Prólogo

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Olvidad esto, es el capítulo 22 de la primera temporada y lo pongo repetido porque voy a participar en un concurso.

A la mañana siguiente, me desperté abrazada por mi hermano, que se había despertando a la misma vez que yo. Por lo que me besó en la mejilla y yo sonreí por la satisfacción. Le miré a su cara y susurré sonriendo.

- Buenos días - susurré.

- Podría acostumbrarme a esto - dijo tiernamente.

- Ya es de día, dormilones - dijo Damon que estaba sentado al borde de la cama.

Por lo que nos llevamos un buen susto y nos pusimos boca arriba rápidamente.

- ¡Oh! ¡Damon, por favor! - exclamé molesta mientras Stefan me ayudaba a taparme con las sábanas a la misma vez que él se tapaba también.

- ¿Qué estás haciendo? - preguntó Stefan mientras nos tapábamos con las sábanas.

- Oh, no seáis tan mojigatos - dijo sin más.

- En serio, ¿qué haces aquí? - preguntó Stefan.

Damon rodó sus ojos y contestó.

- Si veo algo que no haya visto nunca, os doy un dólar. Bueno da igual he venido a despertaros y a deciros que hoy es la fiesta de los fundadores, así que a arreglaros, hermanitos -dijo Damon.

- ¿Es enserio? ¿enserio tienes que interrumpirnos siempre? - pregunté un poco molesta.

- Bueno, me gusta molestar a Stefan, eso ya lo sabes, y como eres nuestra hermana y te has instalado en la cama de Stefan. Ergo... - contestó mientras se iba.

- Sabéis, empieza a gustarme esto del ménage-a-trois en equipo. Tiene cierto toque..., picante - dijo mientras iba a arreglarse a su habitación.

Cuando se fue, Stefan me cogió la mano y me la besó dulcemente a la vez que decía.

- Vamos - dijo levantándose de la cama.

- Oh, no. Ven aquí - dije tiernamente mientras se giraba y yo le abrazaba.

Nos besamos mientras le acariciaba con mi mano la barbilla delicadamente.

- No deberíamos... - dijo Stefan poniendo su mano cerca de mi pecho.

- Shhh - dije alzando mi dedo entre mi barbilla y la de él en señal de que se callara.

Sonreí y nos dejamos llevar. Al momento los dos empezamos a reírnos y nos metimos bajo las sábanas.

- Bueno, vamos a arreglarnos - dijo mi hermano mientras nos retirábamos las sábanas para poder respirar mejor.

- ¿Todavía conservas los vestidos que te compraba padre? - preguntó Stefan

- Sí, me voy a poner el mismo vestido que me puse el día que os perdí - contesté un poco triste acordándome.

- ¿Estás bien? - preguntó cogiéndome la mano.

- Sí, tranquilo, no es nada, es solo que me he acordado del día en que os perdí - contesté sonriendo.

- Bien, pues yo me voy a poner el mismo traje que me puse aquel día - dijo Stefan.

- Oye, ¿por qué volviste a Mistic Falls? - pregunté.

Esa pregunta le sorprendió un poco, creo que tenía miedo de decírmelo, lo vi en sus ojos, por lo que le dije.

- Da igual, si no quieres decírmelo, me da igual, no importa - dije poniendo mi mano en su hombro para que no estuviera nervioso.

- No, te mereces la verdad, eres mi hermana y te la diré. En realidad volví a Mistic Falls para conocer a Elena porque si está viva es gracias a mí. Pero entonces fue cuando te vi y mi mundo se puso patas arriba. No quería liarla por si no eras mi hermana, por eso actúe con normalidad como si fueras una amiga y después mi novia. Me asustó un poco después descubrir que eras mi hermana y nos acostamos, es decir, a mí me daba igual, me encantó, pero no quería hacerte daño. Además luego me contaste que fue tu primera vez y me sentí culpable pero a la vez orgulloso de que tu primera vez hubiera sido conmigo. Porque te amo, eres mi hermana pequeña y sé que está mal quererte de esa forma pero así es como te quiero y punto - dijo haciendo que se me saltaran las lágrimas, ese pequeño discurso me emocionó, todas esas palabras que iban dedicadas a mí hicieron que se me saltaran las lágrimas.

Luna Salvatore [2] (corrigiendo) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora