Su suspiro hizo eco en el vacío lugar, agradecía que el día estaba transcurriendo con tranquilidad ya que su brazo izquierdo había sido lastimado y le era más difícil realizar ciertas tareas del trabajo.
Sasuke había cumplido su promesa de dejarla trabajar, hasta la había ayudado a convencer a sus padres. Sin mencionar que había insistido en quedarse y ella había aceptado para no preocuparlo, además de que un poco de compañía no vendría mal, más cuando se trataba de su mejor amigo. Pero Itachi lo había llamado por algunos pendientes así que a regañadientes había tenido que irse, objetando que en cuanto terminara regresaría por ella.
Sasori no se había quedado atrás, se había enterado de su condición y le indicó que se tomará el día y descansara, pero al parecer aún no conocía su terquedad, con lo cual lo convenció hasta el cansancio por dejarla trabajar, no quería fallar siendo que era su tercer fin de semana de trabajo.
Los clientes entraban y salían mirándola con curiosidad, tal vez preguntándose qué le había sucedido, para luego ignorarla y seguir con sus asuntos, nada que la incomodara.
Además, era lo que menos le interesaba en esos momentos, había dicho que realizaría su trabajo pero había olvidado cierto detalle que incluía al chico de cabello largo y castaño, ¿sería que nuevamente iría al establecimiento?, esperaba que no, quería disculparse pero no en ese lugar, no quería que supiera esa parte de su vida, aún cuando sabía que no podría ocultarlo por siempre.
Aún así, tenía la esperanza de que su presencia el sábado pasado solo se había tratado de una coincidencia, que había sido la única vez que al chico se le había ocurrido leer mangas y cómics, ya que el día siguiente, domingo, él no se había presentado. Pero nada era seguro y Sasuke siempre le decía que tenía que estar preparada para todo.—Tenten...— una voz que apenas comenzaba a memorizar la sacó de sus pensamientos, dirigió su mirada hacia la persona que la había llamado y de inmediato le regaló una sonrisa, pero el gesto del chico parecía preocupado—.¿Qué sucedió?, ¿estás bien?— preguntó alarmado.
—Hola Gaara.— saludó tratando de suavizar la preocupación en el chico—. Sólo...tuve un pequeño accidente, nada grave en realidad.
—¿Estás segura?, si lo necesitas, talvez...yo podría ayudarte por un par de horas.— un sonrojo se asomó por sus mejillas mientras se rascaba nerviosamente la nuca.
Tenten lo observó con ternura, sus mejillas sonrojadas lo hacían lucir adorable.
—No es necesario Gaara, he pasado por cosas peores así que no hay de que preocuparse.— se negó educadamente, no creía conveniente quitarle de su tiempo de esa manera a su nuevo amigo.
—Entiendo, pero entonces podría hacerte compañía, si no te molesta... veo que estás un poco aburrida y distraída.— lo pensó por un momento, dudando sobre la propuesta, en parte era cierto pero no creía conveniente molestarlo—. Descuida, tengo la tarde libre.— dijo como si hubiera leído su mente.
—Está bien, un poco de compañía no viene mal a nadie, ¿cierto?, y menos cuando es de un amigo.— una sonrisa apareció en el rostro del chico, amigo, una palabra que realmente le había alegrado, significaba que ella lo estaba aceptando como a alguien más cercano.
No negaba que aquella chica lo había cegado, nunca había visto a alguien como ella, además de que nunca había tenido aquella sensación de cosquilleo en el estómago por alguien más, no estaba seguro de lo que era al ser la primera vez que sentía aquello, pero le era suficiente para querer estar cerca de ella, no por nada había terminado sus deberes lo antes posible con el objetivo de llegar más temprano a la tienda de cómics.
Cuando entró notó que se encontraba absorta en sus pensamientos, ni siquiera se había percatado del sonar de la pequeña campana en la puerta, tenía la mirada perdida mientras un pequeño suspiro de frustración salía de sus pulmones, pero dejó de prestar atención a eso en cuanto vió el yeso rodeando su brazo y la preocupación lo invadió de inmediato, acercándose a ella sin siquiera saludar con tal de saber sobre su bienestar.