Capítulo 42

151 5 0
                                    

La puerta de mi habitación de abre dejándome ver a Elían.

- ¿Puedo pasar? – asiento – Sé que estás molesta y tienes todo el derecho, solo quería que supieras que yo no creía que me estuvieras engañando con ellos.

- ¿No? – niega y se sienta frente a mí.

- Si creí que tal vez uno de los dos te estaba empezando a atraer, pero yo sé que tú no serías capaz de engañarme.

- ¿No crees que si alguno de ellos me empezara a atraer te lo diría? – aparta la mirada.

- Perdón.

- Elían, en una relación debe haber confianza, sino ¿Para qué tenerla? – sus ojos se abren de par en par

- ¿Quieres terminar conmigo, Kay? – en sus ojos veo temor haciendo que algo dentro de mí se estruje.

- ¡No! – digo rápidamente abriendo mis ojos.

- ¿No quieres terminar conmigo? – niego – ¿Sigues molesta? – asiento y sonríe – Bien, es todo lo que necesito saber.

- ¿Te alegra que esté molesta? – y muy a mi pesar sonrío, porque Elían tiene ese maldito efecto en mí.

- No, pero me alegra saber que no quieres terminar conmigo, gracias por darme la oportunidad de ganar tu perdón, amor – ese apodo me hace sonreír.

- Estoy tratando de estar molesta, deja de decir esas cosas, ¿Si? – sonríe – Elían ¿Ellas si creían que entre Matt, Gi y yo había algo? – tarda en responder, pero asiente.

- Los Ricci son personas muy cerradas, pero contigo no lo eran, bueno solo al inicio, le dices Matt a Ricci, él ni siquiera nos deja decirle así, pero el que tú lo hicieras parecía no molestarle.

- Él nunca me dijo que no podía llamarlo así.

- Lo sé, hermosa, no es tu culpa, te mostraron sus dibujos, te dibujaron y eso hizo crecer sus inseguridades.

- ¿Y las tuyas? ¿Por qué no compartiste tus insegura des conmigo?

- Porque no te quería hacer sentir mal, eres la clase de persona que se sacrifica por los demás y no quería que dejaras de hablar con los mellizos o algo así, no puedo ser tan egoísta, mis inseguridades no son tu responsabilidad.

- Si lo son cuando me afectan a mí también yo no... no me di cuenta de que te sentías así.

- Eso era justamente lo que quería y ayer me di cuenta que lo que creía era una estupidez.

- ¿Ayer?

- Bueno, hoy en la madrugada más bien, en todas las veces que hicimos el amor me miraste igual, con amor y me di cuenta de lo imbécil que fui.

- Sí que lo fuiste, yo te amo, realmente lo hago.

- Lo sé, yo también lo hago, te amo, te amo mucho y me siento muy mal con todo esto.

- Gracias por decirme todo esto – sube su mano, pero no toca mi mejilla, me mira como pidiendo permiso y asiento.

- Estas mal por otra cosa, ¿Verdad? – cierro los ojos ante sus caricias y asiento – ¿Qué ocurre?

- Te voy a hacer una pregunta y quiero que respondas con sinceridad – asiente – ¿Crees que soy un estorbo? – frunce el ceño, pero no responde enseguida.

- Claro que no, ¿Quién te dijo eso? ¿Alguien te ofendió? – pregunta con duresa.

- ¿Hablas de además de ustedes por creer que haría algo así? – baja la mirada – Perdón no quise ser grosera, lo mejor será que hablemos después, ¿Si? No te quiero lastimar, quiero escuchar todo lo que me tengas que decir, pero en este momento estoy un poco a la defensiva y no valdría la pena.

- Claro que sí, hermosa, tomate tu tiempo, sin presiones – me sonríe y me sorprende la capacidad que tiene su sonrisa para hacerme sentir bien – Cuando estés lista solo dime, yo estaré esperando por ti.

- ¿Seguro?

- Segurísimo – me da un beso en la frente – Buenas noches, ki...Kay.

- Puedes decirme, kiri – le sonrío – Buenas noches...Lían – lo último hace que sus ojos tomen un brillo especial, me da una última mirada y sale de mi habitación.

Tomo mis audífonos, busco en mi celular una canción para despejar mi mente, me decido por 00:00 (Zero o'clock) de BTS.

Mi corazón está estrujado y mis palabras siguen desapareciendo

...

Vuelvo a casa y me acuesto en la cama
Me quedo pensando, ¿realmente fue mi culpa?

...

¿Hay algo diferente?
Creo que nunca será así

...

¿Es mi culpa? ¿Es mi error?
Tal vez es solo el sonido de mi eco sin respuesta alguna

Mi cabeza se llena de pensamientos llevándome un lugar oscuro ¿Hay algo diferente?
Creo que nunca será así, muy dentro de mi siento que es verdad ¿Algún día podré ser feliz sin que algo después lo arruine? Creo que nunca será así. El mensaje que me quiere transmitir la canción no es el que estoy captando, mi cabeza no me lo permite.

Después de casi cuarenta minutos la puerta de mi habitación se abre, Enzo entra sentándose frente a mí.

- ¿Podemos hablar?

- Preferiría que no – su gesto se contrae.

- ¿Por qué?

- Es que no estoy muy segura de querer escuchar lo que vas a decir.

- Solo quería decirte que escucharas a los chicos – paso saliva.

- Ese es el problema.

- ¿Cuál? – se cruza de piernas.

- Tu viniste hasta aquí para abogar por tus hermanos, que está muy bien, pero todavía no me has preguntado cómo me siento, durante más de cuarenta minutos tus padres y tu estuvieron hablando con ellos, pero ninguno vino a saber de mí.

- Kay...

- Y lo entiendo, solo que yo me había prometido no hacerme esperanzas porque cuando te das cuenta que las cosas no son así duele mucho más.

- ¿De qué hablas?

- Yo siempre estaré en segundo lugar, tus padres siempre los escuchará a ustedes primero y lo entiendo, de verdad lo hago, solo que duele saber que tal vez nunca llegue a ser la prioridad de nadie.

- Eso no...

- Si es verdad y no me molesta, ya no, mi vida ha estado llena de decepciones, las veces que me he sentido especial en este maldito mundo las puedo contar con los dedos de una mano y siempre hay algo después que lo arruina, cuando tus padres me adoptaron me sentí especial y entonces Ámb y tú no me aceptaron y me sentí un estorbo, cuando Elían me eligió, cuando Is y Lis se volvieron mis amigas, cuando pude conocer más a Gi y a Matt me sentí sumamente especial y después pasó esto y me volví a sentir un estorbo.

- No eres un estorbo y nunca más lo vuelvas a repetir – su tono de voz es duro al decir eso.

- Es... solo que yo...no sería capaz de aguantar una decepción más o al menos en algunos meses.

- No hables así – su voz se suaviza.

- Te prometo que hablaré con tus hermanos, solo que necesito un tiempo para despejar mi mente.

- Nuestros.

- ¿Eh? – frunzo el ceño.

- Nuestros hermanos, nuestros padres, nuestra familia, no es mía, es nuestra, perdón por no preguntarte.

- Está bien, de verdad.

- No, no lo está, mereces ser nuestra prioridad, nunca lo dudes – me sonríe y asiento ante sus palabras. 

El color de ojos no importa [BORRADOR] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora