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Para cuando Jiang Cheng abrió los ojos nuevamente, descubrió que estaba solo en el medio de una montaña casi desierta, casi porque la presencia de los árboles le hacía compañía al lugar de aspecto solitario en algún lugar desconocido para el Jiang.

Sabiamente recordó las palabras escritas del nigromante.

"es como entrar en un sueño en el que no puedes tocar ni intervenir, solo eres un espectador".

En silencio esperó a que cualquier cosa pasara, pero sentía que por mucho que esperara, simplemente nada ocurriría y nada cambiaría en ese lugar solitario. Al menos esa fue la impresión que tuvo del lugar a primera vista.

Y solo cuando vio a una joven extrañamente familiar fue que entendió que algo estaba a punto de pasar.

Esta chica estaba descansando tranquilamente bajo la sombre de un sauce alto; la joven vestía de un color muy claro, casi blanco. Se veía linda y tan tranquila en ese momento que Jiang Cheng habría creído estar viendo a una mujer celestial debido a la blancura en su cabello y su rostro joven decorado con nada más que un par de mechones a los costados, pero al escuchar los gritos de gente furiosa supo que no era así.

El joven líder no comprendía qué podría haber hecho la mujer para provocar la ira de todas esas personas.

Tú, muchachita maldita, ya estarás satisfecha, ¿no? —Escuchó a una mujer mayor quejarse a gritos de la mujer que solo descansaba ahí ignorando a la bola de personas que la buscaban. Tal acción solo hizo enfurecer más a la mujer mayor. —¿Crees que ignorarnos evitará que enfrentes las consecuencias de tus actos viles? —La señora se acercó rápidamente a la joven y alzó su mano para abofetearla.

Ignorando la sensación ardiente en su mejilla, la más joven solo se levantó y trató de ignorar a las personas, aparentemente acostumbrada a este actuar.

Maldita rata asquerosa. —Maldijo un hombre detrás de la mujer mayor. —¿Ahora que seduciste a mi hijo te vas? ¿Crees que lo permitiremos?

La chica que ya les había dado la espalda dispuesta a irse volteó para observar al hombre con una mezcla de indignación y molestia. Por primera vez abrió sus labios para hablar. —Lamento decirle que me mantuve alejada de su pueblo tal y como me dijeron, no me he acercado y tampoco tengo intenciones de hacerlo. Así que, jefe Li, agradecería que deje de culparme por las estupideces que hace su hijo.

Después de eso, la joven caminó de vuelta al bosque tratando de alejarse de esas personas, pero para su mala suerte, sus palabras provocaron que la sangre del dichoso jefe Li comenzara a hervir y corriera detrás de ella.

Maldita mocosa, ¿te atreves a decir tales estupideces? —Bramó furioso el señor corriendo tanto como sus cortas piernas se lo permitían, siendo seguido de cerca por la bola de personas que le habían seguido.

No son estupideces, si usted no quiere ver la verdad no es mi problema. —Respondió la mujer apresurando su paso mientras la sensación de una corazonada negativa se encargaba de sofocar su pecho. —Deje de seguirme, por favor.

El hombre siendo un necio no desistió de perseguir a la mujer con su esposa siguiéndolo de cerca entre toda esa multitud ignorante.

Jiang Cheng por supuesto había seguid de cerca toda la interacción y solo pudo observar las bellas y delicadas facciones de la más joven retorcerse en angustia y terror de no salir con vida de ese bosque.

La persecución duró un rato más hasta que la doncella, a la que había reconocido como la señorita Tie de la conferencia, se quedó sin escapatoria y siendo acorralada por una manada de personas ignorantes.

𝘛𝘩𝘦 𝘔𝘦𝘮𝘰𝘳𝘪𝘦𝘴 𝘖𝘧 𝘠𝘪𝘭𝘪𝘯𝘨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora