Proyecto: Sacar el Fantasma de Sam Benneth.
SAM.
Lloré, lloré y lloré dentro del cubículo del baño público de la escuela. Para mi el tema de ser invisible no es fácil, siempre quise ser alguien importante, alguien notado sin ser malo como la mayoría de los populares. Ugh, ya parecía Myrtle la Llorona.
Siento que tengo que hacer algo, algo aparte de llorar desconsoladamente en un baño. Algo estoy olvidando, pero no se que... No puede ser, Cameron! Con razón tengo mis libros de filosofía en mi morral, ahora todo tiene sentido.
Me levanté y abrí la puerta del cubículo, pero al instante en que lo hice maldije no haber cerrado los ojos para no poder ver mi reflejo en el espejo.
El espejo me devolvió una imagen pálida, con lágrimas secas y ojos rojos e hinchados. Por dios, desearía no ser tan llorona. Maldigo a las malditas fresas que llevan maquillaje en sus estúpidos bolsos Prada.
Me lavé la cara y salí del baño para llegar a la habitación 220 del área masculina y toqué la puerta.
- Al fin, Samantha, creí que no vendrías ¿Por qué te tardaste... que te pasó? A que fantasma viste hoy Sammy?- Preguntó al ver mi cara de el cadáver de la novia.
- No preguntes. Vamos a trabajar- Entre con paso decidido a la habitación pero Cameron me detuvo agarrandome del brazo.
- Tu no estas para trabajar, te vez horrible- Hice un gesto irónico pero al final lo dejé pasar, el tenía razón.
- Es verdad, podemos hacer el trabajo mañana?- Cameron asintió y yo hice ademán de irme de su cuarto pero otra vez me detuvo.
- Haremos el trabajo mañana pero de aquí no te vas. Cuentame que sucede...- Lo miré mal.
- No tengo porqué contarte nada, apenas nos conocemos.
- Pero yo quiero saber- Solté un bufido. Era imposible.
- Por qué quieres saber?- Me estudió detenidamente con la mirada, arrugando levemente su nariz. Sus ojos reflejaban curiosidad, como si con solo mirarme repetidamente pudiera averiguar todo sobre mí. Después de dos minutos así, al fin dijo algo.
- Pareces una chica interesante.
- En cerio? Que tengo de interesante?- En realidad tenía curiosidad por saber que respondería.
- No lo se, eres tan... vulnerable y sencible. Eres una ternurita- Me pellizcó la mejilla. Y a este qué?
- Bueno, gracias... creo.
El timbre de su teléfono celular sonó y después de hacerme una seña para que esperara, atendió su telefono.
- Hola... Si, esta aquí... Ajá... por qué, que ha pasado?... No, quiero que me lo digas ahora... Qué?... Cómo que no lo voy a entender?... Pues explícamelo... Vale, pero luego me lo cuentas... Cómo esta? Pues, esta...- Me hechó una mirada de reojo- Demacrada- Él estaba hablando de mí? Que indignante! Bah, a quién engaño? En cerio debía parecer demacrada. Aproveché ese momento de distracción para intentar escapar- Okay, adiós... A dónde crees que vas?- Colgó la llamada y miró hacia mi.
- Ahmmm yo... me iba
- Te dije que te quedarías aquí... Te crees invisible como para que no note que te estabas llendo?- Yo no me creo invisible, yo soy invisible. Rompí a llorar por segunda vez en el día, quise salir corriendo, pero antes de poder mover un pié el castaño me tenía envuelta en un abrazo, puse mi cabeza en su pecho y seguí llorando, en ese momento me importó una mierda lo poco que lo conocía. Soy una maldita llorona. Invisible. Voy a mandar una estúpida queja al escritor de "Las ventajas de ser invisible", que ventajas ni que ventajas? No hay ventajas.
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Rodeada De Idiotas
Teen Fiction- Samantha, voy a hacerte unas preguntas para saber sobre tu vida- Dijo emocionada.- Empecemos... Eres popular? - Claro que no! - Apartada del mundo social? - Algo así... - Pasas tus noches libres estudiando y leyendo libros? - Me estas llamando ner...