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Donovan se había muerto de aburrimiento la primera media hora, hasta que los chicos de arte se sentaron juntos y comenzaron a hablar sobre una película que acababa de salir en cines y que había sido catalogada como una joya visual. En medio de la discusión sobre el tema, el grupo terminó sentándose en unos pufs que estaba desperdigados alrededor de la alberca y también jalaron un par de bancas hasta que todos estuvieron acomodados en un círculo.

Como siempre, cada grupo buscaba su propia manera de disfrutar la fiesta y ellos aprovechaban las cervezas para amenizar una charla que con facilidad podría ser para una asignatura de la escuela.

De todas maneras, nadie le importaba lo que ellos estuvieran haciendo, mientras no se cargaran el ambiente de los demás. A su alrededor había algunas parejitas por acá, algún grupo bailando por allá y otros estaban en la piscina. Nada fuera de lo común.

A su lado, Skylar sonreía, mientras se recargaba del hombro de Donovan, mientras algunas chicas nuevas les miraban con cierta curiosidad. Ellos eran un par bastante conocido, a simple vista su apariencia no coincidía en lo absoluto, la chica parecía una de esas que siempre hacían lo correcto y Donovan era parecido al prototipo de chico malo de las películas de adolescentes. Verlos juntos hacía que fueran más atractivos de lo que en realidad eran, porque al menos la mitad de la población estudiantil sufría de cierto complejo de héroe.

Ella es muy buena para un tipo cómo él, él es demasiado para una chica cómo ella.

Skylar era consciente de eso y le parecía la cosa más divertida del mundo, pero también era un recurso que le gustaba explotar. A Donovan no le gustaban las chicas pegajosas, entonces ella las ahuyentaba, a cambio, cuando un tipo era demasiado insistente, él usaba su cara de malote para que la dejara en paz. Ambos salían ganando, más o menos.

—Quien lo diría —dejó caer en el momento en que la conversación parecía que estaba a punto de morir—. Este puede hablar de todas esas cosas, pero yo tengo que escoger hasta sus calcetines.

Hubo una risa general entre los chicos, que parecían fascinados con ella, pero la mayoría de las chicas tenían muecas de diversión forzadas. No iba mentir, también le gustaba engrandecer su propio ego.

Donovan la miró sin rastro de sentirse ofendido o sorprendido por lo que había dicho y la abrazó por el cuello, en una muestra de cariño algo brusca.

—Cierto, para esta loca todo tienen que combinar, hasta los calcetines —espetó, logrando un montón de burlas de parte de sus compañeros, quienes comenzaron a hacer chistes sobre cómo "una chica que medía cinco subways lo dominaba". A Donovan los comentarios le daban igual, la mayoría no tenía intención de molestarlo a él, sino de atraer la atención de Skylar. De vez en cuando la charla interesante se detenía para que algunos de los participantes pudieran ligar, a veces la utilizaban para ello, pero eso le daba igual, Donovan respetaba el derecho de las demás personas a enrollarse entre ellos.

—Qué asco me dan, no quiero parejitas frente a mi esta noche —Nico apareció detrás de ellos y empujó a Skylar hacia un lado para separarla de Donovan, a quien por obvias razones no podría mover de su lugar, aunque quisiera.

Donovan se rio al ver la reacción de los demás. Él también era consciente de que algunos podían malentender su relación con Skylar y personas cómo Nico, con quien era relativamente cercano, no ayudaban a que dicho malentendido desapareciera. Esa era otra cosa que solía darle igual, mientras a Skylar no le molestara y su supuesta relación mantuviera a la gente alejada de él, no se quejaba.

—Vete al demonio, solo dices eso porque estás soltero —espetó ella, lanzándole una servilleta mientras él retrocedía un poco, con una sonrisa divertida en los labios.

El destino de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora