UN HEROE INESPERADO

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Tres días pase bajo las garras del alcalde lucifer, recibiendo sus castigos, palabras y también sus embestidas, mis piernas no podían más, me dolían tanto que ponerme en pie no era una opción, tenía sed, me sentía sucio, no recordaba que había sido de mis ropas, ni de mis anteojos, el dolor de mi espalda era insoportable y ni qué decir de mi trasero, sentía que luego de eso, si es que salía vivo jamás lo volvería a usar, me dolía tal vez enfrentar que Husk nisiquiera sabía que me había pasado o que tal vez ni en cuenta por estar con aquel joven con el que lo había visto por última vez, no pude evitarlo mis lágrimas habían brotado, no quería nada de lo que me estaba ocurriendo y recordarlo tan tranquilo y sin mi realmente fue la cereza que coronó el pastel, no tenía fuerza y realmente deseaba estar muerto que a seguir en manos de ese miserable.

-Oh no llores querido Radio Killer, solo hoy ya mañana no existirás para manchar mi prestigiado nombre-

No sabía que detestaba más que me hablara mientras me tomaba por la fuerza o el que me confirmara que me mataría luego de utilizarme como su desahogo persona.

-Bueno eso a menos que guardes silencio y aceptes ser mi perra exclusiva, es decir que te tomare como y cuando yo quiera, sin excepciones, sin peros-

Aun cuando estaba en completo silencio, aun cuando no tenía casi voz me negué.

-No, yo preferiría morir mil veces a estar debajo suyo un segundo más. -

El mismo me miró con enfado en sus ojos, con furia.

-Oh cariño nadie me dice que no-

Justo cuando pensé que todo iba a acabar en ese instante sentí como, alguien quitaba de un golpe al imbécil que estaba sobre mí.

- ¿Qué te pasa?, puedo hacer que te hundas en la miseria-

Lo escuché realmente furioso, sentí como me puso de pie, apoyándome a su torso, para cubrirme con un abrigo, en ese momento, mis piernas comenzaron a flaquear, me sentía asqueroso, pegajoso y sudoroso, no hace falta supongo de explicar ¿Por qué?, no escatimé en mi héroe hasta que me tomó entre sus brazos, quise llorar al ver que era Vox.

-Valentino, no me digas nada tú tienes a Angel a mi déjame este-

Le dijo al tipo pelón, lo vi algo ofendido y si no fuera que tal vez era que estaba agotado, me pareció verle celoso, me llevó a su auto y me sentó en el asiento de copiloto con cuidado, al sentirme frágil, como manera de autoconsolame fue hacerme un puño y abrazarme las piernas, con una voz quebradiza le di las gracias al único que notó mi ausencia

-El tipo peludo me dijo, yo no sabía que no habías vuelto a tu casa-

Me dolió que lo mencionara, él no tenía la necesidad de arriesgarse por mí de aquella manera que lo había hecho, quería decir que solo fue una casualidad que lo supiera y que Husk le dijo esto como una manera de quitarse la responsabilidad de encima, me dolía saberlo, le miré con las lágrimas a punto de salir de mis ojos solo para decirle.

-Aun así, no tenías porqué salvarme, igual hubiese resultado si me encontraban a los días en cualquier calle muerto-

Sentí como con una suave caricia me tomó suavemente del mentón, lo observé a los ojos, esos hermosos y atrayentes ojos azules.

-No, no tenía, pero lo hago, Al yo te amo-

Mi corazón se aceleró solo con esas palabras, alguien me amaba, solo eso tuvo que decir para dejarme completamente desarmado, sin excusas, sin alguna barrera para impedirle algún movimiento, no me di cuenta en el momento en el que me beso hasta que tuve que corresponder a aquel beso que para mí fue el más dulce que me habían otorgado en toda mi miserable vida, beso tras beso, demostraba el deseo y el anhelo de tenerme, de necesitarme, pronto el aire hizo falta, se quedó mirándome a los ojos con su frente contra la mía, ambos con una respiración agitada buscando el aire que habíamos perdido.

Pronto llegamos a su apartamento, era bastante lujoso, además de estar bastante limpio y ordenado, bueno con lo que podía distinguir sin mis gafas

-Si gustas puedo guiarte al baño, para que te asees-

Me ruboricé, claro que deseaba asearme, y si necesitaría de su ayuda para llegar al baño, no tanto por el dolor al caminar si no porque realmente todo se veía borroso.

-Por favor, tendré que pedirte también algo de ropa, ya que pues la mía-

No quería decirlo, aunque me haya sucedido mi cabeza aún se negaba a aceptarlo.

-No te preocupes, te prestaré una de mis camisas ya que bueno no creo que te queden mis pantalones-

Sonrió y yo como por acto reflejo también lo hice, me guio, me ayudo a quitarme el abrigo y a ingresar en la bañera, no podía evitar avergonzarme de que me viere.

-No te avergüences, es demasiado lo que tengo ante mis ojos y créeme que disfruto bastante de la vista-

Me dijo sonriente, mientras yo tímidamente sonreía, sentía la cara arder y el agua no era la causa.

-Supongo que sabes cómo decir las cosas a cualquiera-

Me besó en la frente mientras acariciaba mi rostro, para luego hacerme ruborizar aún más.

-Nadie me importa tanto como tú, por lo que no, solo a ti quiero hacerte sentir bien-

Cuando me dejó solo pude relajarme y hacer que el agua se llevara mis malos ratos, decidí sumergirme para lavar mi cabello, cerré los ojos por un minuto y las imágenes saltaron a mi tribulada mente, pasados unos minutos él llegó a mí con una de sus camisas y una toalla limpia para poder secarme, algo con lo que ayudo sin yo tener que pedírselo, luego me llevó a la cocina donde ya me tenía lista una deliciosa cena.

-Oh vaya Vox, no era necesario yo podía. -

No pude terminar, coloco su índice sobre mis labios disfrutando al parecer de mi expresión de sorpresa.

-Era necesario querido, necesito que descanses, además que apuesto y apenas tienes energía para estar despierto, y por lo otro no te preocupes, no hago todo esto por alguna clase de "recompensa" no es lo mío, lo que te dije es algo cien por ciento real, yo te amo y no sería capaz de dañarte-

Sé que ya lo había dicho pero el que lo repitiera mientras estaba llevando el primer bocado a mi boca, casi logra que me ahogué de la impresión, me gustaba la sensación que me generaba el saberlo, el saber que él me amaba, no pude evitar ver lo adorable que se veía con sus mejillas teñidas de carmín, no pude evitar sonreír, luego de la cena me tomó nuevamente entre sus brazos para luego llevarme a su cama, se sentía suave y bueno a lo poco que alcanzaba ver era amplia, cuando me arropó noté que se marchaba por lo que me incorpore en la cama.

-No, Vox, por favor, quédate a dormir conmigo, quiero que alguien me despierte si esos recuerdos llegan en mis sueños-

Realmente me sentía vulnerable, tenía temor, por eso necesitaba su compañía, me hacía sentir seguro, algo en él me decía que era sincero, o tal vez lo estaba suponiendo por el hecho de que me rescató, lo vi despojarse de sus ropas quedando solamente en ropa interior, cubrí tontamente mis mejillas, su cuerpo era de bastante buen ver, no era fornido como Husk pero agradable de ver, su piel blanca se veía tan tersa, tan suave, me reprendí por mirarlo de esa manera, pero realmente no estaba listo para verle ni ¼ de su piel desnuda.

-No te asustes, no te haré nada a amenos claro que me lo pidas. -

Esa endemoniada sonrisa seductora que casi me hizo caer aquella vez en los camerinos se hizo presente nuevamente, no había nadie capaz de decirle no a ese demonio de la seducción, se recostó a mi lado pidiéndome acurrucarme al lado de él, solicitud que no me negué a acatar, mi cabeza descansó sobre su pecho, comencé a bostezar sin darme cuenta, más aún al sentir sus caricias sobre mi espalda como si estuviere consolándome.

-Jamás pensé que mi sueño de dormir a tu lado se me cumpliría-

Me incorpore unos minutos para intentar verle a los ojos, el me acarició el rostro de nueva cuenta.

- ¿Soñabas dormir conmigo? -

Me besó suavemente en los labios, cuando se separó, me llevó a la posición en la que estábamos anteriormente.

-Sí, desde que te conocí en el metro-

Sonreí para mí mismo al oír su confesión, Husk tenía razón él si se me quedaba viendo, no dure mucho para caer rendido ante el sueño entre los brazos de mi Héroe inesperado.

RADIO OBSESIÓN 2: LA OTRA CARA DE LA MONEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora