3 parte 2

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Pov Snape.

Agarre sus caderas y lo voltee para poder tener acceso a su trasero, con mis manos abrí sus glúteos sólo para ver como su rosado agujero pulsaba lanzando grandes cantidades de lubricación, pase las yemas de mis dedos por el haciendo que Harry se estremeciera, él me miraba sobre su hombro completamente sonrojado y con los labios entreabiertos, yo quería darle una mirada más obscena, agarré la varita que todavía se encontraba en mis pantalones, la agite e hice que un espejo apareciera frente a él en donde se reflejaba mi rostro y lo que haría a continuación. Pase la lengua por la fruncida entrada recolectando gran parte de ese líquido, gemí ronco de placer, esto era mejor que todo lo que había probado en mi vida, sabía, sabía a, joder no podía explicarlo, le había hecho rimming a varios omegas pero nada de eso se compraba con lo que estaba probando ahora. Lamí con ímpetu, para mi no tan sorpresa salían cada vez más chorros del espeso lubricante, metía y sacaba la punta de mi lengua por ese agujero, los gemidos de Harry eran cada vez más agudos, las palabras salían incoherentes de su boca.

— Sev, agh~, unnmg, ¡por Merlín! —metí un poco mis dedos pulgares dentro de su dígito abriéndolo y para poder meter la lengua un poco más profundo, los chasquidos sonaban tan obscenos que no parecían reales. ¿Sev? Así es como había escuchado que me llamaba y eso sonó tan íntimo, me gustó eso— p-por favor, hazme t-tuyo.

Mi nariz cosquilleo el líquido preseminal salía más, él estaba apunto de llegar, volví a agarrar sus caderas y lo gire bruscamente, con la varita hice desaparecer el espejo junto con mi ropa e hice aparecer un preservativo. Él pareció confundido pero yo debía de protegerlo, él era mi compañero, él seguía siendo muy joven.

— No, no te pongas eso —agarro mis manos, sus ojitos me suplicaban, aparte sus manos con delicadeza y acaricie su mejilla, yo lo había detallado tanto, cada lunar, arruga, cada pestaña o línea de su labio, él era perfecto.

— Escucha, por favor, debes de entender esto, si un omega es tomado por un alfa este tiene el 95% de probabilidad de quedar embarazado —plante un beso en su frente, él asintió confundido como si eso era algo básico de saber, y aunque lo era eso no aplica en mi— pero conmigo la probabilidad es del 110% yo puedo darte crías la primera noche y yo no quiero eso.

— ¡Pero yo sí! Quiero tener tus bebés dentro de mi, sentirte correrte y llenarme —clavo sus uñas en mis hombros, era la primera vez que Harry me hablaba con convicción, con deseo y anhelo, se restregó contra mi— tómame, poseenos (a él y su animal) lléname de tus hijos. Eres mi otra mitad.

— Basta —hablé con mi voz alfa, lo hice inconcientemente y me reprendí por hacerlo, sus ojos se agrandaron y paró con la rabieta inmediatamente, lamí su mejilla izquierda para darle consuelo— por favor, entiende.

Asintió sin más, la realidad era que no me sonaba mal la idea de tener un bebé con él y aunque mi lobo aullaba molesto tenía mis razones así que deje que la razón humana se hiciera cargo de mi de momento. Puse el preservativo en mi miembro, esto era incómodo, realmente no me gustaba usar este condón, no era como el de los humanos, el cual tendía a ser más cómodo pero igual de eficaz como no usarlo, para mi suerte y el de muchos alfas un hombre, un omega muy bien estudiado de Estados Unidos lo había patentado, algo que muchos seres sobrenaturales habían aclamado como muchos otros querían quitarlo del mercado, al fin y al cabo no podíamos contagiarnos de alguna enfermedad pero muchos no querían ser padres prematuramente. Bese a Harry como si no hubiera un mañana, sus labios eran suave con un ligero sabor a mandarina, su lengua no se hizo esperar, enredándose con la mía, emitiendo chasquidos, chupe la misma con regocijo y alinee mi punta en su entrada, metiéndola y sacándola para probarlo, los dedos ni siquiera necesitaban prepararlo, estaba muy seguro de que sería como meter el pie en la talla correcta de zapato.

— ¡Métete de una vez! —gritó agudamente impaciente, reí y le concedi su deseo, metiendome de lleno en él, sus ojos se fueron hacia atrás y su boca se abrió con un gemido que se detuvo a la mitad para después aullar brevemente. Sorprendido enterré mi cara en su cuello, respire profundo, debía acostumbrarme, él era virgen, un virgen extremadamente apretado, maldición, estaba jadeando, nunca había estado con una persona virgen y ahora estando dentro de él, no quería estar con nadie más jamás. Sus caderas se movieron después de un momento, gimiendo brevemente, lamí su mandíbula y lo miré directo a los ojos, se veía tan hermoso sonrojado— p-perdon por aullar, y-yo no sé porque... Agh~

— Eres precioso —lo embesti fuerte, su espalda se arqueo al comenzar con el suave vaivén de mis caderas, escuchar los sonidos que salían de su boca era muy satisfactorio, porque yo era quien los provocaba. Agarré sus muslos e hice que se enrollaran al rededor de mi— dime, dime qué te gusta sentir mi grueso pene dentro de ti ¿Puedes sentir lo duro que estoy?

— S-sí —mis embistes aumentaron, su lengua estaba ligeramente salida, la bese y él sonrió, su boquita entreabierta era adorable, al menos, para mi ¿Y cómo no? Yo sería el único que lo vería en esta situación de ahora en adelante. No seas egoísta. ¿Ego... Qué? Estaba abrumado por el calor, mis caderas aumentaron la marcha y lo sentí, animal y humano  juntos, ser presos de la situación. Yo lo amaba, en serio, amar como de no querer que nada malo le pasará, amar como de matar a alguien si le llegará a lastimar, como de querer mostrarle el mundo... Como de darle todo y estar por siempre con él. Mi nariz cosquilleo, Harry estaba cerca, mis encías comenzaron a picar, mis dientes afilados apareciendo, mis ojos, estaba completamente seguro de que se tornaron de color rojo— alfa, Sev, márcame, estoy cerca.

Mostró más su cuello inclinando su cabeza a un lado, perdí el control, sobre todo de mis penetraciones, duras y profundas, el sonido era tan obsceno como viscoso. Abrí más grande mi boca y con mi mano derecha empecé a masturbarlo, sin más enterré mis dientes en la unión de su cuello y hombro. Entre en el nirvana, una explosión de colores estalló ante mi vista, el olor a semen impregnó el aire, sus paredes al rededor de mi pene se apretaron, varias embestidas duras después y salí de él para quitar el preservativo y correrme en su abdomen, piernas y pecho, gruñi fuerte ¿Cuanto semen había dentro de mi? Era el orgasmo más largo que había tenido en mi vida. Saque mis dientes de su carne y lamí el área para cicatrizarlo. Me acosté junto a él jadeando con fuerza, agarré su brazo e hice que me abrazara, su pecho subiendo y bajando rápido, acaricie la piel desnuda de su espalda con delicadeza, después de darle breves besos en su cabeza su respiración se calmó. Después de la bruma del orgasmo la preocupación vino a mi.

Maldición que hice.

Lo prometido es deuda...
Me gustaría saber si tienen alguna idea en particular que quieran ver en esta corta historia. Estoy dispuesto a escuchar.

Mezcla el verde con el negro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora