Sabía que todos lo miraban, algunos con más discreción que otros, pero todos igual de fastidiosos, sin mencionar que era conciente de que también hablaban a sus espaldas, le dirigían una mirada para después cuchichear con la persona que más cerca tuvieran, no podía comer con tranquilidad.
Ni siquiera sus pensamientos lo dejaban, recordaba la plática que había tenido su amiga con el castaño en la tienda de cómics, porque sí, los había escuchado, en aquel momento había llegado sin hacer mucho ruido, notando que ambos castaños, aún con el sonido de la campana, no habían notado su presencia, y si lo hicieron debieron haber pensado que era un cliente más.
Le sorprendió verlo ahí, ¿porque demonios estaba en ese lugar?, ¿cómo la había encontrado?, los iba a interrumpir pero notó que estaban hablando, además de que sería mala idea, así que tomó la decisión de espiarlos escabulléndose por uno de los libreros más cercanos y no ser visto.
Después de que el castaño se había ido, se relajó un poco pero la inquietud seguía. Le aliviaba saber que el Hyuga recalcara que su interacción no iba a ser más que por mera obligación en sus actividades; pero le inquietaba la actitud que Tenten había tomado al escucharlo, la conocía perfectamente y sabía con solo escucharla que aquello la había entristecido, la pregunta que ahora lo aquejaba era el porqué, ella solía aceptar la decisión de los demás sin objetar nada, entendiendo que talvez tenían sus propias razones o que simplemente no les agradaba, sabía no podía caerle bien a todos, pero ahora se veía realmente afectada y no sabía cómo sentirse ante eso. Obviamente no le había comentado que había escuchado todo, lo hubiera matado por estar espiándola, es más, cuando vió que ella se había ido por uno de los pasillos salió de su escondite y de la tienda, entrando tiempo después aparentando que acababa de llegar.
Durante su trayecto a casa ella había estado callada, ni siquiera le había contado como había estado su día, los clientes, nada, aquella felicidad que tanto la caracterizaba parecía estar estancada y la prueba era que en ese momento inconscientemente tarareaba Wind, un ending de alguno de sus tantos animes que solía ver y que sabía solo recordaba cuando algo la inquietaba.
El siguiente día había sido similar, ella muy absorta en sus pensamientos mientras tarareaba esa canción y sin prestar atención a los demás, solo la vió sonreír tenuemente cuando un mensaje llegó a su teléfono, supuso que era de sus amigas así que prefirió no preguntar, verla sonreír era más que suficiente.
Pero incluso ahora pudo notar cómo ella había cambiado de lugar con Sakura para darle la espalda al Hyuga, mientras sonrisas forzadas y nerviosas surgían de sus labios al sentir al chico detrás de ella.
Fastidiado chasqueó la lengua mientras dejaba caer sus palillos que resonaron con el metal de la charola, llamando así la atención de la pareja que lo acompañaba como todos los días, quienes seguían hablando del hermano menor de la rubia, plática que interrumpieron al ver a su amigo pelinegro con tan inusual actitud.
—Ya suéltalo quieres, tú mal humor me está comenzando a fastidiar— exclamó Shikamaru con aburrimiento.
—¿Qué no tienen nada más que hacer que hablar de los demás?, son sumamente patéticos.— afirmó con enojo, dirigiendo una mirada con el ceño fruncido a su alrededor, logrando así que algunos lo dejarán de ver.
—Bueno, realmente no los culpo, fue muy sorpresivo escuchar que el gran Sasuke Uchiha se preocupaba por alguien más que no fuera él mismo.— intervino Temari mientras disfrutaba de su almuerzo—. Aunque no creí que te fuera a molestar, quiero decir, ignoras a todos siempre, ¿o es qué acaso lo que dicen es verdad?
Preguntó la rubia bastante interesada, y es que no mentía, al igual que a todos le había sorprendido escuchar los rumores, por un momento creyó no eran más que eso, rumores, pero al notar cómo inconscientemente el pelinegro fulminaba con la mirada a cualquiera que se atreviera a siquiera mirar a la castaña que se encontraba un par de mesas alejadas, ahora realmente tenía curiosidad.
