Rosas Azules

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Seth


Coloque mi camisa antes de salir la habitación. Todos estaban despiertos desayunando. Pase por la habitación de mi cuñado y lo encontré saliendo de la está.

Ayer fue noche buena, y decidimos quedarnos en casa de los padres de mi pequeña Lottie para pasar el día de Navidad con toda la familia.

—Buenos días bello durmiente. —me molesto riendo. Rodé los ojos ignorandolo siguiendo mi camino.

Pude escuchar como me llamaba, pero no le preste atención. Llegué a la cocina y le encontré con mi madre y los padres de mi novia.

—Buenos días. —salude en general. Todos ellos me devolvieron el saludo concentrándose en terminar el desayuno.

Observe por todo mi alrededor, pero no encontrar en ningún lado a mi novia. ¿Donde estaría?

—Se fue a comprar con Elliot. —dijo mi suegro leyendo mis pensamientos. Asentí. —Venga, siéntate y conversa conmigo.

Un poco renuente me senté en la silla. Quería ir a buscarla, y saber que estaba bien.

— ¿Cómo va tu preparación para el campeonato? —pregunto la madre de Lottie.

—Va muy bien, estoy preparado para comenzar el torneo. —respondí viendo a Drew entrando a la cocina.

—Estaré en primera fila gritando tu nombre. —dijo mi cuñado sonriendo inocente. Lo mire mal, sabía lo que estaba haciendo.

—Nos tendrá a todos en primera fila. Todos vamos apoyarte. —dijo el señor Thomas bebiendo un poco de café.

—Gracias...

—Volvimos. —la voz de mi hermano hizo eco en la sala seguido de la pequeña risa de la mujer que amaba.

Sin importarle nada salí rápido hacia donde estaban ellos. Lottie al verme se lanzó a mis brazos, me sentí bien al tenerla conmigo.

—Te extrañe. —susurre cerca de su oído.

—Yo igual. Siempre te extraño cuando no estoy contigo. —me acarició mi rostro.

Observé su rostro, mi amor por ella no hacía más que aumentar. Ya no tenía miedo de él, solo la amaba sin restricciones.

—No empiecen por favor. —la voz de mi hermano me trajo de nuevo a la realidad. Quise tanto golpearlo por dañar nuestro momento.

—Si, van hacer que vomite. —añadió Colton apareciendo atrás de Elliot logrando asustarlo. Sonreí.

Dejándolos discutiendo sobre quién había dicho una respuesta épica, me llevé a mi novia hacia donde estaba el resto. Le abrí la silla para que se siente cuando comenzaron a servir la comida.

—No es necesario cariño, anda a sentarte. —mi suegra me quito de la mano el plato que llevaba para mi pequeña.

— ¿Y cuando regresa Azul papá? —preguntó Drew con la boca llena.

—Mañana llega con mis padres. —respondió Colton haciendo acto de presencia. —Hola a todos. —tan afectivo que daba ganas de golpearlo.

—Siéntate a desayunas. —dijo mi suegro.

—Gracias tío.

Todos se sentaron y disfrútalos de un desayuno navideño. Disfrute y no pude ocultar mi sonrisa que amenazaba en salir todo el tiempo.

Al medio dia se decidió para ir a una obra de teatro. No me importaba mucho. Luego de cambiarnos la ropa salimos. Lottie y Colton se fueron conmigo en mi auto.

Cuando mi novia salió del hospital pensé que tendría algún tipo de fobia o miedo al subir a un auto, pero fue todo lo contrario. Aunque ella hubiera tenido ese accidente de auto, ella actuaba muy normal cuando estaba en el.

La admiraba mucho.

No cualquiera es capaz de hacerlo y más cuando estuvo al borde de la muerte.

A mitad de la obra sentí una mirada pesada sobre mí, trate de encontrar la persona que me observa, pero nada.

Les envié un mensaje a mis amigos deseándoles un mensaje una excelente Navidad. Aunque ya lo había hecho en la cena de anoche, todos habían sido invitados. Hasta Will y su esposa.

Cuando fue casi la siete de la noche y el señor Thomas nos sorprendió con una reserva en un restaurante de cinco estrellas.

Está había sido una de mis mejores navidades.

En algún punto de la comida, el teléfono de mi novia comenzó a sonar. Al ver el remitente vi que se sorprendió. Cuando pensé que no iba a tener la llamada se disculpo y salí afuera atender.

Me quedé quieto, pero luego de los cinco minutos que no regresaba decidí ir a buscarla. Estaba con un tipo de traje, esos que tenían pinta de mafiosos.

—Me da gusto verte con esa sonrisa Charlie. —dijo el sujeto acercándose a ella, pero respetando su espacio personal.

—Soy feliz, muy feliz Bruno. —contesto mi novia sonriendo.

—Me alegro escucharlo. —lo observé con detenimiento. De donde había conocido a este tipo que no la miraba como una simple amiga.

El quería más.

—Mi novio no le agrada mucho ver las flores que me mandas. —le entrego un rosa azul. Frunci el ceño, así que este es el dueño de todos los ramos que llegaban cada semana.

—Dile que no tiene porque preocuparse. Eres como una pequeña hermana para mi. —se rió. Sus palabras decían cosas diferentes a sus acciones.

—Ya le diré, aunque lo más seguro es que te golpee. —negué con la cabeza sonriendo. Ella me conocía tan bien.

—Verte tan llena de vida, me hace sentir feliz. —se acerco abrazarla. Quise correr para separamos, pero el se había apartado. —Rezó para que tu historia de amor tenga un final feliz con la persona qué amas.

—Gracias. —peino su cabello y acarició el pequeño brazalete de oro que le había regalado. —Espero que pronto encuentras a la chica indicada.

—No, soy muy joven para eso. Aún tengo mucho por lo que vivir. —bromeó. Metió sus manos en el bolsillo. —Regresa, después tu novio se preocupara.

—Si, tienes razón. —asintió Lottie despidiéndose. —Espero verte pronto. —entro al restaurante de nuevo.

—Y lo harás. —murmuró por lo bajo el sujeto, pero logre escucharlo.

Se monto en el auto y salió de ahí. Lo vi perderse por la calles.

No lo sentí como un rival, pero sin haberlo conocido se ganó mi respeto. Fue capaz de renunciar a la persona que amaba o por la que tenía sentimientos por su felicidad.

Eso es lo que hacía un verdadero hombre y el lo había hecho.



Furia Black #1.5 Cristal GrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora