FINAL

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—¿Despedir? — No entendí a qué se refería.

Adam sonrió.

—No pongas esa cara que no es nada malo. — Explicó. — Estas semanas hemos avanzado, mi mamá y yo ayudamos a Elizabeth a que vaya a terapia, debe vivir muchos duelos o algo así entendí. — Trató de explicarme. — También mi padre ha tenido avances, Elizabeth, mi mamá y yo lo dejamos y comenzó a darse cuenta del peso de la soledad, habló con nosotros y nos autorizó con mucho esfuerzo a ser dueños de nuestras vidas. — Adam no cabía en sí mismo de lo feliz que estaba. — Como te había dicho, él siempre quiso que sus hijos nos hiciéramos cargo de sus acciones y por eso Elizabeth y yo estudiamos lo que él quiso. Pero acaba de decirme que pagará la carrera que yo quiera en la escuela que más me agrade.

—¿En serio? — Sonreí confundida, Adam estaba feliz pero eso significaba que se alejaría de mi.

— Completamente. — Asintió. — Mi hermana decidió quedarse a manejar las acciones porque es buena haciéndolo y mi madre decidió trabajar, entró a capacitación en un gran hotel para tratar con muchas personas extranjeras.

—¿Y tú qué estudiarás? — Pregunté en un susurro.

—Artes. — Contestó de inmediato con una sonrisa. — Me iré a Londres.

—Me alegro mucho por ti. — Me lancé hacia él para abrazarlo. — Serás el mejor.

—Ya lo soy. — Nos reímos. — Estudiaré pero, regresaré para seguir a tu lado y molestarte hasta que te hartes de mi. — Advirtió.

—Eso no va a pasar nunca y no olvides traerme regalos costosos. — Le advertí.

Entramos a mi casa a contarle a Carmen y acordamos en hacerle una fiesta de despedida, Adam significaba tanto en mi vida, le debía mucho porque logró hacer que creyera en mi, en mi potencial y creó en mí una nueva etapa.

Al día siguiente me quedé pasmada al entrar a la oficina y encontrar a Alejandro con cara de confusión mirando a Berna, Tabata, mi hermano, Héctor, dos empleados que eran del área técnica y otros dos de investigación.

Un auto llegó con varios escritorios y computadoras equipadas, acompañados de una carta de inversión por parte del dueño del hotel Maldiva. Todos estábamos muy emocionados y las nuevas personas que se unían al quipo se la pasaban expresando lo afortunados y dichosos que se sentían al iniciar un nuevo proyecto con Alejandro.

Él habló con todos ellos al inicio sin aceptar la ayuda que le ofrecían, pero terminó cediendo cuando le dijeron que yo era la que los había llamado, eso no era cierto, pero ellos no dieron otra versión más que esa.

"Lamento decepcionarte, no me gustan las despedidas (recién lo descubrí porque realmente nunca me había tenido que despedir de nadie) pero ya sé que te pondrías a llorar porque soy el amor de tu vida y hasta te hubieras querido ir conmigo, pero no puedo permitirlo. Hay alguien que te necesita (aún más que yo) Espero te hayan gustado mis regalos, no olvidaré los regalos costosos que me pediste, mi querida amiga. 🎁

Por último, el hotel aceptó la inversión de inmediato, conocen a Alejandro y su trabajo, pero realmente lo hicieron porque te tenía a ti. Realmente quedaron impresionados por tu trabajo desde aquella presentación. Nunca dudes de nuevo que las cosas buenas que te pasan es por ti y tu gran esfuerzo.

No olvides hablar y expresar lo que te está pasando!!! No retrocedas y eches a perder todo mi esfuerzo.

Ahora lo que pase depende de tí, gracias por ser parte de mi, de mi vida y hacerme feliz.

Soltera divorciadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora