No pienso dejarte ir

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Estaba perdiendo no solo la esperanza de encontrarla viva, también la razón, día a día buscándola, sin una sola señal de ella, extendimos una y otra vez la zona de búsqueda, vaciamos el pueblo completo y ni así apareció una sola pista de ella, su ahora fue tapado de alguna forma, mi abuelo teorizó que la única manera en que ese desgraciado pudo hacer esto es con ayuda de alguien de adentro, un infiltrado en la iglesia, pero no de cualquier tipo, un brujo. Solo así podría tapar su aroma y dejar esa estela lo suficientemente para tapar su desaparición. Empezamos a rastrillar dentro de la iglesia, pero después de todo la sagrada institución se negaba a dar acceso a todas las instalaciones, aún así avanzábamos mientras negociabamos por un mayor acceso, iniciando por los claustros de los curas y sacerdotes. Cada día que perdíamos negociando era un día menos para Rose, ningún humano puede sobrevivir tanto tiempo sin comida y agua, ya estábamos en el día 19 de su desaparición, donde sea que ella esté, no soportará mucho más.

-DIMITRI.

-¿Qué ocurrió? ¿la encontraste?

-aun no.

-entonces ¿qué quieres? Montgomery.

-La iglesia nos dió acceso a requisar un área olvidada, la vi en unos viejos planos de la iglesia, es un predio que sirvió hace siglos como un pequeño refugio para los curas que necesitaran una cercanía más íntima con Dios. Cuenta con claustros viejos debajo de una pequeña construcción que solía funcionar como capilla, son subterráneos, por desgracia tenía a inundarse por las lluvias y con el tiempo quedó abandonada, ya nadie va allí. Suena cómo un buen lugar para tener a alguien oculto.

-¿A qué esperas, entonces?

Sin perder tiempo salimos, seguí a Montgomery todo el camino, sentía cada músculo de mi cuerpo tensarse con la espectativa de encontrarla.

Por favor, por favor que esté ahí, por favor.

Juliena... por favor.

Escuché la voces de aquellos envíados de la iglesia que se adelantaron a rastrillar.

Estaban retirándose del lugar.

-No hay nadie aquí.

-¿Qué diablos hacen?- pregunté furico. De no ser por que Montgomery me atrapó del cuello probablemente ahora lo tendría a ese idiota agarrado por el suyo, suspendido a 30 centímetros del piso.

-No hay nadie aquí- intentó justificarse- Este lugar fue abandonado, el suelo es inestable por las lluvias, es peligroso.

-El lugar perfecto para deshacerse de alguien- Dijo Montgomery.

Me solté de él y avancé decidido. No sentía su presencia, ni el latido de su corazón, ni su aroma, ni su voz, ni su respiración, a medida que recorría la zona solo el inmenso negro de la noche y un silencio mortal que me hacía temer lo peor. Sentí a Montgomery alcanzándome.

-Iré más al Este, donde está la capilla. Puedes revisar los alrededores a ver si sientes algo.

No afirmé ni negué nada, no era una pregunta de todas maneras. Continué revisando la zona, rastrillando y vigilando cada sonido o movimiento. Nada.

Sentí un borrón acercase a mi lado, Montgomery.

-Dimitri- Su cara me lo dijo.

Avance con él a la vieja capilla, apenas un cuarto de piedra corroída por el moho de siglos y madera devorada por las lluvias, el olor a humedad llenaba mis sentidos y en momentos como este agradecía no tener la necesidad de respirar. A un lado del altar un marco en el piso al ser removido mostraba una escalera de piedra que conducía a un túnel completamente a oscuras. Caminamos a través de ellas hasta que Montgomery me mostró la celda, allí frente a mi ojos en medio de un charco de agua estancada y un piso de piedra enmohesida un cuerpo perlado de sudor y lluvia yacía pálido y sin pulso....

Rose...

Me tiré ql piso junto a ella y pegando mí oído a su pecho intenté captar su latir, una vez lo hice el embrujo que hayan hecho se terminó de quebrar y su esencia me lleno reconforandome en este horrible lugar. Aún respira.

-Está muy débil.- Me advirtió Montgomery.

La alcé en brazos y su pelo rojo cereza, un poco más largo de lo que recuerdo, junto al vestido blanco de lino, que aún traía puesto después de tanto tiempo, goteaban y escurrían  agua empapandome en el proceso, su cuerpo no tenía ya para temblar de frío y pese a que todo indicaría que tendría fiebre su cuerpo descendió su temperatura de forma preocupante. 

-Aun está viva.

La sujeté contra mi pecho, no podía brindarle el calor que necesitaba pero a partir de ahora no la dejaría sola nunca más.

No pienso dejarte ir Rose...

Prisionera (#2 Saga: Mariposa nocturna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora