Capítulo 16: Ilusion.

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Una semana después, estaba con Raven y Heather en su casa. No había nadie más que la perrita de Heather.

-Si bueno, me gusta mi universidad. Hay chicos lindos, hasta profesores muy jóvenes.-decía Heather comiendo de su helado.

-¿Profesores?-pregunto Raven.-¿En serio?

-Si. No tiene nada de malo.-decía ella.-El que me gusta nos llevamos como diez años.

Yo me iba a reír.

-Pero bueno si no les gusta hablar de mi, cuenten como les va a ustedes.

-Bueno, yo entro la semana que viene, pero ya vi la escuela, el hospital donde probablemente comience en unos años. Y fuera de la universidad, visite a la familia de Nathan.-Raven dijo lo ultimo bajando la mirada.

Puse mi mano sobre su espalda y la abracé.

-Eso fue un gran paso.-decía Heather.

Raven asintió.-Si...-nos quedamos en silencio.-... ¿a ti como te va?-me preguntó.

-Bueno... pues mis clases van muy bien, como en la universidad y en el ballet. Tuve el tercer lugar como prueba, lo cual me hace sentir muy bien.-decía.

-¿Y has hecho amigos?-me preguntó Raven.

-Pues...

-Un vecino muy guapo, seguro ya es tu amigo.-me interrumpió Heather.

-¿En serio?-preguntó Raven.-¿Y cómo se llama?

No sabía si debía decirle por Liam.

-No te preocupes por Liam.-Me aseguró leyéndome la mente.

-Se llama Ryder. Es amigable.-dije.

Nos quedamos un momento sin decir nada.

Hasta ya casi irnos a casa.

-Las extraño tanto.-dije yo en medio de la cama viendo la película.

Raven me abrazó.-Ya pasaba mucho que no teníamos un momento así.

-Awww ustedes son muy tiernas.-dijo Heather uniéndose.

...

El Lunes, fue tan normal como de costumbre. Acabe la escuela, fui al trabajo y ya estaba de camino a casa.

Mientras caminaba veía algunas tiendas cerrándose, después me percaté que ya no había nadie. La calle estaba sola. Sin vida, ni luz.

Mire hacia atrás y a todas partes. Nadie.

Tuve unos escalofríos en ese momento. Me faltaba mucho para llegar y entonces alguien me tomo por sorpresa.

-¡Jade!

Me asusté al darme vuelta y me tome el pecho con ambas manos.

-Ah Felix, te agradecería que no hicieras eso.

-Te estuve gritando desde que saliste de la tienda. ¿En serio no me escuchaste?-decía él.

-¿De verdad?-me asusté.

-Si, yo pensé que me querías ignorar.

Mire hacia la calle, había pocas personas aún.

Y no las había visto.

-¿Todo en orden?-me sacó de mis pensamientos.

Lo mire a los ojos.-Amm si, todo en...orden.

Mire la libreta que estaba en su mano.-¿Esa es...?

Felix siguió mi mirada.-Oh si, se te olvidó en la tienda y la señora Rosa me pidió que te alcanzara.-me la dio.

-Gracias.

Felix noto lo extraña que actuaba.

-¿Quieres compañía?

-Por favor.-le pedí.

Caminamos por un rato, demasiado lento hasta llegar a mi departamento.

Parecía que de tanto conversar, nunca íbamos a llegar.

Fue hasta después de una hora que ya estábamos en la entrada.

-¿Entonces realmente estabas mal del estómago?-me preguntaba.

No quería decirle la verdad sobre el sábado pasado. Y no quería que pensara mal.

-Si, no quería decirte porque... bueno... iba a ser raro, aunque ya lo es.- reí un poco.

-Yo lo hubiera comprendido al instante Jade.

-Pero probablemente te hubieras burlado.-dije.

-No lo habría hecho.

Lo mire a los ojos antes de irme. Sonreí de labios cerrados.

-Bueno, tengo que irme. Debo ayudar a mi vecino con algo.

-Esta bien.

-Nos vemos después.-dijo caminando hacia atrás.

-Oye-le grite antes de que se fuera.

Se giró.

-No quise ignorarte.

Hizo un gesto confundido.

-Cuando me gritaste, me sería imposible hacerlo.-dije y me sonrió.-No con esas pantuflas.

Llevaba unas pantuflas de una caricatura, "Rick&Morty".

Le devolví la sonrisa y entré al edificio.

No había nadie en el primer piso, la mujer del turno de noche del mostrador no estaba.

Camine un poco por allí para ver si estaba.

Pero no.

El elevador estaba oscuro, decidí irme por las escaleras.

El foco del tercer piso estaba fallando.

Seguí subiendo y vi mi teléfono.

Y entró una llamada. Era un número desconocido.

Contesté.

-¿Bueno?-llegue a mi piso.

-...

Escuche su respiración.

Me pareció haberla oído antes. No quise escuchar más y colgué.

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𝐀𝐜𝐢𝐚𝐠𝐨 𝐁𝐚𝐥𝐥𝐞𝐭 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora