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Entrenar durante el otoño eran una de las mejores cosas en la vida para el equipo de béisbol, pero era más emocionante para aquellas chicas que se morían por ver a los muchachos más apuestos del colegio con aquellos uniformes que delineaban perfectamente sus delgados cuerpos.

- ¡Oppa Jeongguk!, ¡Usted es tan guapo! -Se escuchó por parte de una voz chillona desde las gradas. A lo que el castaño volteó para dedicarle una sonrisa sumamente coqueta.

Todo su club de fans falleció por sus encantos.

Pronto tendrían una jugada importante contra la preparatoria vecina, y para ser sólo una práctica se estaban divirtiendo mucho.

Le tocaba batear a nuestro bebé Yukhei, se encontraba relajado cómo siempre. La pelota salió disparada al chocar contra el bate de Wong, y con ello, el moreno dio una carrera completa sin poder ser atrapado por el equipo contrario.

Las espectadoras chillaron al ver la habilidad del muchacho, era un sueño de hombre, imposible no babear por él.

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Renjun terminó de leer su primer libro del día, era aquel del que había hablado con Sicheng, debía admitir que era interesante y complejo para alguien cómo él. 

Se puso de pie haciendo su silla a un lado, y dejando el libro sobre un estante para que alguien más lo acomodara en su lugar. Caminó hasta el enorme librero buscando un libro de cálculo, ya que lo necesitaría la semana próxima, pero no usaría cualquiera, sabía de uno que le había visto hace tiempo al profesor Kim.

Logró visualizarlo a unos metros por encima de él, demonios, no alcanzaría ni estirándose todo lo que podía. Bingo, la escalera plegable estaba allí, así que fue por ella y la alineó verticalmente, montándose en ella sin pensarlo dos veces.

Ahora sí alcanzaba el libro; una vez que lo tuvo en su poder lo empezó a hojear con emoción, sin embargo no pudo predecir que sus zapatos resbalarían del delgado peldaño, no era algo de qué exagerar, estaba a tres peldaños del suelo.

No obstante, nunca cayó en su totalidad, pues al parecer alguien le había amortiguado. Un chico de cabellera negra había salvado a su trasero de un golpe no tan rudo.

- ¡A-Ah! ¡Lo siento! -Se levantó de su espalda, tomando su libro con fuerza sobre su pecho. - Te llevaré a la enfermería.

- ugh... no hay problema -El muchacho se puso de pie igual, masajeando su espalda y cuello, sí que le había dolido. - ¿Tú estás bien?

- Estoy bien... perdón, no era mi intención caer sobre ti.

- Lo sé, pero me alegra que no te hayas lastimado, te vi resbalar pero no se me ocurrió nada más... Lo siento.

- ¿Q-Qué? -Abrió bien sus ojos, mostrando un pequeño sonrojo. "¿Éste chico dejó que le aplastara a propósito...?"

- Uhm... ¿Cómo te llamas? Yo soy Kunhang, perdón si mi coreano no es bueno, es mi primera vez aquí y... sólo estudié el idioma algunos años por obligación.

- Oh...no hay problema, también soy extranjero, me llamo Renjun -Le extendió una mano, regalándole una linda sonrisa.

- ¡Ah! Renjun... qué bonito nombre -Le halagó con amabilidad, estrechando su mano con delicadeza. - Estoy buscando algo qué leer... ¿Podrías ayudarme?

- Por supuesto... ¿Cómo qué te gustaría? 

Esa tarde Huang la pasó muy bien con el muchacho de cabellos azabache, ya que le pareció alguien muy amable, educado y culto, y por su apariencia podía jurar que era alguien de clase alta.

Hey Sweetie! ; Luren  ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora