Capítulo 9

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- ¿Qué te pareció? – se sienta en modo indio, imito su acción.

- Me encantó, cuando se levanta, hizo que se me erizara la piel, ¿Cuál sigue?

- Iron Man, pero yo quería hacerte una pregunta – habla con nerviosismo – Es decir no me tienes que responder, pero ayer tu dijiste algo, no, hiciste algo – se corrige - y antes habías dicho algo...

- Elían – lo corto – Solo pregunta.

- ¿Fue por qué querías? no me tienes que responder si no quieres y si lo haces no le voy a contar a nadie, te lo juro – habla rápido, él es tan tierno y dulce, te genera confianza por lo que no dudo en responder.

- No me obligó, pero yo no lo quería hacer – me mira extrañado – Lo hice porque sabía que él iba a ser dulce, no me iba a lastimar, pero realmente yo no quería hacerlo, solo quería estar preparada para lo peor – su cara cambia.

- ¿Lo peor? – asiento.

- Había un chico que me acosaba – paso saliva – Nunca llegó a hacer eso, mi primera vez la tuve con el otro chico por si el que me acosaba llegaba a ese punto, no le quería dar el privilegio – se acerca y me atrae a él.

- Perdón por sacar el tema, a veces soy muy imprudente – niego.

- A veces hace bien hablarlo y tú me generas confianza.

- Bueno, pues gracias – sonríe.

- ¿Por qué tu mamá es Lee y no Cox? – cambio de tema para alivianar el ambiente.

- Mamá dijo que casarse con papá no la volvía parte de su propiedad, por lo que quería mantener su apellido – sonrío.

- Tu mamá me cae bien, es una genia.

- Sí que lo es.

- ¿Qué hacen tus padres?

- Están metidos en la industria del vino, tienen doscientos treinta viñedos a su nombre – abro la boca – Claro que mis padres solo administran uno – asiento – En vacaciones vamos, nos quedamos en la casa de campo, montamos a caballo y cosas de ese estilo.

- ¿Montan a caballo? – sonríe ante mi emoción – Que genial, ¿pero los cabellos sufren?

- Para nada, está prohibido tratarlos con violencia y no los sobre esforzamos – su celular suena llamando nuestra atención, en la pantalla se puede ver Gi con un corazón morado – Hola Gi – aparto la mirada - Eso no tiene nada que ver – su tono cambia, Elían es de ese tipo de personas que siempre sonríen, pero que sabes que si algo le molesta va a responder – Es mi vida Gianna – aprieta el celular – No te voy a dejar sola – rueda los ojos – Eso no va pasar, confía en mi – cuelga.

- ¿Problemas? – me muerdo la lengua.

- No – la tención volvió al ambiente.

- Oye, si te causo problemas con tu novia mejor me voy – intento levantarme, pero él me lo impide.

- Gianna no es mi novia, si lo fuimos durante un tiempo, pero ahora es un poco más complicado, no creas que no te cuento porque no te tenga confianza, solo que... No es mi secreto.

- Entiendo, pero creo que lo mejor será que me vaya – me levanto de la cama.

- No es necesario, de verdad – imita mi acción.

- ¿Seguro?

- Completamente – tira de mi hacía la cama – Mejor cuéntame, ¿Qué haremos para encontrar a tus padres?

- La directora del orfanato tiene una secretaria, su nombre es Leyla, ella está dispuesta a ayudar a los demás si hay una recompensa de por medio.

- ¿Estas segura de eso?

- Si, así es como se consiguen los condones – mi cara se torna rojo por lo que aparto la mirada – También comida decente – asiente mientras sonríe.

- ¿Qué información crees que tengan de tus padres biológicos? algunos orfanatos son algo corruptos.

- Este no es la excepción, a todos nos dicen que nuestros padres murieron, pero hay algunos que piden que digan eso para evitar que los busquen.

- Que hijos de puta – levanto una ceja.

- Vaya, el chico tierno dice malas palabras – suelto una carcajada y él se encoje de hombros.

- Tengo muchas facetas – mi celular suena llamando nuestra atención, contesto.

- Hola Nas – miro extrañada a Elían, es la primera vez que él me llama.

- Hola Kay, ¿Qué haces?

- Vemos una película – pregúntale de qué escucho de fondo.

- ¿Una película de qué?

- De Marvel, ¿Antoni y tu necesitan algo? – se quedan en silencio.

- Eh... Ven para la cena.

- Claro, adiós, a los dos.

- ¿Todo bien?

- La verdad no sé, no entendí la llamada.

- Los Marks son algo celosos, sorprendentemente no con las parejas, es más con la familia, no celos dañinos, es decir no son tóxicos – suelta una risa - Bueno no tan tóxicos.

- ¿A qué te refieres?

- Nas, Ámb y Enzo son muy unidos y se cuidan mucho, les cuesta un poco las personas nuevas porque creen que puede lastimarlos, a ellos les lastima más cuando hieren a sus hermanos que cuando lo hacen directamente, o eso han demostrado estos años.

- ¿Crees que por eso es que no me aceptan Ámbar y Enzo?

- Seguramente.

- ¿Y por qué si lo hizo Nas?

- Realmente no lo sé, Nas es un poco complicado, yo creo que confió en tus padres – mis padres, un sentimiento extraño se posa en mi estómago.

- Creo que ya debo ir a casa – miro el reloj junto a su cama.

- Bien.

- Lamento que solo nos hayamos visto dos películas – me levanto al terminar de ponerme los zapatos.

- Yo no – me mira – Te pude conocer un poco más.

- Lo mismo digo.

- Además, tengo una excusa para invitarte a mi casa – aprieto los labios, pero al final mi sonrisa sale a la luz.

- Después de ti – abre la puerta de su habitación.

- Gracias, caballero – hago una especie de reverencia.

Me despido de sus padres prometiendo que volveré complaciéndolos, nos montamos a su auto y lo pone en marcha.

El color de ojos no importa [BORRADOR] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora