Lunes otra vez. Cuanto odiaba el primer día de semana ¿Por qué? Por el único hecho que regresábamos a la institución por el termino de nuestros dos insignificantes días sin escuela. Lo que implicaba seguir con tareas, trabajos y clases, solo por eso, los lunes eran odiosos.
Mientras caminaba por los pasillos, podía notar como la mayoría de las chicas se ponían vilé cada cinco minutos y como los chicos suspiraban profundamente mientras miraban a las señoritas que nerviosamente esperaban a que alguien las invitara al baile. Así es, todo un alboroto por un estúpido baile escolar.
Yo realmente no me interesaba mucho en eso, la mayoría de las chicas llegaban a mí y después de platicar al menos veinte minutos, si en verdad me parecía atractiva una y se veía presa fácil, solo le decía “tú y yo en el baile. Te recojo a las nueve” y aceptaban.
En mi camino pude ver la hermosa cabellera larga, brillosa, bien cuidada y negra que solo cargaba una persona en la preparatoria. Sabiendo quien era, me le acerqué para saludarla, pues desde que la había vengado, teníamos una relación más normal que de alguna manera me agradaba, ya que no era tonto y sabía que esa era la única forma de podérmele acercar a Simone sin que tratase de golpearme.
-Hola.-me paré a lado de ella, quien al escuchar mi voz, volteó enseguida.-
-Hola, Harry.-me regaló media sonrisa.-
Sin si quiera tener un poco de discreción o pena, me frene para verla de pies a cabeza. Lucía como siempre. Su uniforme bien arreglado, sin casi nada de maquillaje y a diferencia de los otros día, su cabello agarrado en un coleta, lo que era peor pues a la mayoría de los chicos, nos gustaban más cuando tenían su cabello suelto.
Simone extrañada por mi mirada con el ceño fruncido, chasqueó unas cuantas veces a unos centímetros de mi cara para que reaccionará y no la mirara como antes lo hacía.
-ve a tu alrededor.-le mande.- ¿no notas algo diferente en las chicas?
.-la ahora oji-azul, hizo caso omiso a mi petición, y luego de analizar a unas cuantas alumnas que nos rodeaban, respondió.- ¿se ven más putas?-preguntó incrédula. Amaba su vocabulario.-
-hmm, algo así. Pongamos que están “más arregladas”-sonreí.- ¿sabes porque?
-¿Por qué están desesperadas?
-así es. ¿Y sabes porque razón?
-Harry, no soy adivina. Suéltalo ya.-se le escapó una pequeña y casi inaudible risita.-
-porque quieren que las inviten al baile de bienvenida.-dije obvio.-
-¡Ah sí!-alargo mientras recordaba.-Es este viernes ¿cierto?-asentí.-con razón un chico se paró frente a mí con una rosa. Como balbuceaba, tartamudeaba y no le entendía nada, le di unas palmadas en la espalda y me fui.-enchueco la boca.- ¿sabes? me siento algo culpable ahora.
-¿tienes pensado ir?-inquirí mientras comenzábamos a caminar. Simone negó con su cabeza.-yo tampoco soy adivino, pero es fácil predecir que no iras porque odias los bailes.-vi de reojo como ella abrió un pocos sus ojos sorprendida.-odias todo. No fue difícil acertar.-ahora la escuché reír.-
-los odio porque se me hace superficial y estúpido comprar vestidos caros, o en el caso de los hombres, trajes costosos, solo para una maldita noche, ya que o las chicas engordas o los hombres crecen con el tiempo. También que se la pasen horas antes arreglándose, ¿solo para qué? Para un baile que dura entre cuatro o cinco horas. ¿Y qué es lo más genial que puede pasar esa noche? Terminarte acostando con tu pareja. Como si un acoston fuera la gran cosa. Para eso, voy a un bar y me agarró al chico más atractivo e idiota.
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My Perdition. |H.S|
FanfictionCada persona tiene una adicción diferente que lo lleva a su propia perdición. La mía tiene nombre y apellido: Simone Gallagher.