Miedo

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Rose

Dormir se me hacía cada vez más difícil, cuanto más mejoraba mi estado físico, peor era mi estado psíquico. Por las noches, cuando el cansancio de mi cuerpo parecía ceder mi mente solo traía a mi sueños vividos de los últimos meses. Me veía en ese horrible lugar, sola, gritando por ayuda sin que nadie pudiera oírme jamás. Entonces me despertaba.

3, 4, 5 veces en una misma noche, casi siempre Dimitri se hallaba junto a mi. Tanto que luché antes con su incómoda presencia, ahora era esta la única que aliviaba mis estados de lucidez y ansiedad.

Otra vez. Un mal sueño.

Miré a mi lado, allí estaba.

-Tranquila, aquí estoy y no iré a ningún lado. Vuelve a dormir.

Con esas dulces palabras susurradas a mi cabello, sintiendo sus brazos envolviendo mi cuerpo, solo entonces me sabía segura.

Volví a dormir...

Otro mal sueño, abrí los ojos asustada pero esta vez Dimitri no estaba allí. Mire a todos lados, lo busqué por la habitación incorporándome en la cama. Nada. Solo estaba yo. Solo yo. Otra vez.

Me largué a llorar desconsolada. Otra vez, sola. Otra vez. Era una tortura.

-Rose. Rose, tranquila, hey, estoy aquí. Rose tranquila, cálmate, por favor. Ya estoy aquí, Rose.

Abriendo la puerta al instante lo tenía abrazándome. Aún así tardé unos momentos más en lograr que el llanto parara.

-Lo siento, no debí irme. Perdón. ¿Me perdonas?

Asentí aferrándome a él. ¿Que más podía hacer?

-Ya está, ya pasó, ya estoy aquí.

Sí... ya no te vayas.

Los días pasaban, Dimitri era prácticamente mi sombra. O más bien, yo era la suya. No podía soportar no sentirlo cerca, la idea de estar sola de nuevo me paralizaba y empezaba a llorar del más crudo miedo. Dimitri siempre me consolaba cada vez que pasara, enjugando mis lágrimas y susurrando palabras de consuelo a mi cabello. Me sentía una niña pequeña, me pregunté si así actuaban las niñas con sus padres cuando se iban a trabajar, para mi era imposible concebirlo ya que cuando mi padre se iba al trabajo era mi único momento de paz en casa. Ahora quizás empatizaba con el sentimiento de seguridad que un hombre otorgaba en momentos así, de completa vulnerabilidad.

-Estoy aquí, Rose.

Sí...

-No te vayas.

Dimitri

Me dirigí al estudio a hablar con Montgomery, estaba sumamente preocupado por Rose. Su salud física estaba mejorando, su herida cicatrizaba correctamente con el correr del tiempo, ya estábamos entrando en invierno. Aún así era su estado mental el que me tenía preocupado.

-No he pisado mi cuarto en el último mes- le dije a Montgomery.

-Con lo destruido que quedó todo por tus ataques de ira, no me parece mal.

-Ciertamente ese no es el problema. Rose no puede dormir si no estoy cerca, no solo cuando duerme, cuando está despierta es aún peor, se pone a llorar y solo puedo abrazarla y decirle cosas hasta que se tranquilice.

-Realmente te afecta ¿eh?

-Por supuesto que sí.

Montgomery suspiró.

-Escucha, por mucho que quieras hacer por ella, no puedes sufrir por ella el estrés postraumático. Solo puedes estar allí para calmar su miedo, pero no te aferres a eso, podría ser contraproducente para ella.

-¿Contraproducente? ¿Y qué se supone que haga? ¿Dejarla sola mientras la escucho sufriendo en silencio por ese malnacido que la dejó tirada sin comida, ni agua potable, herida y sola durante casi un mes para que se muera en UN MALDITO AGUJERO?!

-Cálmate, Dimitri. Sé que estás estresado por toda la situación pero ella ya está a salvo, esto es parte de su recuperación. Ella necesita entender que está a salvo aún cuando no estás allí.

-¿Y qué tanto de eso es verdad? La perdí de vista un momento y se la llevaron.

Él volvió a suspirar.

-Solo digo que si no empiezas a dejarla un poco sola, nunca lo va a superar. Podría desarrollar un fuerte instinto de apego.

-Eso no sería un problema. ¿Qué?

-¿Lo dices en serio? Dimitri, esa chica está atravesando un grave cuadro de estrés post traumático. Estamos hablando de su salud mental aquí.

-Te lo estoy diciendo justamente porque estoy preocupado por ella. No me iré de su lado.

Montgomery estaba por decir algo cuando la escuché llorar en silencio, estas últimas semanas ya no gritaba, solo se hacía bolita cerrándose en si misma y llorando bajito. Sentía una terrible opresión en mi pecho cuando la veía hacer eso o tan solo la escuchaba. Sin dar tiempo a nada fui con ella y la abracé. Ella entonces se dejó hacer, como una muñeca, me dejó abrazarla y cuidarla.

-Ya estoy aquí, estoy aquí, Rose. Estoy aquí.

-No te vayas...

Claro que no. Montgomery estaba loco, era un idiota demente si creía que te iba a dejar sola. Instinto de apego... no hay ningún problema con ello, nunca te dejaré sola de nuevo.

Omnisciente

En una pequeña habitación, escasamente iluminada por la luz que se filtraba de las pesadas cortinas casi totalmente cerradas. Solo un par de ojos de un brillante escarlata podrían distinguirse.

La niña lloraba en silencio aferrándose a quien creía que la mantendría a salvo... en algo estaba en lo cierto, él mataría por ella, después de todo...

...es un depredador.

Prisionera (#2 Saga: Mariposa nocturna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora