BONITA

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Alejandro me llevó al departamento de Adam, aunque estuvo molestó todo el camino en cuanto le di la dirección.

—Gracias. — Bajé del auto, pero él bajó detrás de mi.

—Tengo una pregunta. — Caminó a mi lado, entramos al edificio, pero me detuve en las escaleras.

—¿Cuál?

— ¿Cómo puedes quedarte en la casa de otro hombre? ¿Tus padres saben esto? — Verdaderamente estaba molesto.

—No es nada de lo que piensas, Carmen también se queda aquí. Adam fue muy gentil al dejarnos vivir con él.  — Sonreí.

—Aun así, no está bien. Vamos a mi casa. — Me tomó de la muñeca queriéndome sacar del edificio.

—¡Qué no! — Grité y le arrebaté mi brazo.

—Dijiste que te habías ido a un hotel. — Realmente parecía mortificado.

— El hotel es muy caro.

—Yo te lo pago, te pagaré la habitación pero por favor, no te quedes aquí con él.

—No es necesario. — Subí las escaleras y él a mi lado.

—Pero, cuídate. Cuídate mucho. — Rogó. — Por favor.

—¿Cuidarme de qué? — Me reí.

—No conoces a Adam, realmente no, no dejes que se te acerque. — Me reí.

— De todas las personas que me rodean tú eres el más peligroso. — Me burlé y paré de subir las escaleras. — Ahora vete. 

—Pero…

—Vete. — Lo corrí.

— Está bien. — Se resignó. — Ya me voy. — Avisó y yo asentí.

Alejandro bajaba los escalones lentamente sin mirarlos, me miraba a mi.

— Adiós. — Se despidió con la mano y yo le respondí el gesto, siguió bajando de esa forma.

—Te vas a caer. — Le advertí. — Baja bien, voltea.

—Es que quiero verte hasta el último segundo. — Siguió bajando lentamente sin ver.

Me di la vuelta y seguí subiendo los escalones pero se escuchó que alguien subía detrás de mi, di la vuelta para ver y Alejandro estaba a mi lado.

—¿Es en serio?— Lo miré mal, él parecía incómodo, miró sus zapatos y comenzó a jugar con un pequeño hilo de su ropa.

—Se me… olvidó darte las buenas noches. — Me reí, hacia lo mismo cuando comenzamos a salir en la preparatoria y me llevaba a mi casa.

—Buenas noches, descansa. — Alejandro bajó las escaleras de forma normal, pero girando a verme cada cierto tiempo.

Me di la vuelta y subí al departamento de Adam, cuando llegué, Adam estaba en la puerta.

—Estoy triste y enojado. — Fue lo primero que dijo al verme. — Me ignoraste todo el día.

—Yo… em… — No supe qué responder.

—No quiero excusas, olvídalo. — Nos miramos incómodos. — Claro que deberías darme una explicación. — Pensó en voz alta. — Las parejas pelean por cosas como estas ¿No? — Comenzó a reír. — Por el típico… ¿Por qué no me contestabas el teléfono? — Fingió la voz. — Debería ser nuestra primera pelea ¿Debería de grabarlo?

Lo miré fijamente, no reí de sus bromas. Estaba nerviosa, había hablado con Alejandro. No seriamente, pero le había dicho que me molestaba el hecho de que Elizabeth fuera su prometida, era un compromiso y yo sabía que ella lo amaba.

Soltera divorciadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora