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Skylar tiró de él con una mano, mientras que con la otra sostenía su sketchbook

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Skylar tiró de él con una mano, mientras que con la otra sostenía su sketchbook. Hacía tres años que había iniciado la universidad y poco a poco la chica se transformó en su inseparable amiga, lo que significaba que a veces, no podía relajarse, porque ella ya tenía un plan maravilloso es marcha.

Si había algo que distinguía a Skylar era su incansable energía y su amor por la pintura. De vez en cuando la podías ver en los parques haciendo retratos de niños o adultos, o quizás dibujando cosas al azar, solo bocetos que resultaban tan maravillosos cómo un cuadro terminado. Si ella no estaba pintando, estaba haciendo de las suyas en alguna fiesta que se terminaba hasta el amanecer. En la facultad de artes las fiestas no eran fiestas a menos que Skylar Brown estuviera ahí. Ser amigo de una chica así era desgastante, por lo que Donovan tenía que decidir que batallas merecían la pena luchar.

Para ser sincero, prefería dejarse arrastrar cuando se trataba de pintura.

En ese momento, por ejemplo, ella estaba muy metida en el asunto de mejorar sus habilidades realizando retratos así que estaba empeñada en conseguir buenos lugares para dibujar.

—Nos vamos a perder dos horas de libertad haciendo esto —comentó Donovan, sin oponer resistencia. Él era un fiel creyente de que antes que cualquier cosa, las personas debían preocuparse por su estómago. Correr por todos lados con hambre no estaba dentro de sus reglas de vida.

—Traje sándwiches en la mochila y dos jugos, puedes comer mientras me esperas —explicó. Las palabras salían disparadas de su boca con mucha rapidez, enfatizando el estado de emoción en el que se encontraba—. Aunque yo creo que te vendría mejor comer rápido y practicar un poco de anatomía, tus proporciones son terribles —comentó la chica, con una sonrisa tan brillante que podría iluminar el lado oscuro de la luna. Ella tenía un rostro demasiado luminoso para las verdades tan crudas que salían de sus labios.

—¿Mis proporciones? Yo me considero más o menos atractivo —bromeó, fingiendo seriedad.

Skylar soltó una carcajada, era una chica con mucha energía, como un conejito energizer moviéndose de aquí allá. Su carácter inquieto contrastaba a la perfección con la gélida calma de Donovan, haciendo que la visión de los dos juntos fuera mucho más agradable que la de ellos separados.

—¡Buena esa Donovan! ¡Deberías considerar el stand up para tu próxima carrera, porque como retratista estás muerto! —comentó, continuando con la charla acida que la caracterizaba.

—Es un alivio que no esté aspirando a ello —aseguró asintiendo concienzudamente, después se paró en seco, deteniendo a su amiga en el proceso. La diferencia de tamaños era más evidente cuando Donovan no se dejaba arrastrar. En ese momento, por ejemplo, la chica prácticamente se estampó contra él debido a la inercia—. De todas formas ¿No vas a decirme a dónde vamos? —preguntó en un tono casi indiferente.

—A un lugar donde podremos ver músculos sin tener que pagar por un modelo —explicó ella con una mueca misteriosa en el rostro.

Donovan se quedó en silencio un segundo, no le sorprendía para nada la respuesta de su amiga, sabía que Skylar podía ser evasiva hasta los huesos si se lo proponía, así que en lugar de gastar saliva preguntando, tomó la pista y descifró el acertijo.

El destino de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora