Pov Harry Snape.
Sonreí al ver a mi compañero acostado desnudo en la cama con las piernas abiertas, no sólo era una invitación para hacer cosas más allá de lo indebido sino para devorarlo por completo, no había otra cosa que mi hiciera erguir con tanta fuerza como esta escena.
— ¿Estás es tu sorpresa? —pregunté quitándome la corbata, no podía creer que mi pareja fuera tan desvergonzado, en la cena con los Weasley me susurro con un leve sonrojo que prepararía algo para mi, dedo de admitir que imagine que sería esto, aunque a pesar de todo, no importaba en que posición lo pusiera, sus mejillas siempre estarían de un color rojo fuego. Mis pantalones cayeron junto con la camisa en el piso, me acerque lentamente a él, era adorable que aunque ya haya pasado un año y nuestro hijo crecía cada día, nuestra vida sexual no era nada tranquila, aún así todavía sentía vergüenza, me posicione entre sus piernas sin tocarlo, mis brazos a ambos lados de su cabeza— eres mío, de nadie más y eso me complace enormemente.
— ¿Por q-qué de repente dices eso? —sonreí de lado, baje para besar su cuello finalmente, no quería hablar mucho, en consecuencia sus manos me envolvieron, los omegas, no, mi omega tenía este peculiar olor dulce, incluso cuando sudaba su sabor era increíble, quizás debido a su buena alimentación.
— ¿Es por qué ahora llevo tu apellido? —soltó un gemido, aprete su cadera y lo acerque a mi con un poco de rudeza, sentí mis ojos brillar también al escucharle decir eso, mis caderas se movieron lentamente, aunque todavía conservaba la ropa interior la punta de mi pene se asomaba por el elástico, supongo que mi amigo estaba más entusiasmado y complacido por escuchar eso que yo.
— ¿Cómo te apellidas ahora? —pregunte en un ligero murmullo en su oído, Harry gimió y comenzó a restregar su cuerpo contra el mío con más fuerza, maldición, estaba tan lascivo hoy, baje mis labios a su pezón izquierdo, apretando el agarre en su cuerpo lo levante un poco de la cama, él soltó un quejido de asombro y mi lobo estaba dando vueltas en mi interior.
— Tu lo s-sabes, nos casamos la semana pasada —sí, por supuesto que lo sabía y recordaba perfectamente las palabras que dijo Dumbledore al final, como nos divertimos esa noche con nuestros más ayegados y como le hice el amor esa madrugada como recién casados. Mis dedos se cerraron con fuerza en su otro botón y mis dientes aparecieron también, por supuesto, teniendo en cuenta de no lastimarlo— Snape... Agh!.. es Harry Snape, no me muerdas cariño.
— No podré aguantar más si lo dices así pequeño —lentamente fui dejando una estela de besos por su abdomen hasta llegar a su preciado amigo, sonreí, su punta estaba adornada con una perla, era una señal, no, una invitación, así que gustoso lo engulli en mi boca. Sus gemidos eran una gloria para mi, el bebé no lo escucharía ni aunque quisiera pues los hechizos estaban de mi lado. Mis dedos viajaron a su entrada trasera, encontrandola tan húmeda y lista para mi, metí el primero, sentí mis mejillas arder, no podía entender cómo la fisionomía de Harry me podía aceptar tan bien, puesto que incluso al estar ya más estirado, siempre sentía como sus paredes se tensaban hasta el borde por mi gran tamaño, mis dedos fueron entrando de uno en uno hasta que finalmente habían cuatro en su interior. Jalo un poco de mi cabello.
— Sev por favor, me vendré, métela ya —por Merlín, sus ojos estaban llorosos y su labio inferior temblaba, sin prestarle atención acelere mi movimiento de cabeza y ahueque mis mejillas, no tardo mucho en llenar mi boca de su preciada esencia, gemi, siempre sabía increíble— tonto, tonto, te dije que me vendría, lo hiciste a propósito.
— Por supuesto —pase mi lengua entre sus labios, lindo berrinche, ahora era mi turno, puse una pierna sobre mi hombro y de una sola estancada metí mi masa caliente en su interior, no quería esperar más ¿Por qué ponía esas expresiones? Era tan adorable y sexy a la vez que parecía casi imposible.
La habitación se llenó de chapoteos, las gotas de sudor recorrían descaradamente nuestros cuerpos, Los minutos pasaban, Harry llevaba su tercera corrida, yo apenas había soltado la primera y aún así quería seguí llenándolo hasta el tope, decidimos que mientras el pequeño no tuviera 4 años no tendríamos otro bebé por el momento, más decisión de él que mía, lo respete y ahora, cada tres meses, tomaba una posición, bien podría decirse anticonceptiva, no tenía efectos secundarios y todo estaba yendo bien, mientras él fuera feliz, yo también lo sería.
El cuarto olía a lujuria, feromonas, había calor, mis embestidas se hicieron más fuertes cuando sentí el cosquilleo en mi vientre, Harry estaba en cuatro, sus mejillas traseras rojas por los azotes que previamente les había dado, las abrí, no sé si era el único alfa que le gustan ver como su miembro entraba y salía del interior de su compañero pero a mí me hacía enloquecer. No pasó mucho tiempo cuando grandes cantidades de semen lo llenaron, en consecuencia Harry llegó conmigo, cerré los ojos, sus paredes me apretaban cada vez que llegaba al clímax, el nudo está allí así que nos acosté en forma de cucharita. Besé su hombro y enterré mi cara en su cuello.
...
— Sí, estás precioso, ahora ve con Draco —mi mano sobaba al pequeño que se encontraba dormido contra mi pecho, está cosa, para cargar bebés era simplemente práctica, a él le gustaba sentir mi calor y yo estaba a gusto con mi hijo así que era un acuerdo mutuo, además, ya había reaccionado bien al aula de clases, siendo un buen bebé y durmiendo mientras explicaba, ocasionalmente lloraría por hambre, un biberón después estaría tranquilo y jugaría con sus manos o intentaría llevarse el pie a la boca.
— En serio cariño, si supone algún problema para ti es mejor que me lo llevé —fruncí el ceño, él hizo una mueca nerviosa—, eh... Lo siento, sé que me equivoque de palabra.
— También soy su padre, tú tienes que salir y disfrutar, todavía eres joven, no tienes que regirte por esas reglas banales de que los omegas tienen que estar anclados a los quehaceres del hogar —arregle las cosas en mi escritorio, aparte de eso, también servía de ejemplo para los estudiantes, las ideologías cambiaban pero siempre estaban aquellos que poseían un cerebro derretido que pesaban de manera arcaica.
— Lo siento me perdí en que aún soy joven, no eres un anciano Severus —rió bajito, sonreí, la verdad si era un anciano aunque este no lo admitiera— bien, bien, me voy, te amo y te amo.
Dicho esto beso mis labios y la cabeza del bebé para después desaparecer por la puerta, sonreí, el periodo de clases dió inicio y comencé a explicar a lo estudiantes las posiciones por hacer. Mi orgullo crecía al ver a los omegas suspirar de dulzura y a los Alfas con ligeras miradas de envidia, sip, era sensacional tener a tu compañero predestinado contigo. Uno que otro alumno siempre se ofrecería a cargar al bebé, pero yo no era Harry, ¡Era mío!, Es por eso que ya nadie preguntaba.
No sé que era mejor, tener un hijo increíble y obediente o un esposo que me esperaba todas las noches con una comida caliente para la cena, sonreí, ambos, definitivamente, no sé que hice de bien en mi vida pero estaba agradecido con todas las deidades por esta grandiosa familia y vida que tenía.
Fin.
Ahora sí, ya es todo, gracias guapas y guapos ♥😘
Gracias en serio a todos aquellos que comentaron en mi historia, fue divertido leerlos ♥
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Mezcla el verde con el negro.
FanfictionLa vida de Snape era desabrida, sin color, rutinaria, hasta que su mejor amigo y compadre le aconseja comprar un esclavo, no teniendo nada que hacer accede. Harry tiene los ojos más hermosos que haya visto jamás, huele tan ridículamente bien y es ta...