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James no pudo encontrar a Donovan en toda la semana. A pesar de que antes lo veía en todos lados, parecía que ahora había desaparecido de la faz de la tierra. Incluso en alguna ocasión vio a todos sus compañeros salir del salón de clases sin rastro del muchacho. Era muy extraño.

Él incluso llegó a pensar que lo estaba evitando, pero eso sería ridículo porque incluso cuando veía a Skylar ella estaba sola. James casi cae en la tentación de llamarle, pero no quería que la siguiente vez que hablaran después de su último bochornoso encuentro fuera por teléfono. Le daba la sensación de que si hablaba a través de una bocina su relación se volvería más distante, más incómoda y cuando lo viera a la cara ya no tendría palabras para darle.

Sin embargo, esa misma determinación consiguió que el puente vacacional lo alcanzara, por lo que las pequeñas vacaciones que durarían viernes, sábado, domingo y lunes se metieron en su camino.

Al final, aunque no quería recurrir a los mensajes impersonales, tuvo que pedirle a Vincent que le dijera a Skylar que les avisara cuando Donovan estuviera de regreso. Ella, que se había quedado porque el viaje era demasiado largo para volver a casa y además tenía aún trabajos por terminar, aceptó a petición a cambio de que Vincent se fuera de fiesta con ella. Al parecer todos sus amigos regresaron a casa y se aburría bastante, por lo que tomó lo que había para pasar el rato.

Su amigo se sacrificó por la causa y era en serio, porque al día siguiente, el sábado, lo llamó para que desayunaran juntos en uno de los restaurantes cerca del campus. James sintió ganas de gritarle porque eran las siete de la mañana y la gente normal no se paraba un sábado a esa hora, pero él ya estaba regresando de correr, así que realmente no importaba.

James caminó solo unas calles antes del llegar al lugar que le habían indicado. Fue muy raro ver todos los locales aún cerrados y sin gente a la vista, por lo general a esa hora estaban al menos algunos puestos sirviendo café y esas cosas, pero como era puente, solo había una pequeña cocina funcionando y era de una mujer que no cerraba, aunque hubiera un huracán y el gobierno estuviese pidiendo que evacuaran.

Cuando llegó al lugar se sorprendió de ver a Vincent acompañado, sobre todo, que la chica que estaba con él y le saludaba alegremente era Skylar, la amiga de Donovan. James sintió que se tensaba ante su presencia, pero trató de actuar normal, acomodándose a en el lugar libre entre los dos.

Luego de un breve intercambio de "holas" James se tomó el tiempo para examinar la expresión de su amigo, que se encontraba despeinado, ojeroso y parecía exhausto, mientras que Skylar sonreía como si estuviera a medio día, mientras se remojaba unas galletitas en el café. Fue ahí cuando se dio cuenta que la chica estaba usando un vestido entallado, de lentejuelas y mangas bombachas. Su peinado era un moño que parecía que había visto mejores tiempos y estaba maquillada, pero a excepción de los labios, las capas de pintura parecían bastante diluidas.

—¿Por qué todavía van arreglados? —preguntó, parpadeando mientras tomaba un sorbo de la botella de agua de Vincent.

—Tuvimos una larga jornada nocturna —explicó su amigo, quien le dedicó una mirada extraña—. Y todavía no se acaba —agregó, mientras Skylar disfrutaba de las galletas como una niña pequeña.

—Todavía tiene que acompañarme a comprar algunas cosas —aseguró—. Ya que abren la tienda de arte en una media hora, pensé que deberíamos aprovechar para pasar por ahí antes de que me llevé a casa —agregó, sabiendo que Vincent lo único que quería era tirarse en algún sitio y dormir—Por cierto —Skylar se giró hacia él y lo miró con una expresión extraña. Parecía divertida, pero también un poco misteriosa—. Tu eres el chico de Donovan ¿Cierto? Me aseguraré de apartarlo para ti cuando vuelva.

—Me llamo James —su voz apenas y salió, mientras trataba de no morir de la vergüenza. Las palabras de Skylar le dieron una sensación complicada, porque ella era amiga de Donovan así que seguro sabía lo que había pasado entre los dos. Entonces, no tenía idea de cómo tomarse aquella frase.

—James —se corrigió ella y su sonrisa le pareció un poco más amable—. Me aseguraré de apartarlo para ti cuando vuelva —repitió.

—Gracias —respondió, sintiéndose mejor, al menos lo suficiente como para sonreírle.

—No te dejes engañar por su cara amable —intervino Vincent, quien después de rehidratarse parecía haber recuperado un poco de su chispa—. Es una bruja.

—Y no tengo miedo de usar mis poderes —espetó ella, soltando una carcajada que consiguió que las personas que trabajaban en local se girarán a verlos. James les miró, dándose cuenta por primera vez, de que tal vez aquellos dos eran de la misma calaña.

Mientras desayunaban ellos le pusieron al corriente de su aventura nocturna. Al parecer esa noche descubrieron que Vincent conocía a un chico que le gustaba a Skylar e iba a presentárselo, sin embargo, él quería que le llevara a una amiga para una cita doble, por lo que pasaron un buen rato discutiendo quien sería "la amiga perfecta para ambos".

Maravillado, James notó la manera tan natural con la que hablaban de sus gustos, de cómo Skylar insistía en que tenía que presentarle al chico pronto, mientras Vincent le aseguraba que lo haría hasta que tuviera a su chica.

Un poco sorprendido se preguntó por qué él era diferente, por qué se sentía tan culpable de gustar de alguien y por qué tenía que estar avergonzado de que otras personas supieran que estaba enamorado.

Esa mañana, cuando regresó a su cuarto, después de despedirse de los chicos, caminó en silencio, contemplando las calles vacías. Parecía que no había mucha gente despierta todavía, así que la sensación de soledad le resultó liberadora. James ya se había dado cuenta del tiempo que gastaba tratando de descubrir lo que los demás pensaban de él y no en lo que quería para su vida. Tenía una punzante sensación de envidia cada vez que recordaba a Vincent y a Skylar hablando de las personas que le parecían atractivas, de la gente que les gustaba y se sintió mortificado al tener la certeza de que él necesitaría de todo su valor para actuar igual que ellos.

Se preguntó cuándo dejaría de vivir su vida para los demás. Tenía la sensación de que llevaba años desperdiciando su juventud, tratando de parecer perfecto, una persona a la que no pudieran reprocharle nada, alguien a quien seguir, a quien tomar de ejemplo. Quería ser todo lo increíble del mundo, pero, mientras los demás lo miraban y se atrevían a hacer cosas diferentes gracias a él, James seguía atascado en la misma rutina, haciendo las mismas cosas y preocupándose hasta la muerte por mantenerse dentro del status quo.

Cuando llegó al bloque de edificios y se encontraba abriendo la cerradura, el casero lo llamó un momento para hablar con él.

—¡Qué bueno que llegas! —espetó—. Tenías al cartero dando vueltas alrededor de la puerta, llegó un paquete para ti ¿Has estado haciendo compras por internet? —el casero era un hombre simpático, pero también un poco entrometido. Sin embargo, James no pensó mucho en ello, porque su atención estaba en la gran caja que sostenía el hombre.

—No pedí nada —dijo—. ¿Esto es para mí?

—Por supuesto, tiene tu nombre escrito en ella —aseguró entregándole el paquete. Cuando James lo sostuvo se dio cuenta de que era relativamente ligero, bastante delgado y además tenía una etiqueta de frágil pegada enfrente.

Un poco consternado, aceptó el envió y subió a su departamento.

Ya quedó, en unos día nos leemos *-* espero que hayan disfrutado las actualizaciones

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Ya quedó, en unos día nos leemos *-* espero que hayan disfrutado las actualizaciones.

El destino de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora