Me alejé de él empujándolo con las mismas manos que sin darme cuenta había pasado por sus brazos y su cuello.
Me alejé cuando pude reaccionar y alejarme de mis instintos.
—No, Alejandro. — Negué más para convencerme a mí misma de que era lo correcto.
—¡Te amo, de verdad te amo! — Repitió tratando de que le creyera, atrayendome de nuevo hacia él. — Mi corazón va a explotar ¿No puedes verlo? ¿No es obvio que haría cualquier cosa por ti?
—Bueno… — Mi cabeza se despejó un poco con la brisa. —¿Y eso qué? — Me puse a la defensiva soltandome de su agarre. —¿A mí qué me importa si me amas y si tu corazón va a explotar? — Alejandro parecía no entender mis palabras. — ¿Sólo porque tú sientes eso crees que yo debo sentir lo mismo?
Lo pensó un segundo.
—No… — Logro decir, estaba decepcionado. — Perdón.
— Tengo cosas que hacer, adiós. — No pude ni dar dos pasos y Alejandro me detuvo.
—No te vayas, ¡Te subiré el sueldo! — Rogó.
—Alejandro pensé que te había quedado todo muy claro. — Tomé aire para decir lo obvio. — Me gusta dónde estoy, me gusta lo que estoy haciendo. — Aclaré. — El dueño del hotel Maldiva se fijó en mí por el trato, por la propuesta que hice y aunque me ayudaste a redactarlo, sé que ahora puedo hacerlo mejor. — Me dí ánimos. — He avanzado como persona y no pienso estancarme por ti. Yo estoy satisfecha por haber logrado algo por mí misma y ser reconocida. — Recordé la Ana de la escuela, el estrés y la importancia de no poder recordar nada. — Yo nunca fui esta clase de persona, siempre fui etiquetada como la problemática y la tonta pero hoy… he encontrado alegría al desvelarme. — Sonreí de lado. — En no poder dormir por buscar ideas y no dormir por tener una presentación importante, me gusta esto. ¿No lo ves? ¿Sólo porque me amas vas a quitarme mi nuevo sueño?
—No es eso, es sólo que… — Trató de justificarse.
—Iré a la entrevista, es una buena oportunidad para mí. — Volví a intentar caminar pero me detuvo.
—Yo te llevo. — Se ofreció.
—No, gracias.
— Llegarás tarde. — Me advirtió. — No pasan taxis y los autobuses no hacen paradas aquí. — Alejandro tomó mi mano y se giró a abrir la puerta del auto, entré resignada y me puse el cinturón. Él subió y comenzó a conducir hacia el hotel pero sin decir ni una sola palabra, me sentía incómoda. — ¿Por qué quieres cambiar de trabajo? — Preguntó en tono serio, yo lo miré confundida. — Dime por qué quieres cambiarlo, Ana. — No entendí este juego.
—Pues… — ¿No se supone que ya se lo había dicho?
—¿No puedes responder a eso? — Seguía serio, sin mirarme.
— Estaba pensando, quería ser honesta…
—¿Honesta? — De burló. — ¿Les dirás la verdad? ¿Dirás que cambias de trabajo porque no quieres ver a tu ex? — Suspiré. — Entiendo porqué se fijaron en ti, tienes un gran potencial, siempre te lo dije. — Era cierto, Alejandro siempre me lo había dicho desde que nos conocimos. — Ellos saben que eres profesional y aferrada, lo vieron en la presentación. Lo primero que te preguntarán será ¿Por qué quieres cambiar de trabajo? ¿La pasaste mal en la empresa Zelo? Y tú debes decir que no, nunca debes hablar mal de otra empresa en una entrevista, eso te hace ver mal. — Recomendó aún sin verme. — Demuestra tu pasión, así como acabas de mostrármela a mi. — Pensó unos segundos más. — Y debes decir que trabajaste en tu cumpleaños, eso también cuenta. Aunque… eso sólo fue un truco mío, perdón por obligarte. — Sonreí al recordar esa noche. — Quería estar contigo en tu cumpleaños. — Admitió.— ¡Ah! Y Ana… — Me llamó.
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Soltera divorciada
RomanceEn la vida tienes dos opciones, te esfuerzas para triunfar o te casas con un millonario y Ana odia esforzarse en la escuela así que comienza a trazar un plan para no tener que trabajar en el futuro. Su peor escenario sería terminar como sus padres...