16. Rain clouds on my blue sky [1/2]

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-¿De verdad piensan dejarlo con Jyushimatsu nii-san?- interrogó el de rosa colocándose los zapatos en la entrada, observando con duda a los mayores.

-¡Claro que si Todomatsu!- sonrió el de rojo con el más pequeño de ahí en brazos, quien tenia algo de sueño todavía, pues esa mañana también había querido despedirse de sus hermanos- ¡confiamos en Jyushimatsu!- le sonrió al de sudadera amarilla quien le sonrió tomando en sus brazos a Karamatsu.

-Cuida bien de Karamatsu- le dijo el de verde mientras tomaba su mochila y se la ponía, no lo demostraba, pero estaba preocupado por ambos menores.
Jyushimatsu asintió varias veces y uno por uno se acercó al pequeño para despedirse de él.

-No des tantos problemas mocoso...- le susurró el de morado mientras le revolvía el cabello y el niño le sonreía y asentía con sueño.

-Bye~ bye nii-sans- movía su manita de un lado a otro sin levantar su cabeza del cómodo hombro del quinto.

Los cuatro mayores que iban saliendo no querían irse, querían quedarse con el pequeño, pero debían de hacerlo, así que con resignación también le dijeron adiós al menor; cuando ambos estuvieron solos, el de amarillo le pregunto a Karamatsu si quería jugar, pero el niño se negó diciendo que lo que quería era dormir con su nii-san, quien no se negó y ambos se dirigieron a la habitación para seguir durmiendo, Jyushimatsu envolvió al de pijama azul entre sus brazos, sonrió más cuando sintió como el pequeño cuerpo de Karamatsu se apegaba al de él y se quedaba dormido al instante.

-Crece rápido nii-san...- fue el ultimo susurro que se escucho antes de que el mayor de los dos callera también en el mundo de los sueños.

[...]

-¡Vamos al parque!-

-¡Si!-

Jyushimatsu ayudo a su pequeño hermano a amarrar las cintas de sus zapatos y cuando estuvieron listos, el mayor agarró la manita del infante para luego salir de casa junto a un emocionado Karamatsu.

-¿Qué jugaremos Jyushimatsu nii-san?- interrogó el de suéter azul con un perrito gris en medio.

-Mm... ¡lo que Kara-chan quiera!- respondió el mayor volteando en dirección de su hermano. Este frunció el ceño pensando que era buena día jugar ese día.

-Hum... ¡las escondidas y después en los columpios!- sonrió el menor bastante emocionado, el de amarillo asintió y tomándolo de debajo de sus brazos lo cargó para colocarlo sobre su hombros.

-¡Hai~ hai!- y ambos rieron, las personas que pasaban cerca de ellos sonreían un poco, pues la ternura y felicidad que irradiaban juntos era bastante contagiosa.

[...]

-Seis... siete... ocho... nueve... ¡diez!- chilló Karamatsu terminando de contar, así que destapó sus ojos y comenzó a buscar a su hermano mayor.

Habían estado jugando al escondite cerca de una hora, hasta el momento ninguno se había aburrido y a Kara le parecía bastante impresionante cuando Jyushimatsu se escondía, pues a veces podía estar arriba de los árboles o debajo de la tierra, era bastante peculiar y divertido su nii-san.

Estaba buscando debajo del resbaladero cuando escuchó las burlas y risas de unos niños un poco más lejos de donde estaba, volteó y entre-cerrando los ojos se fijó en qué era lo que les provocaba gracia a ese grupo de mocosos; abrió su pequeña boca sorprendido y su cuerpo se movió solo, tomó una piedra y corriendo se la lanzó a uno de los niños en la cabeza.

-¡Dejenlo, ese perrito no les hizo nada!- gritó Karamatsu, estaba asustado pues los niños que estaban delante de él se veían más grandes y eran más.

-No te metas idiota, no es problema tuyo- gruño uno de los mocosos que anteriormente pateaba el débil cuerpo del animalito.

-S-si es problema mío, ¡él n-no les hizo nada!- volvió a gritar, estaba bastante molesto, la voz le temblaba por el miedo y la impotencia, desvío la mirada al perrito y este aún respiraba, pero se veía bastante herido.

Era como si le pidiera que le ayudara.

Así que agarró coraje y sin que ninguno se lo esperará corrió hasta deslizarse sobre sus rodillas y finalmente tener al cachorro entre sus brazos, protegiéndolo de esos abusivos.

-¡Los idiotas son ustedes!- grito con las lágrimas saliendo de sus ojos, estaba triste y enojado, ese pobre animalito no merecía ese trató.

-¡El idiota eres tu, no era tu problema, así que ahora te vamos a patear a ti!- gruño bastante enojado el que parecía ser el líder de aquel grupo.

Karamatsu cerró los ojos y se abrazo más al cachorro esperando el golpe, el cual nunca llegó, abrió los ojos lentamente y se fijó en que su nii-san había llegado al rescate.

-No es bueno que golpeen a cualquiera... ya saben, ese puede ser el peor error que cometan en su corta vida- la voz de Jyushimatsu era tranquila, la sonrisa en sus labios no se borraba, pero sus ojos demostraban que no estaba jugando en lo absoluto.

Sostenía al mocoso que casi golpeaba a su preciado hermanito de una pierna, él junto a su grupo estaban asustados y entonces Jyushimatsu soltó al niño dejándolo caer de lleno al suelo para acercarse a su hermanito que en ningún momento había soltado al pobre cachorrito que había defendido. Lo tomó en sus brazos en la posición de princesa y antes de irse volteó sobre su hombro observando a los niños de la forma más fría y despectiva que pudo asustándolos y haciéndolos salir corriendo despavoridos.

-Vamos a casa Karamatsu- dijo con voz más suave, pero el menor negó.

-No, Jyushimatsu nii-san, él necesita ir al veterinario- la preocupación en la vocesita del menor hizo que volteará observando qué era lo que no había soltado y por lo que iban a golpearlo.

Se sorprendió al ver a un perrito de pelaje sucio y bastante lastimado, los ojos de su hermano estaban cristalinos y lo último que quería era verlo llorar, por ello asintió e inició a caminar hacia la veterinaria más cercana que recordaba.

Por desgracia, había aparecido nubes de lluvia sobre su cielo azul.

🍼continuará.

Karamatsu Baby🍭 [Osomatsu-san]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora