🔞 Fordacio - "Daddy"🔞

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Definitivamente el plan no había salido correctamente. A lo lejos, sirenas policiales resonaban, acompañadas de las fuertes luces de los coches patrullas. —Mierda— murmuró Horacio, subiéndose a su camioneta para darse a la fuga. —Distráeles, vendré a por ti apenas te liberen— daba la orden a su nuevo recluta, sin esperar siquiera su respuesta y desapareciendo a través de aquel boscoso camino.

El pobre chico fue arrestado y llevado a declarar hasta la comisaría del norte, la LSSD contaba con un pequeño departamento de investigaciones que seguía sus rastros. Tal vez esta era la oportunidad de llegar a los altos cargos de dicha organización que había conseguido derrotarles y abatirles días atrás.

Era notorio que ese joven era un recluta nuevo. Nervioso, cantó absolutamente toda la información que sabía, dándose cuenta prontamente que estaría en problemas, peligrando tanto su estancia en la organización como su propia vida.

—¿Así que trabajas para un tal "daddy"? ¬ — Preguntó Ford con una ceja enarcada —Curioso nombre— Inquieto, el arrestado se removía en su asiento, suplicando ser liberado pronto.

Tras haber sacado todos los números telefónicos de su móvil, éste fue devuelto al joven recluta y le soltaron finalmente, puesto que no había cometido ninguna ilegalidad.

El principal sospechoso era ese tal "daddy", cuyo número tenía ahora disponible el sheriff, agendándolo en su teléfono celular para dar inicio a esa rama de la investigación. —Pero... ¿Qué mierda? — farfulló confundido. Aquel número ya estaba registrado en su móvil, era del "Agente H". —No puede ser...— masajeó frustrado el puente de su nariz, había llegado a la infiltración de FBI sin saberlo. Una risita terminó por escapar de sus labios...daddy... ya no le sorprendía sinceramente aquel apodo viniendo de Horacio.

El de cresta, sin entender muy bien qué ocurría, aceptó reunirse aquella tarde con Ford, invitándole a su mansión para charlar a gusto. Horacio simplemente quería molestar al sheriff, disfrutaba de sobremanera el ponerle incómodo pues era gracioso ver a aquel hombre tan grande y maduro rendirse nervioso ante sus encantos.

Dejó su curiosa colección de coloridos dildos en la esquina de su living, totalmente a la vista, y bajó de su habitación el bote de lubricante para dejarlo en aquella misma bandeja a la vista. Moría por ver la reacción del contrario, se reía solo, en anticipación de todo.

Finalmente sonaba el timbre, yendo hasta la puerta a recibir a su invitado. —¡Pasa! — espetó animadamente, apuntando al living para que se acercase allí. Obediente, Ford dirigió sus pasos hasta el enorme sofá, sentándose tranquilamente. —Iré a por unos tragos— Horacio desapareció unos instantes para ir a la cocina, dejándole a solas allí.

Un jadeo escapó de su boca, sorprendido cuando por fin los vio. Varios dildos posicionados justo al costado suyo en una bandeja. Los segundos se le hicieron eternos, sintió el color subir a sus mejillas, que comenzaban a arder prontamente. Su respiración se hacía irregular y su ritmo cardiaco se elevaba. ¿Qué clase de adornos eran esos? ¿Los habría usado ya?

Se reprendió a si mismo ante aquella pregunta, pues le fue imposible detener su mente de imaginar al agente H utilizándolos, eran imágenes caóticamente lascivas, comenzaba a arder todo en su interior, siendo quemado por el erotismo de su propia imaginación fulgurando en su contra.

—¿Se encuentra usted bien? — Un vaso con whisky fue tendido ante él, elevó su mirada chocando con la del de cresta, quien le observaba con un divertido brillo en los ojos y una sonrisa de lado, casi malvada. Su presa acababa de caer ante su sencilla y atrevida trampa.

—S-si... sí, estoy bien, gracias— balbuceó nervioso, recibiendo en sus manos el vaso que le era ofrecido. Horacio se sentó cerca suyo, incitándole a hablar, aunque su mirada y movimientos lentos y sugerentes comenzaban a distraer al sheriff de su verdadera intención de charla. De igual manera se armó de valor y soltó la bomba —Así que... ¿"daddy"? — Tan solo tres palabras fueron suficientes para lograr que el agente se atragantase con el licor que pretendía beber. Sacándole una triunfal sonrisa al de barba.

—Y-yo...t-tú cómo sabes eso...— susurró inquiriendo al contrario, su mirada ya no lucía tan segura. Ford negó sonriendo —Da igual, agente H, como parte de una investigación llegamos a usted con ese...llamativo apodo— Intentaba con todas sus fuerzas ignorar los dildos que estaban colocados justo a su lado, sin embargo, le era casi imposible, sentía que toda la sala aumentaba su temperatura. Nervioso, se removió en su lugar, viéndose obligado a retirarse la chaqueta que vestía.

Una risilla fue soltada por el de cresta, quien había notado su reacción desde un inicio. —¿Le han gustado mis adornos, eh? — Murmuró lascivamente en su oído, encendiendo los instintos de Ford, —¿Cuál le gusta más? — Con una voraz sonrisa preguntó, posando su mano sobre su rodilla, y subiéndola de forma lenta por su muslo. Jadeando, Kevin sentía su propia erección crecer, viendo sus sentidos totalmente nublados ante lo que estaba ocurriendo.

Horacio se acercó aún más a él, dejando eróticas lamidas en el lóbulo de su oído, bajando poco a poco los labios por su cuello, donde dejó húmedos besos y ocasionales mordidas, provocando que deliciosos gruñidos fueran soltados por el sheriff. —No me has respondido...— ronroneó sobre su piel, llevando su mano cada vez más cerca de su entrepierna, volviéndole loco.

—E-el de color rosa— contestó en un hilo de voz, totalmente entregado al moreno.

—mhmm...ese es mi favorito, es el que usaré— susurró, tocando ahora su miembro por sobre el pantalón, sobresaltándole —Y luego tal vez use otra cosa— su voz era profunda y sugerente, haciéndole entender el mensaje de inmediato. Kevin asintió silenciosamente, con el corazón latiendo desbocado.

En un instante los pantalones del sheriff fueron retirados —No tienes permiso de tocarme— advirtió Horacio, mordiendo su labio al ver el grueso miembro de Ford. Se estiró sobre él para alcanzar el lubricante, dejando caer un pequeño chorrito en la punta de éste, haciendo bajar gotitas por toda su extensión como si de caricias se tratasen. La respiración del de barba era irregular, se sentía hipnotizado por la situación, y necesitaba más.

El del FBI posó únicamente su dedo índice sobre el glande ya lubricado, trazando círculos. Aquel toque fue suficiente para hacer que Ford siseara fascinado, respirando agitadamente. De a poco Horacio incluyó el resto de sus dedos y la palma de su mano para estimular aquella zona tan sensible, ganándose los gemidos del de barba. Sus miradas conectaron, podrían quemar un bosque completo con el fuego que emanaba de sus ojos, —¿Te gusta así? — preguntó atrevido el de cresta, recibiendo un gruñido entre dientes de Kevin, asintiendo desesperado. Deseaba más, se estaba volviendo loco, sin pensárselo atacó los labios del moreno, en un beso salvaje, mordiendo sus labios y acariciándolos eróticamente con su lengua, mezclando deliciosos gemidos de ambos.

Ignorando la regla de no tocarle, el sheriff dejó a Horacio sobre su regazo, comenzando a amasar su trasero colando las manos bajo el pantalón de éste, haciendo que en respuesta el de cresta le masturbase con más fuerza y velocidad, llevándole totalmente al límite. Roncos gemidos resonaban en la sala, deleitando a ambos hombres que buscaban acallarlos en aquel brusco y necesitado beso que compartían. Las prendas de ambos comenzaron a volar de allí, quedando esparcidas a su alrededor.

Aquel dildo rosa fue dejado en la mano del de barba junto al bote de lubricante, mientras Horacio se ponía de rodillas sobre su sofá, extendiéndose hacia adelante apoyado sobre sus codos. Ford gruñó deleitándose en aquellas vistas, fascinado, dejó caer lubricante en su entrada, sabiendo lo que debía hacer. Posicionó el artefacto allí, comenzando a introducirlo de manera lenta y exquisita, sintiendo su propio cuerpo reaccionar ante los gimoteos del de cresta, que pronunciaba encantadoramente su nombre, rogando por más. —m-más rápido...mgh...— ordenó el agente, contoneándose para él. Ambos querían más y lo sabían. Ford retiró el rosado juguete del interior de Horacio, volviendo ambos a la posición anterior con el de cresta sobre él.

El moreno tomó en sus manos el miembro ya lubricado de Kevin, penetrándose a sí mismo y comenzando un ritmo constante de profundas embestidas. Horacio saltaba deliciosamente, sintiendo como el glande chocaba exacto en su próstata, su punto más sensible, haciéndole sollozar de placer. Las manos de ambos recorrían la piel del contrario, deleitándose en aquella lasciva unión, jadeando y gruñendo placenteramente.
Cada terminación nerviosa siendo eróticamente rozada les hundía en ricas y poderosas sensaciones.
Todo el living hacía resonar sus gemidos, sumado al choque de sus carnes. Volvieron a buscar sus labios en un brusco beso que ahogaba los gimoteos. Apretaban sus pieles, tratando de controlar lo desesperadamente excitados que estaban, cada embestida les llevaba más cerca del límite. Ford Tomó la cresta de Horacio, tirando de ésta hacia atrás para tener acceso a su cuello, allí recorrió con su lengua toda la extensión, enviando oleadas de placer al moreno. Mordía y succionaba bajo su marcada mandíbula, agudizando los gemidos del agente, quien sintió su abdomen tensarse, no aguantaría más.

Ocultando su rostro en el cuello del sheriff, Horacio relentizó sus movimientos, montándole suave y sensualmente, corriéndose sobre el abdomen de ambos entre quejidos de placer. Se bajó de allí, arrodillándose en el suelo, entre las piernas de Ford. Tomó su miembro entre las manos y dejando saliva en éste, comenzó nuevamente un vaivén con sus manos sobre su erección. Entre gemidos y desesperados jadeos apretaba el sofá entre sus dedos, fascinado con la imagen del moreno que ahora atrapaba su pene entre los labios, succionando bulliciosamente en una exquisita felación. Gruñendo su nombre aquel sheriff se derramó en la boca de Horacio, quien traviesamente tragó todo frente a sus sorprendidos ojos.

Una vez estuvieron vestidos ambos, Horacio jugueteaba con la camisa del de barba, susurrando coquetamente sobre sus labios —Si así me promete que no revelará mi identidad, voy a comprar su silencio más seguido— recibiendo un silencioso asentimiento de quien suspiraba nervioso. Riendo, el de cresta volvió a besarle saboreando aquellos dulces labios, definitivamente había valido la pena aquella improvisada reunión.

One Shots - SpainRP / InfamesRPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora