🔞Kovacio🔞 [Harlan Kovacs]

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Una llamada despertó a Horacio en mitad de la noche, su teléfono no cesaba de vibrar sobre la mesita al costado de la cama, haciéndole removerse frustrado para contestar. Sudó en frío al leer el nombre de quien llamaba en la pantalla, era el comisario de la LSPD.

Pensando que había ocurrido alguna emergencia y le necesitaban como agente federal, se levantó de un salto de la cama, vistiéndose mientras contestaba —¿Aló, Kovacs? — sus movimientos se hicieron lentos al oír de fondo música y un estruendoso ruido proveniente de una gran masa de gente, derrumbando su teoría inicial.

—Horacio...Horacio ¿Puedo ir a tu casa? Creo que te tengo un chisme jugoso— Dijo fingiendo diversión, culminando con una risotada amarga, estaba llorando y sonaba bebido.

—Harlan— le trató por su nombre —dime dónde estás, voy a buscarte— habló con suavidad debido a su preocupación. Momentos después recibió en su móvil una ubicación, a la que se dirigió a toda prisa.

Era un bar de mala muerte en mitad de la carretera, al ingresar, le vio en la barra con un vaso en sus manos, apresuró sus pasos hasta él, dando un apretón en su hombro de forma tierna para saludarle. El comisario al verle bebió de un trago todo el alcohol que le quedaba. —Horacio—hizo una mueca, un fallido intento de sonrisa —Me acabo de divorciar de mi mujer, vaya chisme ¿No? — Los ojos del de cresta se abrieron de par en par, aquello había sido ciertamente inesperado, atragantándose con su propia saliva.

—Kovacs, y-yo creo que es mejor que le lleve a su casa, mañana si gusta conversam...— fue interrumpido —Horacio, que no quiero volver allí esta noche, déjame dormir en tu sofá por favor— suplicó desesperado, recibiendo un asentimiento del contrario.

—Vamos entonces, deja de beber—

En el camino logró distraerle, cantando y bailando en el vehículo le hizo reír finalmente, calmando por completo el ambiente y sintiendo que al menos momentáneamente olvidaba sus penas.

El de cresta, precavido, le sirvió un vaso de agua y una pastilla para el dolor de cabeza —mañana me lo agradecerás— rió junto a él en el living, hasta que el jefe de policía divisó en una bandeja sus diversos y coloridos juguetes. "mierda" pensó para sí mismo, había olvidado ocultar eso.

El mayor sonrió —¿Y esto? Apuesto a que son de gran ayuda para el mal de amores ¿No es así? —

—Pues, así no extraño a nadie, llevo varios años solo— dijo con algo de melancolía.

Kovacs dio un paso hacia el de cresta, murmurando —Pareces ser experto en esto— comenzaba a sentir un extraño calor invadirle.

—Si quieres, puedo enseñarte— las manos del menor jugueteaban con el borde de su camisa, mirándole felinamente como sólo él sabía hacerlo. El comisario siempre había disfrutado de la coquetería natural del FBI, pero sólo ahora que estaba 'libre' su mente dio luz verde ante aquellas sucias intenciones que aguardaban sus palabras y miradas.

Sin pensárselo dos veces, respondió a su sugerente invitación con un salvaje beso, atrapando los labios de Horacio con brusquedad, ambos jadeaban sin poder separarse del otro, el chasquido de sus besos resonaba exquisitamente en el living. Las manos de ambos comenzaban a colarse bajo sus ropajes lascivamente.

Jadeando, el mayor espetó dificultosamente entre beso y beso —Horacio, hazme olvidar todo, te lo suplico— su voz sonaba erótica y destrozada en partes iguales. El mencionado besó su cuello, llenándole de una deliciosa sensación. Con voz grave le respondió —Arriba tengo un par de juguetes, podrías usarlos conmigo y así te descargas de todo— volvió a besarle, sintiendo que su cuerpo era elevado por Kovacs, quien, aceptando dicha invitación le llevaba escaleras arriba sin cortar el beso en ningún momento.

Horacio le rodeó con sus piernas, haciendo leves movimientos de cadera para friccionar sus erecciones y volverle aún más loco. Una vez llegaron a su habitación roja, el jefe de la LSPD quedó sin aliento, pues ciertamente no esperaba que a eso se refería con "un par de juguetes". Inspeccionó con la mirada cada rincón de aquel curioso y lujurioso espacio, escogiendo su primer destino, aquella placa acolchada de la pared, donde con rapidez y agilidad amarró a Horacio de las muñecas, inmovilizándole.

Buscó una vez más sus labios, mordiéndolos entre toscos y húmedos besos, los cuales fueron bajando. Devoró aquel cuello haciendo que el FBI tirara de sus amarres infructuosamente, gimiendo fascinado. Las manos del mayor comenzaron a tocar su abdomen, rompiendo la camiseta que usaba para tener acceso a más piel. El sonido de la tela rasgándose deleitó a Horacio, quien no dudó en tentarlo —Con que eres un salvaje ¿No? ¿Es eso todo lo que puedes dar? — Aquello encendió al comisario de sobremanera, llevándole a abrir el pantalón del menor, liberando su erección. Con un certero escupo dejó saliva sobre su pene, comenzando a masajearlo primero con lentitud para desesperarle, cosa que consiguió. Horacio gimoteaba tirando una vez más de sus amarres —M-más por...por favor...mhm...— sonaba necesitado.

—Ouh, el pequeño quiere más, sería una pena que le dejase así— la maldad en su voz quemaba por dentro al de cresta, quien estaba disfrutando de sufrir así.

Su mano dejó de masturbarle, con la yema de su dedo inició un recorrido desde la base de su pene hasta el glande, acariciando suavemente, casi imperceptible, viendo cómo Horacio se deshacía ante ese cruel toque, lloriqueando de placer. Kovacs quedó hipnotizado con aquella caóticamente hermosa imagen del menor totalmente a su disposición, y no aguantó más. Cayó de rodillas y tomó con su mano el miembro del FBI, introduciéndolo a su boca, comenzando a succionar una y otra vez en cada vaivén, fascinado con los gimoteos del de cresta, saboreaba todo su miembro, llenándole de saliva.

Se levantó y liberó las muñecas de Horacio besándole con fuerza, éste le llevó al mesón del frente a buscar el lubricante. Kovacs lo sentó en aquel mueble de madera, arrinconándole y posicionándose entre sus piernas. Volvió a atacar sus labios salvajemente, levantándole una pierna a Horacio para dejarla sobre su hombro y tener acceso a su entrada. Dejó caer lubricante sobre sus dedos y el orificio del menor, metiendo lentamente sus falanges entre aquellas deliciosas carnes, recibiendo exquisitos jadeos y gemidos.

La espalda del de cresta se arqueó en busca de más, siendo comprendido por el mayor, quien retiró sus dedos para alinear su propio miembro a la entrada ya dilatada y lubricada de Horacio, entrando de una sola estocada con brusquedad, y comenzando a embestirle entre jadeos y gruñidos. El jefe de policía sentía su mente nublada por el placer, notando cómo las calientes carnes del menor aprisionaban su pene deliciosamente mientras se deslizaba con fuerza en su interior. Gemían extasiados, cayendo en un abismo de lujuria y erotismo entre ágiles movimientos que les llenaban de placer.

Horacio gemía su nombre con su espalda arqueada sobre el mueble y su pierna aún apoyada en el hombro del contrario. La mano de Kovacs le sostenía desde el muslo, enterrando allí sus dedos logrando embestirle con una deliciosa velocidad. Los gimoteos del menor se agudizaron en desesperación al sentirle chocar en su interior con el punto más dulce y sensible, aferrándose con fuerza al mesón para recibir cada estocada que le estaba llevando al límite.

Entre lloriqueos de placer, el de cresta se derramó sobre su propio abdomen, jadeando extasiado. Kovacs salió de su interior y tomó la mano de Horacio, posándola en su miembro e indicándole que le masturbara —Quiero correrme en tu mano— espetó con voz profunda y lasciva, siendo obedecido de inmediato. El mayor buscó los labios de H en un beso necesitado, gimiendo y gruñendo sobre sus labios mientras sus lenguas batallaban bruscamente. Horacio aceleró el vaivén de su mano, sintiendo que, en un último gemido, el comisario dejaba salir sus calientes fluidos sobre él, los cuales degustó fascinado, llevando aquella mano hasta su boca y pasando su lengua por ésta, haciendo jadear al mayor ante el inesperado movimiento realizado.

Apoyando su frente contra la del de cresta, Kovacs aún jadeando sonrió diciendo —Si éste es tu método para pasar el mal de amores...creo que me apunto— volviendo a besarle, pero más suavemente, sintiendo que tal vez podían ser un buen equipo en más de un sentido. Pero eso...eso ya se vería más adelante...

One Shots - SpainRP / InfamesRPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora