Sentí el agua salpicar por todo mi rostro, refrescantemente, tras haber reunido la cantidad perfecta de aquel líquido en mis manos. Tomé la toalla que colgaba a un lado mío y sequé mi cara por completo. Listo ya, suspiré profunda y pesadamente y me vi en el espejo. Era un desastre. No, no se confundan, yo lucía pulcro; a lo que me refería era a mi vida. Todo era un desastre después de mi final con Gallagher. Yo no hacía otra cosa que no fuese pensar en ella. Lo intentaba, en serio que lo hacía, pero cada vez que lograba distraerme un poco, no pasaban más de cinco minutos cuando cualquier otra cosa me recordaba a Simone y a todos los momentos que habíamos pasado juntos. A eso agréguenle una punzada en el pecho y unas pequeñas o a veces grandes ganas de llorar. Era como si quisiese escapar de su recuerdo pero mi mente no me dejara, me confundiera y me lastimara; al parecer se le era placentero hacerme sufrir día tras día.
Mi situación tampoco me beneficiaba del todo, pues tenía que estarla viendo cinco días de la semana, en diferentes clases en la escuela. Cuando teníamos algo, era como si hubiese tenido la mejor suerte del mundo, pero ahora, repudiaba que fuese ese mi horario. Verla, escucharla y tenerla algunas veces a mi lado, dolía más de lo que algunos creen. Como se imaginaran, Simone y yo desde entonces no nos dirijamos la palabra, pero eso no quitaba el hecho de que todo mi ser supiera que estaba a tan solo unos metros de ella. Aunque no todo el universo me odiaba, ya que no me podía quejar al decir que lo único bueno de mi caso, era que Lucas no iba en la misma escuela que nosotros.
Me fui hacia mi cama y cerré mis ojos con las esperanzas de conciliar el sueño. Desde aquel día en que todo terminó entre la pelinegra y yo, una de mis actividades favoritas era dormir. Era como morir por un momento; mi cabeza descansaba por un rato de todo lo que me dañaba, aunque igual, había días en los que ni así, podía escapar de Simone. De algún modo, era un poco agradable, ya que algunos sueños eran lindos pues revivía grandes momentos que pasé con ella, aunque no siempre tenía esa grata suerte, y terminaba teniendo pesadillas, en donde yo estaba solo mientras Gallagher se encontraba muy feliz con Lucas...si, un poco parecido a mi cruda realidad.
Mi masoquista 'yo' interior, me comenzó a hacer una mala jugada y las imágenes de Lucas y Simone en la cafetería, sonriendo y divirtiéndose, aparecieron tras unos flashes en mi cabeza. La risa de Gallagher tan hermosa y tan real, hizo ecos en mis oídos. Mi corazón inició un palpitar exageradamente rápido; mi cuerpo se empezó a sentir frío por la capa de sudor que ahora lo cubría. Ella era feliz. Ella lo era. Ni siquiera pensaba en mí. Yo ya no estaba en su vida. Me había olvidado. La amaba, pero Simone amaba a Lucas y Lucas la amaba a ella.
Abrí mis ojos y me senté en mi cama, consiguiendo una posición vertical de mi espalda. Mi respiración era agitada y mis ojos se encontraban cristalinos. Quería odiarla a ella por hacerme todo eso; por hacerme permanecer angustiado, tenso y ansioso, pero más me odiaba a mí por no entender todo lo que anteriormente me dije. Simone era feliz; yo debía de serlo, pero en vez de actuar para ello, solo la seguía recordando y seguía arruinando mis oportunidades, como la cita que tuve con Dylan ese mismo día, pero que acabó luego de decidir que lo mejor en esos momentos era despedirse y vernos en otra fecha, con más calma y con la mente más clara.
Comencé a escuchar unos ruidos provenir de la entrada. Alguien tocaba. En los primeros segundos transcurridos, ni siquiera vacilé en moverme, pues no quería hacerlo, sin en cambio, al recordar que Louis había salido como siempre con Eleanor, cansadamente, me levanté fastidiado y caminé con flojera hacia la puerta principal.
-¡Harry!-oí musitar con alegría a la persona que se hallaba en frente mío.-
En aquel momento me quedé estático. Era el jefe Connor, o...Mathew o como sea que lo llamasen. Yo lo conocía como el hombre padre de Lucas, narcotraficante y perdedor a quien le gané tres mil libras. Si les soy sincero, en verdad me daba miedo. Me sentía acorralado a su alrededor. Como si cualquier cosa que hiciese, le molestara y pudiese hasta matarme. Les juro que en ese caso, no lo descartaba.
ESTÁS LEYENDO
My Perdition. |H.S|
FanficCada persona tiene una adicción diferente que lo lleva a su propia perdición. La mía tiene nombre y apellido: Simone Gallagher.