligeramente su mentón— tus labios tan dulces y rosados, tan tiernos que parecen gelatinas— Mew admira la dilatada mirada de su omega y su lobo alfa babea por ese tierno sonrojo que se formó en las mejillas, no pasa ni un segundo que deje de desear tanto a ese joven tan perfecto— y tu piel… —murmuró ronco deslizándose más abajo.

Gulf siguió con la mirada los movimientos de su alfa, los dos seguían desnudos, Mew había despertado a mitad de la noche con una descontrolada posesividad y celos, había soñado a su omega siendo besado por otro alfa y despertó a su omega murmurando una y mil veces que Gulf era solo suyo. Por su puesto, con un omega tan apasionado como el que tenía, había recibido todas las atenciones que quería. Y Gulf había disfrutado apasionadamente el ataque posesivo de su novio.

HIJO DEL DESTINO. Hablemos de amor.        ☀️🌻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora