Me puse la pijama, tomé mi computador, lo encendí, necesitaba distracción, el logo de Netflix se extiende por mi pantalla, cuando la película está por empezar mi puerta suena llamando mi atención.
- ¿Sí? – la puerta se abre y entra Ámb.
- Hola, hermana – levanto la ceja ante el apodo – ¿Qué? – niego sonriendo – Iré a casa de Gio, debemos investigar unas cosas, ¿Estás de acuerdo? – asiento.
- Claro, ve – me da un beso en la mejilla y se va, regreso a lo mío y la puerta vuelve a sonar – Ámb, solo entra – la puerta se abre, pero no es Ámbar la que está del otro lado.
- ¿Estas ocupada? – niego, dejo el computador de lado y se sienta junto a mí – ¿Por esto fue que me ignoraste? – asiento - ¿Por qué no me dijiste?
- Tenía muchas cosas en la cabeza, muchos sentimientos encima.
- Cuéntamelos, ¿Qué sientes?
- Tengo impotencia, rabia, miedo, dolor y resentimiento, pero al mismo tiempo me siento feliz, agradecida, amada y protegida.
- ¿Por qué sientes impotencia?
- Porque no puedo hacer nada.
- Enzo nos dijo que no le has querido decir quién te hizo eso, ¿Fue... fue Héctor? ¿Te hizo algo más? – su mandíbula está tensa, de echo todo él está tenso, por su tono de voz es más que obvio el enojo que siente, más que enojo yo lo llamaría furia.
- No – acaricio su mejilla – No fue él.
- ¿Entonces? ¿Las cinco hijas de puta? – elevo una ceja ante el insulto, Elían no es de insultar mucho.
- Si, fueron ellas, pero al final les gané yo – esta vez él leva la ceja – Ellas eran cinco, pero yo tenía un tubo de metal – al final logro sacarle una sonrisa.
- ¿Por qué no puedes decir que fueron ellas?
- Si hablo de ellas también debo mencionar a Héctor, me dirán ¿Qué hacia la directora? Y yo les responderé, nada, nunca hizo nada, nunca le importamos, pueden demandar al orfanato y se darán cuenta que ese lugar está hecho una mierda, lo pueden clausurar y llevar a los chicos a otros lugares, no puedo permitir que separen a Christy y a Corey, además tampoco quiero que me miren diferente.
- ¿Por qué te verían diferente? – me encojo de hombros – ¿Yo te veo diferente? – sus ojos se centraron en los míos, su profunda mirada hace que mi corazón se acelere – Responde – no se en que momento nos hemos acercado tanto, su nariz roza con la mía, un movimiento, un pequeño movimiento y tendré sus gloriosos labios sobre los míos.
- No – murmuro, sus ojos viajan a mis labios y yo me los relamo – No lo haces – me inclino y atrapo sus labios entre los míos, el beso es dulce, lento, cariñoso, subo mis manos a su cabello jalándolo sacándole un gruñido, después de unos segundos nos separamos en busca de aire y en cuestión de segundos lo tengo sobre mis labios otra vez, pero esta vez es más rudo, con más pación, más electrizante.
En un movimiento me encuentro sentada a horcadas de él, mis manos están inquietas, bajan de su cabello a su espalda, sus brazos hacen presión en mi cintura sacándome un gemido de dolor, Elían se separa inmediatamente de mí.
- ¿Te lastimé? – mi respiración está agitada al igual que la suya, sus ojos bajan a mi abdomen, toma el borde de mi blusa y la empieza a levantar, sus ojos se encuentran con los mío, se detiene antes de dejar mi sostén al descubierto.
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El color de ojos no importa [BORRADOR]
Teen FictionKarys es adoptada por una familia con muchas comodidades, en otras palabras, millonarios. Ella deberá enfrentarse a su pasado, hacerle frente a su presente y tomarle poca importancia a lo que le depare el futuro. Llegará a la familia Marks generando...