Capítulo Veinte

102 14 109
                                    

Capítulo 20

Riley.

Desde que me había despertado no podía dejar de pensar en lo que ocurrió anoche en el bosque.

Mi estómago estaba cerrado por completo, me sentía sucia al no poder contarle a Mer lo que vi anoche.

—Tienes que comer algo.— la voz de Sirius me sacó de mis pensamientos.

Había llegado antes de lo normal, aún no había ni la mitad de alimentos encima de las mesas y por lo visto no era la única.

—Me es imposible...— suspiré abrazándome a mí misma.

–Se que te ocurre algo, pero si no comes todos se van a dar cuenta—Se sentó a mi lado.

—¿Qué haces tú tan temprano por aquí? — indagué ya que Sirius era uno de los que siempre llegaba más tarde.

—He pasado una noche de perros...— se desperezó — Espero que la tuya haya sido mejor que la nuestra...— me miró nervioso y se autocorrigio rápidamente—Eh...digo que la mía con los chicos...— se rascó la nuca nervioso— Me tengo que ir Chispa...— dijo mientras se dirigía a las puerta del Gran Comedor.

No sé qué tramaba Sirius y los chicos pero algo bueno seguro que no era.

Vista la situación decidí que lo mejor era saltarme el desayuno y esquivar al máximo de gente posible, sobretodo a Mer.

Aún faltan un par de horas para las clases así que decidí deambular por los pasillos sin rumbo fijo. Sin darme cuenta llegue a la sala donde se encontraba el piano.

La mejor forma de relajarme era tocándolo.

Llevaba tiempo sin venir y por el polvo acumulado supuse que era la única que solía venir aquí.

—"Scourgify"

El piano estaba como nuevo, así que sin más rodeos me puse a tocarlo. Y como siempre me dejaba llevar por mis emociones.

Realmente estaba abrumada y no lo sabía. Resulta que lo más probable es que mi madre fuera una vidente y nosotras también. Mis tíos quieren ocultarnos información que saben, a veces me gustaría volver al pasado y estar en Bélgica con Eleanor. Era mi única y mejor amiga en Beauxbatons, con todo esto que estaba ocurriendo había perdido el contacto con ella, algo de lo que me había arrepentido.

—Avelgem...— me limpie mis lágrimas con el dorso del Jersey. — Tenemos que volver a casa... tiene que haber algo allí...

Me levanté tan rápido que me mareé y tuve que volver a sentarme.

Creí que había sido algo momentáneo, pero en cuanto el dolor aumento sabía lo que venía.

Antes de que fuera a más decidí volver a mí cuarto pero todo lo que hice fue en vano.

Mis rodillas amortiguaron la caída en medio de las mazmorras.

El pasillo se encontraba vacío y yo no podía levantarme.

—Mer...— musité. El dolor era insoportable aún así apoyé mi mano en la pared y me ayude con ella, para intentar levántame, rezando para que el dolor pasara rápido.

—¿Ly?— mis ojos no enfocaban bien a Wyatt, estaba viendo a Lily, acomodando la corbata a mí hermana.

Pude notar el nerviosismo de Mer y a continuación una mirada pervertida por parte de la pelirroja. Mi melliza seguía nerviosa podía notarlo.

Mi peso fue sujetado por el Hufflepuff, quien me llevó a un sitio más tranquilo. En breve los pasillos serían un caos de alumnos.

—¡Riley, te estoy hablando! — Wyatt agarró mi rostro y poco a poco pude verlo con más claridad.

La Verdad De Sus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora