12. Of plans and care.

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–Bien, como ya sabemos, el tiempo parece que es cada vez menos para regresar a nuestro doloroso hermano a la normalidad, así que vamos a hacer lo siguiente: cada uno pasara un día con él– indicó el mayor de todos– ¿les parecé?

–Vaya, hasta que al fin piensas en algo productivo Osomatsu nii-san– se burlo el de rosa, sonriendo de lado ganándose una mirada molesta por parte del de rojo– pero si, me parece bien.

–Hum... no estoy en desacuerdo, sin embargo, como Kamimatsu dijo, debemos de llenarlo de cosas positivas para que el resultado sea positivo– enfatizó lo último el de verde viendo de reojo como el de morado se encogía más en su lugar y suspiró.

No le gustaba hacer sentir mal a sus hermanos menores, pero se de pequeños estabamos hablando, en ese momento Karamatsu les ganaba a los tres y además de que debía de priorisarlo un poco más, pues ya estaba al tanto de la consecuencias para el de azul si llegaba a quedarse de esa forma.

–¡Si! ¡yo quiero jugar con Karamatsu nii-san!– saltó entusiasmado por la idea el de amarillo.

–Entonces, el primero será Ichimatsu– sentenció el de rojo observando al mencionado quien sorprendido se señalo a el mismo un tanto tembloroso.

No, de versad que el no era para nada bueno con los niños ¿qué no Karamatsu era suficiente muestra de ello?

–P-pero...–

–Y como eres especial Ichima-chan~, desde hoy comienzas, así que debes de darle un baño, cambiarlo y dormirlo– enumeró las tres cosas que normalmente hacían él y Choromatsu, sin embargo, ahora le tocaban a él.

Trató de replicar pero la mirada que le lanzó el mayor de los seis hizo que no dijera nada y que molesto aceptará; suspiró inseguro y aún sintiéndose culpable, volteó en dirección de un entretenido bebé mordisqueando sus preciados lentes negros y sintió como su alma se volvía un poco menos oscura. Se acercó despacio, temiendo que lo que Akumatsu había dicho fuera cierto, pero cuando estuvo frente al pequeño, este lo vio y le sonrió extendiéndole los lentes para que los agarrara y jugara con él.

No había miedo, no había rechazo, no había otra cosa más que una tierna mirada de ojos brillantes e inocentes que no le guardaban rencor, como si el Karamatsu adulto fuera el que lo estuviera observando.

–Sigue siendo él Ichimatsu, no olvides eso idiota– murmuró Osomatsu cargando al bebé y entregándoselo al de morado, quien sonrojado y sin devolverle la mirada lo tomó sin problema.

–C-callate...– susurró abochornado el manor– "estúpido Kusomatsu... aún si es un jodido bebé, sigue perdonandome y muy amable..."– pensó Ichimatsu con el ceño frunció. Definitivamente nunca lo comprendería.

Se levanto con el menor en brazos y sin decir nada salió de la sala para dirigirse hacia el cuarto que compartían, bajo la atenta mirada de todos. Osomatsu sonrió con levedad y antes de que alguien dijera algo solo les dijo:

–Confiemos en él–

[...]

Ya en la habitación, Ichimatsu colocó a Karamatsu sobre el sofá verde y procedió a sacar el futón para acomodarlo, sin quitarle la mirada al infante que ahora tenia uno de los peluches en forma de murciélago morado que le habían comprado agitandolo y observándolo con la curiosidad digna de un bebé.

Sonrió de lado, enternecido, pero rápidamente agitó la cabeza alejándose de esos raros y muy rositas pensamientos; suspiró para después acercarse al pequeño y cargarlo otra vez. Lo colocó en cima del edredón e inició a desvestirlo con algo de inseguridad, pues no era muy común que él hiciera eso porque los demas eran los que se ocupaban del ahora más pequeño y él sólo se mantenía al margen ayudando muy poco, pero eso no quería decir que fuera un idiota y que no aprendiera, aunque solo viera desde la lejanía como cuidaban al de azul.

–¿Ah?, entonces ¿cómo lo debería de hacer? ¿hago caras idiotas como Osomatsu o tal vez me pongo a tomarte fotos como Todomatsu?– le preguntó a Karamatsu quien seguía con el peluche en las manos y boca babeandolo. Bufo una pequeña risa y sin recibir respuesta terminó de desvestir al bebé.

Lo envolvió en una toalla mediana pero que al de azul le quedaba bastante grande y se dirigieron al baño, bien, por como había visto a Choromatsu una vez bañarlo cuando estaba de ese tamaño, lleno con poca agua tibia la bañera y con dos toallas más, una la colocó en la superficie de la bañera y la otra la hizo como una pequeña almohada.

Nervioso y con cuidado lo acostó ahí, pero pensando que el bebé ya estaba a acostumbrado se alarmó en cuanto vio a Karamatsu fruncir más el ceño y poner la expresión que más temía: un pochero antes romper en llanto.

–¡N-no, Kusomatsu no llores!– trató de calmarlo el de morado, no quería que ninguno de los idiotas de sus hermanos subiera y lo regañaran, aún si no había hecho nada malo, pero no estaba funcionando y el puchero cada vez se hacia más pronunciado– ¡ugh, que vergonzoso!– se quejó el ahora mayor sonrojado por lo que iba hacer a continuación. 

Acercó su temblorosa mano hacia una de las suaves y calentitas mejillas del menor acariciándola mientras conectaba su mirada con la del bebé.

–Shh... y-yo estoy aquí Karamatsu, no tengas miedo– lo dijo bajo, queriéndole transmitir lo que le estaba diciendo. Aunque le parecía absurdo, era ridículo, después de todo quien más daño le hacia al de azul era precisamente él.

Sin embargo, eso logró tranquilizar al bebé, Karamatsu no sabia que pasaba pero se sintió protegido y seguro con su hermano, así que su carita poco a poco volvió a ser normal, pero las pequeñas lágrimas que se habían acumulado en sus grandes y bonitos ojos se quedaron ahí, haciéndolo ver más tierno.

Por otro lado, Ichimatsu se sintió cálido, se felicitó por haber logrado eso con el doloroso de su hermano, pero su actitud tsundere no dejó que siguiera disfrutando del sentimiento, así chasquenado la lengua y fingiendo que estaba irritado, siguió con lo que debía de hacer.

Sin saber que cuatro pares de ojos veían conmovidos la escena anterior. Pues cuando se lo proponia, Ichimatsu podía cuidar bien de Karamatsu. 

🍼continuara.

Karamatsu Baby🍭 [Osomatsu-san]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora