Capítulo 40

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- Solo cinco minutos, bueno mejor diez – entro rápidamente dejando mi calabaza sobre la mesa, subo las escaleras, pero me detengo de golpe bajando otra vez – No puede ser, estás muy sexy y hermoso – me tiro prácticamente a los brazos de Elían.

- Gracias – sonríe, acerca sus labios a los míos, pero estos nunca se tocan por la interrupción de alguien.

- No pongas tus sucias manos sobre mi hermanita.

- Nas – lo reprendo – Bien, me cambiaré y nos vamos, será rápido, lo prometo.

Me cambio, arreglo mi maquillaje y me miro en el espejo, analizo cada parte mí, me siento tan viva, siento que estaba metida en una cajita y que por primera vez estoy saliendo al mundo y claro que no ha sido perfecto, pero tener a mis hermanos, mis padres, los chicos y Elían han hecho una rotunda diferencia en mí.

Bajo las escaleras guardando mi celular en el bolso de mano, o al menos eso intento ya que el condenado cierre no se mueve, un chiflido me hace levantar la vista.

- Estás hermosa – se me acerca Elían haciéndome sonrojar.

- Gracias.

- ¿Nos vamos? – el tono duro de Gi me hace elevar una ceja.

- Hey, ¿Todo bien? – me acerco un poco a ella.

- Si, solo que no me gusta que te hagan sentir mal – sonrío.

- Pues es mejor que quites esa cara o sino me sentiré mal – al final me sonríe – Ahora sí, vámonos, una fiesta nos espera.

- Después de la fiesta vamos a mi casa – nos avisa André y nosotros asentimos.

La música inunda todo el lugar, en la pista de baile todos los cuerpos se mueven sin importar chocar unos contra otros.

- Tu bebida, mi hermosa.

- Gracias – le sonrío – ¿Quieres bailar?

- Si, por su puesto, déjame llamar a mis padres, me pidieron que los llamara para no sé qué y bailamos.

- Perfecto – se levanta, pero lo tomo de la muñeca – Mi beso – sonríe, me besa y se va.

- ¡Vamos a bailar, Ka! – Gi tira de mi brazo adentrándome a la pista de baile.

De un lado veo como Nas y Lis bailan mientras se... ¿Manosean? Desagradable, aparto la mirada, siento unas manos en mi cintura por lo que volteo de golpe, pero solo es Matt por lo que me tranquilizo enseguida, bailamos y gritamos hasta reír. Elían aparece en mi campo de visión por lo que me alejo un poco de los mellizos para ir por mi chico.

- Hola, mi príncipe hermoso.

- Hoy soy oficial – pone sus manos en mi cadera al cambiar la canción por una más sensual.

- Tiene razón, señor oficial, perdón.

- Es una falta muy grave, oficial – aprieta mis caderas pegándome a él, por instinto bajo mis manos a su pecho.

- ¿Me castigará? – murmuro en su oído.

- Me veré en la obligación de hacerlo.

- Bien, lo espero con ansias – sonrío coqueta.

La música, el alcohol y una excelente compañía son lo mejor que puede existir, Gi y Nas fueron los elegidos para no emborracharse ya que nos llevarían a la casa de André en la que al fin sí podrían hacerlo.

- Deberíamos irnos ya – chilla Gi.

- No seas aguafiestas – la riñe Ámb.

- Claro como tu si puedes tomar.

- Princesa, quince minutos, ¿Sí? – Lu le hace ojitos, Gi rueda los ojos y asiente – ¡Wii! – Lu es la que a mi parecer es la que está más en borrachalandia, pero bueno los demás no nos quedamos atrás.

Llegamos a la casa de André, Elían tomó una de las botellas de vodka y me jaló hasta una de las habitaciones.

- Adelante, oficial – se hace a un lado dejándome pasar, abre la botella y da un gran sorbo – ¿Quieres? – asiento.

- ¿Por qué subimos? – dejo la botella sobre una mesita.

- Hay un castigo por cumplir, señorita.

- Oh, con qué era eso, ¿Qué tienes en mente?

- Muchas cosas – sus ojos bajan por todo mi cuerpo – Quítate la ropa – ordena haciéndome calentar.

- ¿Toda? – tiro el sombreo a un lado, deslizo los tirantes fuera de mis hombros, saco la blusa por mi cabeza, pero no quito más prendas esperando por su respuesta.

- Sí, toda – al tener casi toda la espalda descubierta no podía utilizar sostén por lo que mis pechos estás a su vista en este momento.

Deslizo el short junto a mis bragas por mis piernas, dejándome totalmente desnuda ante él, hago el amague para quitarme los tacones, pero Elían no me lo permite.

- Yo lo hago – se agacha frente a mí.

Sus manos quitan mis tacones haciendo que mis pies hagan contacto directo con el frío suelo, sus dedos suben por mis piernas haciéndome jadear, su cara queda justo en frente de aquel lugar húmedo y caliente que aclama por él.

Su boca hace contacto con mis muslos, muerdo mi labio para evitar que cualquier sonido salga de mi boca, sus besos suben hasta llegar a mi intimidad, sus ojos hacen contacto con los míos, mierda, se ve tan caliente agachado frente a mí, debajo de mí, sobre mí.

Un sonoro gemido sale de mi boca al sentir la presencia de sus dedos dentro de mí y su boca sobre ese punto nervioso, oh sí, bajo mi mano hasta su cabello jalando un poco de él.

- Llevas...mucha...mucha ropa.

- ¿Me quieres desnudo, kiri? – asiento – ¿Me quieres dentro de ti? – asiento con más emoción, da un último beso ahí y se levanta.

- Es usted muy sexy, oficial, ¿Se lo han dicho? – quito su camiseta, ni siquiera supe cuando se quitó su sombrero.

- La verdad, es que no me lo dicen mucho – bajo sus pantalones junto a su bóxer dejando su dureza a mi vista haciéndome relamerme los labios.

- Pues yo estaré encantada de recordárselo siempre – se abalanza sobre mi sellando mis labios con los suyos.

Mi espalda choca con el colchón, sus besos bajan a mi cuello, antes de seguir bajando se aleja de mí y saca una tira de cinco condones, elevo una ceja y el solo me sonríe juguetón, saca uno y lo pone sobre su miembro, se vuelve a poner sobre mí y de una sola estocada entra en mí haciéndome poner los ojos en blanco.

- ¡Elían! – chillo, sus embestidas me hacen arquear la espada, su boca juega con mi pezón.

- Amor – sus besos suben a mi boca, toma una de mis pernas poniéndola sobre su cintura haciendo que llegue más profundo.

Acerca su boca a mi oreja murmurando cosas tiernas y sucias haciendo que poco a poco pierda la cordura, sus movimientos comienzan a ser un poco desesperados y sé que es porque está por llegar, pego mi boca su oreja.

- Córrete para mí, mi amor – hasta yo me sorprendo del tono sexy en mi voz.

- Fuck – murmura en oído, su voz grabe, el gruñido de su baca, la fuerte estocada y el apretón en uno de mis pechos hace que llegue a mi limite y gimiendo su nombre llego a mi esperado orgasmo – Necesito que me hables así siempre – se acuesta a mi lado.

- Necesito que me digas cosas sucias al oído en ingles siempre.

- ¿Es un trato? – toma de la cintura poniéndome sobre él.

- Es un trato – acerco mi boca a la suya sellando el trato – Hey – lo llamo acariciando su mejilla – Te amo – por sus ojos pasan más emociones de las que imaginé, un destello de ¿Tristeza? O ¿Dolor? Cruza por sus ojos, pero desaparece tan rápido que lo atribuyo al alcohol en mi sistema.

- Yo también te amo, de verdad lo hago.

El color de ojos no importa [BORRADOR] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora