Capítulo 5

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No sé si es porque es un colegio de ricos, pero en cada película que vi los estudiantes cambiaban de salón y aquí todo el puto día la paso en el mismo lugar.

- Pueden ir al descanso – sigo a la multitud a la cafetería, me siento en una mesa alejada de la gente, los recuerdos de mi infancia me cerraron el apetito.

Pongo los audífonos en mis oídos dejando que mis pensamientos vuelen, ¿Cómo haré para encontrar a mis padres? debería ir al orfanato, pero no me van a dar información y la directora no responderá ninguna de mis preguntas sobre ese tema, tal vez con Leyla la secretaría, podría ir. Sacan los audífonos de mis oídos – ¿Si?

- ¿Qué haces sola?

- Estoy bien, Nasra.

- Dime Nas – asiento – Ven a nuestra mesa – veo a Ámbar, los hermanos rubios, el chico de la colina y un desconocido.

- No creo que – me toma del brazo guiándome a la mesa haciendo que varías miradas se posen en nosotros – oye – me quejo.

- Bienvenida – señala a las cinco personas – André – el chico desconocido mueve la cabeza en forma de saludo – Los hermanos Ricci, Gianna y Matteo – algo en ellos se me hace familiar, es una sensación extraña – Y por ultimo Elían – sonríe.

- Es un placer – me tiende la mano, le sonrió y acepto el saludo, Nas se sienta, pero yo no.

- ¿Te vas a quedar ahí? – habla André, cuando me estoy por sentar Gianna pone su mano.

- Lo siento el lugar está ocupado.

- Claro, recordé que debo hacer algo, nos vemos en clase – me alejo antes de que Nas me pudiera detener.

Deambulo por los pasillos, abro una puerta que da a una terraza, ¿Si me ven aquí tendré una sanción? me encojo de hombros y me adentro. Recuesto mi espalda en la pared y cierro los ojos.

- Está prohibido estar aquí, ¿sabías? – abro los ojos de golpe, alzo la mirada y me topo con Elían.

- ¿Qué haces aquí?

- Este es mi lugar – se sienta junto a mí.

- Gracias por no mencionar lo del sábado – sonríe.

- No hay problema – mira su reloj de mano – Faltan veinte minutos, ¿Te molesta si me quedo aquí? – niego.

- ¿Qué hacías en la colina? – sonríe, ¿Siempre sonríe este chico?

- Estaba molesto, manejé sin prestar mucha atención y llegué allí.

- Creo que conducir molesto y sin prestar atención no es muy responsable.

- Lo sé, ¿Qué hacías tú? – me muerdo el cachete, ¿Para qué le pregunté?

- Quería estar sola.

- O, no querías que alguien te viera llorar – no respondo – Te entiendo, a veces solo necesitamos alejarnos de todo y de todos y llorar – lo miro impresionada – ¿Qué?

- Me sorprendió la naturalidad con la que lo dijiste.

- ¿Qué cosa? ¿Qué lloro? – asiento mientras aparto la mirada avergonzada – ¿Por qué se supone que no debo llorar, por ser hombre? – niego, si lloras te ira peor, se ríen.

- No, no quise decir eso, es solo que... no se me permitía llorar – cierra la puta boca me riño.

- ¿A qué te refieres? – el timbre suena indicando que debemos volver al salón.

Me levanto, le tiendo la mano para ayudarlo a ponerse en pie, nos dirigimos al salón en silencio, siento como me echa miradas de vez en cuando. Al entrar la mirada de todos se centra en los dos, me voy a mi puesto rápidamente.

Entra un profesor, habla sobre cómo será el año escolar y de un proyecto.

- Grupos de tres, ¡ya! – vaya estamos de buenas hoy, que se note el sarcasmo.

Dos chicas se me acercan – ¿Te gustaría ponerte con nosotras?

- Claro – asiento.

- Consultarán sobre los diferentes sistemas, van a hacer un esquema de información de cada uno, tienen sesenta minutos.

- Son nueve, cada una investiga tres, hace una lluvia de ideas y después hacemos los esquemas- digo – Todavía no se sus nombres – les recuerdo.

- Soy Lisset y ella es Isabella – asiento.

- Karys.

- Podemos hacer mapas mentales – habla Lisset.

- Eh... Yo no sé dibujar.

- No importa – dice Isabella – Lis y yo podemos hacer los dibujos y tu escribes.

- ¡Si! nuestra letra es un asco – sonrío.

Hablamos mientras trabajamos, me cuentan que son mejores amigas desde que tiene siete años y desde entonces no se separan, sus padres son socios y amigos, así que por lo general pasan las vacaciones juntas.

- ¡¿Cómo que no te gusta leer?! – varios voltean a mirar, pero por suerte no llama la atención del profesor.

- No es que no me guste, me he leído varios libros, pero todos para el colegio.

- Descárgate esta aplicación – me la enseña, es un W naranja – Es la mejor, también tengo otras aplicaciones, por si esta no te convence.

- Está bien, la descargaré cuando llegue a casa.

- Te mandaremos muchas historias por WhatsApp – asiento.

El día terminó sin mayor cosa, me dirijo a la salida con Lis e Is, Nas está con sus amigos por lo que me acerco discretamente.

- Si, mis padres no estarán toda la semana, el viernes podemos hacer la fiesta y podemos ir ahora, ver una película, hacer una orgía – sueltan una carcajada, notan mi presencia.

- Karys, ¿Te unes? – Elían me sonríe, Giannna y Matteo me miran con fastidio.

- Es una reunión de amigos – me mira – No de aparecidas.

- Gi – habla Nas en tono de advertencia.

- ¿Qué? es mi casa.

- Está bien, lo entiendo, nos vemos en casa – me doy vuelta.

- ¿En qué te vas a ir? – me detengo ante la pregunta.

- Me iré caminando – los miro.

- No, es peligroso – ¿Qué en esta ciudad no solo viven ricos? tal vez se aparezca uno de noventa años que se quiera casar conmigo y me deje todo su dinero, uy que miedo – Ten – me da sus llaves.

- ¡Nas! – le grita Ámbar.

- Cuídalo bien – asiento.

Llego a casa, le digo a Rosita que almorzaré en mi habitación. Subo, me ducho, me cambio y almuerzo mientras veo Netflix.

El color de ojos no importa [BORRADOR] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora