Capítulo 36

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- Oye – alcanzo al Jayden en el pasillo de la escuela.

- ¿Qué? – se voltea verme aburrido.

- Solo te quería agradecer.

- ¿Por qué? – se cruza de brazos.

- Por decirle a la policía lo de Jason – no responde.

- De nada – se da la vuelta, pero lo tomo por del brazo.

- ¿Por qué lo hiciste?

- Porque te ganaste mi respeto, ahora deja de joderme – se suelta de mi agarre.

- ¿Todo bien? – unos brazos conocidos se cierran en mi cintura sacando me una sonrisa.

- Sí, todo perfecto.

- ¿Vamos a mi casa en la tarde? – asiento.

- Hoy debo llamar a Chrisy, esa ingrata me tiene olvidada – llegamos a la cafetería.

- Seguro ha estado ocupada.

- Puede ser.

- Vamos a pedir algo de comer, ¿Kay nos acompañas? – Gi se levanta seguida de Matt, asiento y los sigo.

- Niña, ¿Vienes a casa el sábado? – frunzo el ceño.

- Vamos a remodelar mi habitación, por si nos quieres ayudar.

- Is y Lu no pueden ir – Matt se encoje de hombros.

- ¿Soy la última opción? – me hago la ofendida.

- Confórmate con saber que eres opción – sonrío.

- En el fondo ustedes me aman, yo lo sé – ellos se miran entre sí y ruedan los ojos.

- Lo que digas, Ka – compramos la comida y volvemos a la mesa.

- ¿Antes de ir a tu casa podemos ir a la colina? – asiente y beso su mejilla.

Bajamos del auto, de la parte de atrás de este sacamos una manta para tenderla en el piso y acostarnos en ella. Saco mi celular y marco el número de orfanato.

- Hola – saludo con entusiasmo.

- Hola, Kay, no tenemos mucho tiempo – frunzo el ceño.

- ¿Por qué?

- Tenemos un maestro nuevo, tenemos clase en cinco minutos – hago un puchero.

- Bien, los quiero mucho.

- Nosotros a ti – dicen al unisón y cuelgan.

- ¿Qué pasa, hermosa? – acaricia mi cabello.

- No lo sé – juego con mis manos sobre su pecho.

- Kiri, no hemos seguido investigando sobre tus padres biológicos, en internet no me sale nada tal vez podríamos...– me lanzo sobre él interrumpiéndolo

- Gracias por buscar, mi amor, pero creo que dejaré la búsqueda hasta aquí – sus ojos brillan.

- ¿Cómo me llamaste? – acaricia mi cadera.

- Mi amor – beso sus labios – ¿Algún problema? – bajo mis besos a su cuello, empiezo a desabotonar su camisa.

- Ninguno – aprieta mis caderas, paso mi boca por todo su pecho sacándole uno que otro jadeo – ¿Desde cuando eres tan insaciable? – rápidamente desabotona mi camisa dejando expuesto mi sostén blanco.

- Es por tu culpa – meneo mi cadera sobre su entrepierna.

- ¿Cómo es mi culpa? – quita mi sostén dejándome desnuda en la parte de arriba.

- Si no fueras tan bueno en lo que haces no tendría la necesidad de repetir tanto – sonríe con superioridad.

- Con que soy bueno en lo que hago, ¿Eh? – sus manos bajan a mi trasero y lo aprieta sacándome un jadeo.

- Muy bueno – murmuro. Quita mi falda junto a mi ropa interior y yo quito toda su ropa dejándolo como Dios lo trajo al mundo, Mmm.

- Eres una tentación andante, Kiri – muerde uno de mis pechos sin llegar a lastimarme, está por voltearnos, pero lo detengo.

- ¿Podemos hacerlo así? – muerdo mi labio con duda, su mirada baja de mis ojos a mi boca y así por todo mi cuerpo, siento como su palpitante miembro crece debajo de mí.

- Todo lo que quieras, amor – con su brazo toma su pantalón y de uno de los bolsillos saca un preservativo.

- ¿Por qué lo llevas al colegio?

- Por si mi novia decide raptarme a un lugar solitario y hacerme el amor – una sonrisa de dibuja en mis labios, me hago a un lado para que coloque el preservativo y me monto encima de él otra vez – Mi cielo, esta posición es un tanto más... – tomo su miembro y lo guio a mi entrada.

- ¿Eh? – lo deslizo dentro de mi lentamente, oh ya lo entiendo, cuando ya está por completo adentro gimo – Eres tan hermoso – acaricio su mejilla.

- Kiri – jadea cuando me muevo, sus manos están en mis caderas ayudándome a marcar el ritmo – Si, así – murmura con voz ronca. Adentro, afuera, adentro, afuera, roce, fricción, una perfecta sincronía que me lleva a la locura.

- ¡Elían! – gimo cuando llego al orgasmo, él entra un par de veces más en mi antes de correrse.

- Dios – murmura, caigo sobre su pecho.

- Eso... eso fue sensacional.

- Mierda, sí que lo fue – sus manos acarician mi espalda – ¿Por qué ya no quieres buscar a tus padres?

- Lían, ¿De verdad vamos a hablar sobre mis padres biológicos mientras estamos desnudos? – su pecho vibra gracias a su risa.

- ¿Qué tiene de malo?

- Es que no se si los quiera encontrar – digo al fin – Tengo miedo.

- ¿Miedo? – asiento.

- Toda mi vida me he convencido de que ellos tenían una buena razón para dejarme o al menos una razón, pero ¿Y si no? ¿Y si solo era un estorbo? Yo no... no podría sabiendo que me dejaron y que pasé todo lo que pasé porque no les importé.

- Bien, dejamos la búsqueda hasta aquí – toma mi cabeza haciendo que lo mire, sus ojos buscan los míos – Te amo – mi boca y mis ojos se abren con impresión.

- Elían...

- No, no es necesario que lo digas, sin presiones – sonríe.

- Elían – acaricio su mejilla, ante mi acto él cierra los ojos – También te amo – sus ojos se abren llenos de sentimientos, me acerco a sus labios y los beso lentamente – ¿Segundo round? – nos voltea quedando el sobre mí.

- Mierda, como te amo – sonrío y lo vuelvo a besar.

El color de ojos no importa [BORRADOR] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora