INICIO

1K 32 46
                                    

Un joven de por lo menos 20 años de edad, complexión delgada, cabellos castaños perfectamente recortados, ojos color café cubierto por los cristales de sus gafas, alto y de semblante bastante delicado pero elegante, se preparaba para asistir a un día de clases, estaba cursando la carrera de Locución, llevaba una de las materias básicas para esta carrera, tendría nuevos compañeros, con quienes debería "socializar", entrando a la clase notó las miradas de sus compañeros sobre él, incluida la del profesor.

-Buenos días joven ¿Cuál es su nombre?

El joven tomó asiento, se acomodó lo suficiente en su asiento.

-Buenos días buen hombre, mi nombre es Alastor un placer de estar en su clase sr, ya me he presentado, ¿podría por favor corroborarme su nombre? –

Todos incluido su docente se encontraban en silencio aquel joven tenía una seguridad innata para comunicarse, de manera bastante cortés, muchas veces le habían comentado que parecía un anciano con ese exceso de modales.

-Claro joven Alastor, mi nombre es Enrico Vicenzo, su profesor de artes dramáticas. El placer es mío al tenerle en esta clase-

La clase comenzó de manera normal, al pasar media hora de la clase, un joven de 28 años máximo acababa de llegar a su clase el mismo volteo a ver a Alastor, su mirada ambarina encontró la mirada color marrón del joven trigueño.

-Joven ¿Cuál es su nombre? -

El tipo se sentó cerca de Alastor haciéndole sobresaltarse levemente.

-Mi nombre es Husk Rief-

Dijo de manera despreocupada, luego de que las clases terminaran el joven castaño decidió marcharse a la biblioteca a buscar aquellos libros que el profesor había indicado debía buscar, sintiendo que alguien se encontraba apegado a su delgado cuerpo.

-Hola, ¿te ayudo a buscar algún libro Joven Alastor? -

El mismo se tensó y se ruborizó levemente, además preguntándose ¿Qué demonios hacía un profesor en la biblioteca?

-No hace falta, sir Enrico ya sabe, soy muy minucioso y precavido por lo que tomé apuntes de los libros que necesitaba para su clase, gracias por ofrecerme su ayuda, pero como verá soy completamente independiente-

Dijo sintiéndose nervioso e invadido, pero sin perder su seguridad y no exteriorizando el terror que sentía de ser tomado en ese lugar por uno de los profesores, quien ahora le tomaba de la cintura acercándole a él de manera leve, tomándole de la cintura.

-Podría ayudarle a estudiar si ningún pago o esfuerzo, joven Alastor, solo si me permite probarlo de manera física-

El joven fue allí donde marco su línea, sabía lo que contraería el ponerse en contra de un profesor, pero no le importaba ante todo estaba su orgullo y dignidad.

-Un segundo, sir no sé qué clase de persona cree que soy, pero prefiero ganar esto por mis méritos y esfuerzo que abrirle las piernas a usted, me está ofendiendo así que le pido amablemente me dé espacio para retirarme-

Dijo mientras aquel tipo lo aprisionaba más contra él, haciendo que Alastor se desesperara al sentir como osadamente bajaba su mano desde su cintura a su pierna y como la otra la subía desde la cintura a su mentón, acercando aquellos sucios labios a los suyos, en ese momento maldecía el que su cuerpo fuere tan menudo, se arrepentía de no haber trabajado más en desarrollar fuerza en sus delgados brazos, tenía una mente brillante pero en aquel cuerpo tan fino y delicado lo único que podría esperar era estar disponible para las intenciones de los otros, no tenía nada con que defenderse de aquello, sintió su respiración chocar contra la propia, cerró los ojos esperando lo peor, mientras sentía como el tipo ejercía presión en su mandíbula para lograr tener por la fuerza acceso a su boca.

RADIO OBSESIÓN 2: LA OTRA CARA DE LA MONEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora