Sentimientos

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Seth

Me senté en un banquillo y saque mi botella con agua. Luego de correr durante casi dos horas, estaba un poco cansado. Apenas eran las siete de la mañana.

Llegué a casa y me encontré a mamá preparando el desayuno. Me acerque a ella y le di un beso en la frente para luego irme al baño, necesitaba ducharme para luego salir al gimnasio. Necesitaba entrenar un poco más, no estaba satisfecho con lo poco que había hecho aunque Elliot dijera que exagerara con mi entrenamiento.

— ¿Asistiras a clases? —me preguntó mi hermano apenas me vio subiendo las escaleras. El estaba en toalla saliendo de la ducha.

—No, voy a entrenar. —no tenía ningún problema con faltar al instituto. Los profesores y demás me ayudaban para que tuviera excelentes notas. Además, solo me exigían mi presencia para rendir exámenes.

Era algo bueno representar al instituto en boxeo, gracias a eso teníamos más prestigio y reconocimiento.

—Bien, te traigo los puntos de la clase para que te iguales después. —asentí estando de acuerdo con el y entre al baño.

Agradecía mucho que Elliot me ayudara en los estudios. Es un gran apoyo para mi y más cuando también me estaba ayudando a cumplir mi sueño.

Ser un gran boxeador de la UFC.

Termine de bañarme y me vestí con ropa deportiva. Me puse unos tenis cómodos, los anteriores me habían incomodado un poco cuando estaba corriendo. Agarre una maleta pequeña y metí una muda de ropa y una toalla para poder bañarme nuevamente cuando termine de entrenar en el gimnasio.

—Ya me voy madre. —dije despidiéndome colocando mi bolso en la mesa. Mi hermano ya se había marchado.

—Espera, cariño. —me detuvo cuando salía de la cocina. —Para que comas en el camino. —me entregó unas bandejas de llevar comida.

—Siempre cuidandome madre. —suspiré negando con la cabeza y bese su frente.

Agarre las llaves de la casa y salí. Me preguntaba qué pensaba mamá cuando se quedaba con la mirada perdida. Ha pasado años desde que papá falleció y su sonrisa no volvió hacer la misma. Se que se esfuerza cada segundo que pasa. Todo el amor que tenía hacía mi padre, es el amor que nos está dando mi madre.

Ella es una persona llena de sentimientos.

Todo lo contrario a lo que soy yo. No podía, algo de mi me empedia demostrar o crear lazos con cualquier persona. Simplemente a las únicas personas que podía decir que sentía algo son mi madre y Elliot. Bueno, también mis amigos. Pero fuera de ellos, no. Además solo podía demostrar algo de afecto a mamá.

— ¿Qué te tiene tan pensativo? —dijo Travis abrazándome por los hombros una vez que llegue al gimnasio.

—Nada. —respondí simple dejando mis cosas en mi casillero.

—Tu tan particular humor ya no me impresiona —rodé los ojos sin fastidiarme y pase de largo ignorandolo. Realmente el podría ser molestoso cuando quería.

—Eres tan adorable. —hablo sarcásticamente Aiden caminado hacia mi. Lo fulmine con la mirada y choque mi hombro con el de él.

—Ya quiero verte si diras lo mismo cuando te enamores. —Comento travis pensativo.

—Te hará perder la cabeza. —completo el otro. Me masaje la sien, ellos realmente podían ser un dolor en culo.

Eso no sucederá nunca. No me veía siendo alguien que fuera capaz de entregar su corazón a alguien que en el cualquier momento podría desaparecer.

No lo haría.

—Son unos imbéciles. —gruñi perdiéndome entre los vestidores. Escuché como murmuraba y se carcajeaban. Blanquee los ojos.

Escucho un ruido a mi costado y veo a un chico entrando. Por su forma de caminar y como observaba todo el lugar me podía dar cuenta de que era nuevo.

—Te tengo una sorpresa Charlie. —lo escuché hablar por su teléfono. No le tome importancia y seguí mi camino.

Tenía que seguir con mis entrenamientos.

Tenía que ser el mejor.

No importaba nada.

Ni siquiera el amor que todo se empeñaban a encontrarmelo.

No permitirá que nada me distrayera de mis objetivos.

Nada ni nadie.

Furia Black #1.5 Cristal GrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora