De vuelta en mis brazos

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La tenía en mis brazos, al fin, después de estos infernales días, podía sentir su calidez a través de todo mi cuerpo, casi me sentía vivo, realmente vivo. Aún así, teníamos que atenderla, estaba empapada y muy débil, probablemente el agua estancada en este lugar es lo único que haya podido ingerir en estos días, el solo pensamiento me hizo sentir furioso. 

Me paré llevándola conmigo, dispuesto a tratarla y cuidarla hasta que su hermoso rostro recupere ese sutil tono rosado que la palidez ahora estaba opacando. Avancé unos pasos cuando sentí un tintineo metálico junto a un gemido de dolor, tan febril, tan suplicante, tan débil, que me hizo frenar y la sangre se me congeló en las venas. ¿Dónde? ¿Dónde la lastimaron? Juro por Dios que con mis propias manos voy a despedazar a ese desgraciado. Cuando volteé guiado por el sonido hallé la fuente justo frente a mis narices. 

-Está encadenada- señaló Montgomery.

-Maldito infeliz.

Avancé a la pared de donde estaba sujeto el otro extremo de los pesados grilletes y, en un acto más guiado por la ira que sentía que por la necesidad de liberarla para salir de aquí, desprendí de un tirón la cadena de la pared, algunos ladrillos volaron por la habitación. 

-¡Mierda Dimitri! No necesitabas hacer eso.

Lo sabía, pero tenía que desquitarme con algo y no iba a soltarla solo para golpear algo, claro que no, no ahora que finalmente está conmigo.

Montgomery se acercó para ayudarme a liberarla de su prisión, el grillete que la tenía sujeta por el tobillo pudo haberla estado lastimando si es que intentó forzarlo para liberarse. Él tomó su pierna y ella tembló aún inconsciente en mis brazos, la aseguré firmemente en mis brazos para permitirle a Montgomery trabajar sobre el cerrojo y liberarla, cuanto antes estuviera libre de esa cosa, antes podríamos ir y atenderla. 

-Dimitri- dirigí mi mirada a Montgomery y lo que encontré en sus ojos no me gustó.

Rápidamente él soltó el grillete y nos dirigimos a la mansión, al llegar Luna tenía preparadas algunas cosas como agua, comida, y un poco de agua fresca en un jarro con un paño para atenderla en caso de fiebre junto con paños y gasas para tratar heridas, mi hermana le tomó alguna clase de cariño después de esos días en que estuvo encerrada y solo ella pudo llevarle comida. De mis dos hermanas, Luna siempre ha sido la más empática mientras Selene tiende a ser la más dura e irrazonable. 

En seguida de entrar me dirigí con ella al sofá en el salón donde generalmente nos reunimos, ella comenzó a temblar más fuerte luego de un rato, parecía convulsionarse y la fiebre estaba demasiado alta aún cuando ciertas partes de su cuerpo parecían estar heladas. El que la habitación contara con una gran chimenea lo hizo la mejor opción para tratarla.

-Dimitri pasame las gasas- Montgomery empezó a atender su pierna, como ex-cazador de vampiros sufrió incontables heridas así que era relativamente experimentado en el campo de la medicina, confiaba en él para atenderla ahora- Necesito que Ela venga aquí.

-Aquí estoy- Ela llegó rápidamente a ayudarlo ante su llamado.

-Sostén aquí- Me sentí impotente viendo como Ela sostenía la tela del mojado, arrugado y roto vestido de interior que apenas hacía su deber cubriendo el delicado cuerpo de Rose, para que Montgomery procediera a cortar y abrir a tela a la altura de la pierna y así poder tratar sus heridas. 

Una vez abierta la tela de un tajo la herida quedó expuesta, el alma se me fue al piso y sentí nauseas, como si mi estómago se me subiera al pecho y el corazón se me bajara a los pies. Mi cabeza daba vueltas y el corazón me punzaba. Iba a morir, él, iba a morir, era una promesa.

Dos tajos cubiertos de sangre seca se abrían a través de la cara interna de su muslo, había piel negra y verde, la herida estaba totalmente infectada debido al tiempo que pasó bajo el agua estancada mientras el cuerpo se desnutría por el ayuno. Rose empezó a convulsionar más fuerte.

-¡Dimitri!

-Ya estoy aquí- no lo había dejado terminar pues en cuanto vi como se agitaba corrí a su lado para sostenerla, había que sujetarla con firmeza para que él pudiera trabajar sobre la herida infectada, debía remover toda la carne que estuviera contaminada para poder cerrar la herida sin riesgo de que la infección se extendiera.

Fueron por lo menos dos horas de intenso trabajo en donde el cuerpo de Rose no dejaba de sudar y sacudirse debido a la intensa fiebre que la aquejaba, me dolía verla así, solo un poco más, me decía, solo un poco más y estarás bien, finalmente Montgomery terminó con su labor, cosió ambas heridas dejando una linea de puntos que iba desde lo alto de su muslo, de la cara interna, tres dedos por debajo de la cadera, hasta casi tocar la rodilla. Para terminar y ayudar al proceso, mezcló un poco de alcohol puro con alóe vera y otras hiervas medicinales que Luna le consiguió a su pedido y untó la mezcla en las gasas que luego aplicó sobre los puntos.

-En una semana, semana y media a más tardar, podré retirárselos. Debes asegurarte que la fiebre le baje entre hoy y mañana, procura que tome agua, al menos cada un par de horas, no le des de comer hoy, es probable que vomite y normal en sus circunstancias, el cuerpo está depurando, mañana dale algo ligero y frió, helado podría ayudar.

-¿Helado?- Preguntó Ela extrañada.

-Sería bueno que consuma azúcar, el helado es ligero y fácil de digerir, no sabemos si pueda recuperar la consciencia pero debe comer, si el helado se derrite en su boca lo pasará como al agua y su cuerpo recibirá una buena dosis de azúcar, su presión sanguínea es muy baja, será bueno para ella, le ayudará a obtener energía para despertar y empezar a consumir otras cosas. Si la fiebre no baja, o crees que su condición empeora en lo más mínimo debes llamarme o a un hospital mejor. Trasladarla en estas condiciones podría no ser la mejor idea pero debe hacerse de ser necesario.

Asentí atento a cada palabra que dijo, aunque ya me sentía un poco más tranquilo, Rose dejó de convulsionarse en cuanto Montgomery suturó así que pude quedarme a su lado tranquilamente mientras él aplicaba el ungüento. Ahora solo descansaba, se la veía tranquila, parecía un ángel descansando, tan en paz, como si llevara cansada mucho tiempo y al fin pudiera relajarse, aunque seguía pálida, su rostro mostraba una leve mejoría en sus facciones y ahora su cuerpo afiebrado estaba cálido de forma pareja al haberse secado con la cercanía del fuego del hogar, su frente se perlaba de sudor así que esa noche procuré quedarme a su lado para cambiar las vendas, aplicando el ungüento que Montgomery dejó para reemplazar el que hizo ayer, y también para remojar cada tanto el paño de su frente, me gustaba como su expresión parecía volverse más suave cuando volvía a aplicar un nuevo paño con agua fría sobre ella. Estuve junto a Rose en todo momento, a veces tomaba su cuerpo y lo enderezaba mientras me aseguraba que tomara un poco de agua como Montgomery me dijo que hiciera, leí algunos libros que ella trajo, elegí "Luna nueva" de su saga favorita, Edward también se quedó con nosotros, el can que le conseguí se quedó vigía toda la noche junto al hogar, sin abandonar el lugar con su ama. Nunca creí identificarme con un perro, pero casi sentía empatía con la preocupación del pequeño animal, ¿cómo haces para que todos a tu al rededor te amen? Incluso Ela parecía preocupada por su estado mientras ayudaba a Montgomery a suturar. 

-Hermano.

Al llegar el amanecer Luna entró al salón y puso su mano en mi hombro mientras me llamaba, no estaba dormido, pero estaba cansado a nivel mental y me sentía exhausto emocionalmente.

-Necesitas descansar, yo me encargaré de cuidarla.

Miré a Rose dudando, no quería separarme de ella, pero sabía que luego de estar toda la noche a su lado ya no rendía lo mismo, Luna podría atenderla mejor. Con un suspiro resignado, pero tranquilo de que su fiebre había cedido un poco durante la noche me retiré con la tranquilidad de que estaba en buenas manos. En lugar de subir a mi habitación, opté por ingresar al cuarto contiguo al salón, era un cuarto que nunca usamos, así que los muebles estaban encondido bajo sábanas blancas, levanté una que conservaba un viejo sofá de dos cuerpos y me recosté mirando al techo un tanto enmohecido y lleno de telarañas pero con la tranquilidad de sentir el corazón palpitante de Rose fuerte y claro al otro lado de la habitación.

Nunca más te dejaré ir.

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Finalmente y como nunca... ¡Actualicé! jajaja Ya conocen mi lema, tarde pero seguro.

Prisionera (#2 Saga: Mariposa nocturna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora