Los minutos después de la media hora comenzaron a transcurrir y cada vez eran menos en la mesa. Mis sobrinos ya se encontraban corriendo por toda la casa y mordiéndose las uñas por la ansiedad que tenían en abrir sus regalos. Algunos primos ya estaban sentados en los sillones y con sus ojos pegados a las pantallas de sus celulares. Solo algunos tíos seguían en el comedor con flojera de levantarse y poniendo de excusa estar hablando con alguna otra persona. Así es, la típica familia londinense en navidad. Nada fuera de lo común. ¿Simone y yo? Seguíamos delante de nuestros platos. Yo había acabado hacia unos diez minutos; solía comer rápido, pero Simone comía como si desde un principio no hubiese querido llevar un bocado a su boca, ya que ni siquiera llevaba la mitad de su plato cuando todo el mundo ya había finalizado.
-te ves desesperado, si quieres vete, acabo enseguida.-musitó Simone luego de haber masticado y tragado un bocado de pavo que había llevado a su boca.-
-créeme, ya te hubiera dejado.-rodó sus ojos al momento.-pero mi familia te comería viva si te dejo, así que…-alargué y luego de eso, un suspiró salió de mis labios.-
-¿Qué hacen después de comer?-me preguntó tomando su vaso con refresco y bebiendo de él.-
-esperar a que den las doce para abrir sus regalos.-paró de beber al instante y me vio con sus ojos abiertos como platos.- ¿ocurre algo?
-¿en verdad?-me cuestionó después de pasarse el bocado, impresionada y yo asentí sin problemas.- Mi familia es diminuta. Sabes que mi padre solo tuvo a una hermana y mi madre fue hija única, pero antes de que papá muriera, la navidad en casa de mis abuelos era estupenda.-musitó esa última palabra con una sonrisa gigantesca y acentuándola, para que sobresaliera de su monologo.-…mi papá odiaba quedarse sentado viendo la televisión o a veces en silencios tan incomodos, por lo que organizaba concursos de bailes o cantar en karaoke, que creaslo o no, con tan solo tres chiquillos en la casa.-hablaba de su primo Niall, su hermana Jo y ella.-era suficiente para tener una navidad perfecta.
-sí, pero mi familia no es así.-me encogí de hombros viendo a cada uno de mis familiares cerca.- Es apática, como yo. Cuadrada y cerrada, al no gustarle hacer algo fuera de lo común o diferente. Es aburrida y tediosa, y por eso no me agradan. Jamás tuve una infancia alegre, siempre fue molesta.
-¿y porque me invitaste si sabías que me la hubiera pasado mejor yo sola, en mi casa, acostada en mi cama y comiendo lo que yo preparase?
-por lo mismo.-respondí de inmediato.-tu comida es asquerosa.-y al segundo, su mirada fulminante apareció.-y dos…porque sabía que por fin podría pasar una linda navidad. Tú mejoras mi mundo cuando estás cerca.
Ok, lo admito, Simone sacaba lo más cursi de mí. Al principio era fastidioso, pero cada día lo sacaba sin menos pena. La quería y mucho, y ella lo sabía, pues en vez de burlarse de mí o quejarse, ya que Gallagher tampoco era la más romántica, sonrió y sin interesarle quienes estuvieran viendo, posó su mano arriba de la mía y luego me obsequió un beso en la mejilla.
Observé su plato y me di cuenta que ya no había nada en él. Mientras platicábamos, se lo había acabado. Se levantó de la mesa de la nada, y se retiró de ella, sin antes haber dado las gracias por la cena. Mi madre y algunos tíos le sonrieron y correspondieron, dándole el asentimiento de retirarse. Le seguí el paso, dándome cuenta que se dirigía hacia la puerta de mi hogar. Fruncí el ceño sin dejar de pisar sus talones y la pelinegra salió ya que nadie la veía para entonces. Volteé a mis espaldas para verificar que nadie nos viese, ya que no quería a ningún soplón, pero al único que me encontré fue a Rafael Jr. con su cabeza inclinada hacia arriba para poder verme.
-¿A dónde vas tío Harry?-salió esa pregunta de sus labios y yo me cuestioné lo mismo: ¿A dónde iba?-
-saldré.-respondí secamente ya que Simone seguía afuera y en no sé dónde.-
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My Perdition. |H.S|
FanfictionCada persona tiene una adicción diferente que lo lleva a su propia perdición. La mía tiene nombre y apellido: Simone Gallagher.